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La Cumbre del Clima crea un fondo para compensar los daños del calentamiento global en países vulnerables

Los países acuerdan formar ahora un comité de transición para definir las fuentes de financiación y el funcionamiento

La presidencia del la Cumbre del Clima de Egipto, la COP27

Parecía casi imposible, pero después de tres décadas, los países en desarrollo han conseguido el compromiso de casi 200 naciones para crear un fondo que los compense por los estragos que el cambio climático ya causa en sus territorios, y los que seguirá causando. La Cumbre del Clima de Egipto, la COP27,ha aprobado de madrugada en su reunión plenaria la creación de este fondo, aunque no se hará inmediatamente efectivo. Sin embargo, los países no ahondaron en la lucha contra los combustibles fósiles o el recorte de gases de efecto invernadero, como demandaban algunas partes.

La cita de Sharm el-Sheijamenazó con naufragar en sus últimas jornadas, después de pasar casi dos semanas de conversaciones entre todos los países. Las críticas a la gestión de la presidencia del encuentro internacional, en manos del ministro de Exteriores de Egipto, Sameh Shoukry, fueron incrementándose en los últimos días y el jefe de los negociadores europeos, Frans Timmermans, llegó a amenazar con abandonar las negociaciones ante la falta de ambición de los textos.

En un acuerdo histórico, el fondo aprobado dará asistencia a los países «particularmente vulnerables» a los efectos del cambio climático y podrá incluir fuentes de financiación alternativas, que no solo tenga en cuenta a los países que forman parte del Acuerdo de París.

Esta partida de ‘pérdidas y daños’ se ha abordado en esta cumbre por primera vez, pese a que los países vulnerables llevaban treinta años reclamándolo. Para este bloque de Estados, como los pequeños países insulares del Pacífico, era fundamental volver a casa con medidas tangibles, aunque Estados Unidos y la UE se resistían a crear un fondo específico. Por una parte, temían sentar la base a unas reclamaciones sin fin. Por otra, pedían reconsiderar las reglas del juego y tener en cuenta la capacidad económica actual de los países, no las que había hace 30 años. Una petición que parecía involucrar a China.

Finalmente, el texto llama a «expandir las fuentes de financiación«, lo que deja la puerta abierta a que China u otros países petroleros participen. También se invita al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial a considerar la posibilidad de contribuir con algún tipo de acuerdo. No obstante, para definir este fondo y las posibles fuentes de financiación, se establecerá un comité de transición formado por 24 países que hará sus propuestas en la cumbre del clima del próximo año.

Sin aumentar los recortes de emisiones

Este acuerdo se vio ensombrecido, sin embargo, por la falta de avances en los planes de recortes de emisiones, una de las batallas de la Unión Europea. Son necesarios para intentar limitar la temperatura del planeta en 1,5 grados de calentamiento, un umbral a partir del cual los impactos del cambio climático se multiplican. El texto reconoce la necesidad de «continuar con los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura» a este umbral, pero tampoco se ha endurecido el lenguaje sobre los combustibles fósiles: la declaración final pide acelerar la reducción gradual del carbón, el combustible fósil más contaminante, pero no la del petróleo o el gas.

El problema radica en que, para poder mantener al alcance el objetivo de 1,5 grados de calentamiento global, los países deberían hacer caer sus emisiones un 45% en los próximos ocho años, algo que sí recogen los planes de la UE, según defiende. Pero a nivel mundial, el planeta se dirige hacia los 2,5 grados de calentamiento. De ahí el énfasis para que todos los países actualicen sus planes nacionales de recortes de emisiones.

«Esta COP ha debilitado los requisitos para que los países elaboren nuevos y más ambiciosos compromisos. El texto no menciona la reducción gradual de los combustibles fósiles y hace escasas referencias a la ciencia y al objetivo de 1,5 grados. La Presidencia egipcia ha elaborado un texto que protege claramente a los petroestados del petróleo y el gas ya las industrias de los combustibles fósiles», ha opinado Laurence Tubiana, presidenta de la Fundación Europea del Clima y quien fuera una de las arquitectas del Acuerdo de París de 2015.

 

 

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