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La Cumbre de Vilnius: Un mensaje entre líneas

 

Entre el 11 y 12 del corriente mes de julio, del presente año 2023, se celebró en Vilnius, Lituania la Cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).  Los resultados alcanzados me hacen tener dos percepciones muy particulares: en primer lugar, que no tuvo la misma carga emocional ni estratégica que la realizada en Madrid en el 2022, influenciada por la invasión de Rusia a Ucrania, y en segundo lugar que la guerra en Ucrania ya no presenta la conmoción y la urgencia de entonces. 

Esa reunión se llevó a cabo en momentos en que la guerra de Rusia contra Ucrania continúa, así como las perturbaciones creadas por un intento fallido de sublevación que continúa teniendo resonancia en Moscú. Para los líderes de la OTAN la adhesión de Suecia a la alianza, que había sido retrasada por el presidente Recep Tayyip Erdogan, era fundamental, pero más importante que eso era restaurar la credibilidad de una alianza que el presidente francés, Emmanuel Macron diagnosticó, “que padecía de muerte cerebral”.  

Pero ¿por qué era prioridad la solución de los problemas que evitaban el ingreso de Suecia? 

El ingreso de Suecia a la OTAN allana el camino para completar el marco de seguridad del norte de Europa. La Alianza Atlántica se consolidaría estratégicamente con la integración de ese socio, al reforzar sus capacidades en el Ártico y, sobre todo, en el mar Báltico, donde la isla de Gotland y la flota de submarinos de la Armada sueca, suponen una garantía para la defensa de Polonia y los países bálticos.

Con la entrada de Suecia en la OTAN, la isla Gotland se convertirá en uno de los bastiones de la Alianza. Cabe recordar las palabras de Ben Hodges en el 2020, entonces comandante del ejército de Estados Unidos en Europa, “no existe una isla en el mundo con mayor importancia estratégica”. Y es que la isla Gotland está ubicada a menos de 300 kilómetros de Kaliningrado, un enclave ruso situado entre Polonia y Lituania que alberga la Flota Rusa del Báltico. Las aguas de ese mar son navegables todo el año y más de 1.500 buques utilizan a diario esta vía marítima. Según los expertos en estrategia militar de la OTAN, quien controla la isla de Gotland, puede dominar el espacio aéreo y marítimo del sur del Báltico.

La seguridad de Europa sigue siendo prioritaria, es por ello que si bien es cierto que Rusia está perdiendo la guerra contra Ucrania, también lo es que Estados Unidos y la OTAN han mostrado su fortaleza frente a lo que se pudiera presentar en el mediano y largo plazo a nivel global, sobre todo porque al otro lado del mundo, China se ha ido convirtiendo en líder del mundo autocrático, teniendo a Rusia como su principal servidor. Algunos analistas políticos europeos vienen señalando que la UE esquivaría las consecuencias de esta guerra, pero podría verse seriamente desafiada en la próxima.

Lo cual podría ser válido, bajo el hipotético escenario en el que en un enfrentamiento entre Estados Unidos y China, los Estados Unidos enfoque sus recursos a ese conflicto y deje a Europa que se defienda sola. Al momento de redactar este párrafo, recordé una máxima de las artes marciales que dice: “En la calle, la mejor pelea es la que no se produce”. Es aquí donde juega un papel importante la cohabitación, es decir: colaborar donde sea posible, competir donde sea necesario y confrontar donde se requiera.

Europa es una potencia al igual que Estados Unidos y China, pero, siempre hay un pero, solo en la regulación del comercio, los estándares y las inversiones, pero un actor secundario en lo que respecta a la defensa y la seguridad. 

Hace más de 515 días que comenzó la guerra entre Rusia y Ucrania y durante este tiempo no ha habido ninguna señal de ruptura entre los aliados, al mismo tiempo la OTAN se amplía con un nuevo socio como Finlandia, ya incorporado, y otro como Suecia aceptado finalmente por Erdogan después de un año en la sala de espera. Lo que significa que el Báltico se convirtió en tierra de la OTAN.

Es importante resaltar que el país donde se realizó la reunión es simbólicamente eso. Al igual que Estonia y Letonia, Lituania representa la resistencia al yugo ruso-soviético. Los estados bálticos fueron invadidos por la URSS en los años 40 y esta adhesión nunca fue reconocida por los Estados Unidos. Vilnius, la capital de Lituania es una ciudad que se encuentra a 90 kilómetros de Bielorrusia y a 150 de Kaliningrado, que como señalé anteriormente, es un enclave militarizado donde Rusia acumula armas nucleares y una parte importante de su sistema de control de acceso a su territorio. 

De cara al futuro, la OTAN tiene a tres Estados que aspiran formar parte de la Alianza: Bosnia, Georgia y Ucrania. El caso de Bosnia es especialmente complejo, ya que la plurinacionalidad del Estado bosnio hace casi imposible su adhesión, debido a que en el caso de que se admitiera, Moscú podría tener voz y veto a través de ellos en la alianza, puesto que los serbobosnios, sector que controla la seguridad en Bosnia, son pro-Putin. 

En el caso de Georgia, es diferente, ya que su sociedad se ha mostrado muy favorable a occidente y a la posibilidad de integrarse a la alianza. Sin embargo, en la actualidad, está gobernado por un ejecutivo cercano a Putin.

En el caso de Ucrania, su adhesión estaría sujeta al acuerdo de los aliados y al cumplimiento de condiciones. La cuestión ahora es cuándo, lo cual dependerá, por un lado de la evolución del conflicto que mantiene con Rusia y por el otro, podría esperar hasta la próxima reunión en Washington, en el 2024, para que se diera en el marco de la celebración del 75 aniversario de la Alianza.

Mientras tanto, Ucrania continuará teniendo una relación privilegiada, no solo por la transferencia de armas o por el entrenamiento de sus tropas, sino por la creación de un Consejo OTAN-Ucrania donde Ucrania tendrá voz como cualquier otro miembro, aunque (por el momento) sin voto.

Respecto al mensaje entre líneas, espero que Uds., amigos lectores, lo descifren.

Luis Velasquez

  Embajador

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