La economía cubana y su reconstrucción desde la mirada de Jorge Sanguinetty
Tegucigalpa. – ¿Quién es Jorge Sanguinetty? Nació en La Habana en 1937. Antes de emigrar a Estados Unidos en 1967, trabajó en Cuba como economista en el Instituto Nacional de la Industria Turística, la Junta Central de Planificación y el Ministerio de la Industria Azucarera. Esta experiencia se refleja en la excepcionalidad de sus análisis y aportes, que está bien descrito parafraseando a José Martí, el apóstol de nuestra independencia nacional, cuando dice “viví en el monstruo y conozco sus entrañas”.
Tras emigrar de Cuba hizo su doctorado en economía en City University de New York. En los Estados Unidos ha dirigido programas de Naciones Unidas sobre educación y desarrollo económico en América Latina. Creó y dirigió el Programa Latinoamericano en Economía Aplicada de American University (Washington, D.C.) con el apoyo de la Organización de Estados Americanos. Fue presidente y fundador de la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana, así como del Development Research Center, organización sin fines de lucro dedicada a la investigación en las ciencias sociales.
En 1984 funda DevTech Systems, Inc., una firma consultora con sede en las ciudades de Washington D.C. y Miami. Por 37 años, fue su director ejecutivo y presidente de la Junta de directores. Al presente, la firma sigue operando con reconocimiento internacional, Se especializa educación y capacitación para el desarrollo, escuelas vocacionales, salud, medio ambiente, presupuesto nacional, reforma del Estado, administración de la justicia e inversión privada. El Dr. Sanguinetty continúa siendo en Dev.Tech uno de sus principales asesores.
Desde que se exiló en 1967 en los Estados Unidos ha escrito más de 50 artículos periodísticos y 4 libros, todos sobre Cuba. Tres de los libros recopilan los artículos publicados hasta ese momento. Se basan en información estadística actualizada, usando fuentes diversas y reconocidas por el análisis crítico que hacen, sus causas, efectos e impacto en lo social, político y en la naturaleza del cubano a pie.
El éxito profesional del Dr. Sanguinetty en los Estados Unidos se explica por estar al día en la era en que vivimos. Usa en sus aportes el enfoque de la “Nueva Economía Política/NEP” y el análisis multidisciplinario en ciencias sociales.
A continuación, sigue la entrevista a distancia que le hizo desde Honduras el Dr. Ricardo Puerta, Sociólogo, al Dr. Sanguinetty, en Miami, para esta columna de Criterios, de Proceso.hn, periódico digital de Honduras, sobre la economía cubana y su reconstrucción. El doctor Sanguinetty responde a 18 preguntas hechas por Puerta.
1. ¿Cuáles son los indicadores que explican la gravedad de la situación actual de Cuba?
El recrudecimiento actual de la crisis se observa en el aumento de la pobreza, el número creciente de los que abandonan el país y la visible falta de capacidad y recursos del Gobierno cubano para estabilizar la economía y pagar la enorme deuda externa que tiene. Eso explica las protestas callejeras del 2021 y la represión policial que aún predomina.
Con frecuencia, se habla de reformas económicas, de una reconstrucción y hasta de la aplicación de un Plan Marshall para Cuba. Además de la demostrada incompetencia de los gobernantes cubanos para mejorar la economía nacional, hay que sumar su falta de voluntad política para enfrentar el problema y resolverlo.
2. ¿Qué sentido tiene hablar de reconstrucción en las condiciones actuales?
Quizás no lo tenga para todos los cubanos, pero sí para los que no se hayan adaptado a vivir bajo las miserables condiciones del totalitarismo vigente y que se rehúsan a emigrar. Son los que mantienen un interés en las políticas del Gobierno, el futuro del país, su economía y el nivel de vida de la población.
3. ¿Para qué sirve mantener un dialogo sobre el futuro de Cuba en las actuales condiciones tan deprimentes?
Espero que lo dialogado contribuya a que se creen las condiciones para salir del estancamiento, aunque hasta ahora, sin saber cuándo llegaremos a eso.
4. Concretamente, ¿de qué hablamos cuándo nos decidimos a reconstruir la economía cubana?
La economía es un concepto abstracto que abarca las infinitas actividades y transacciones que continuamente llevan a cabo los miembros de toda sociedad para producir y distribuir los bienes y servicios que necesitan o desean. La economía representa el metabolismo que cada sociedad necesita para sostenerse, crecer y reproducirse. Es un proceso de difícil visualización, porque sus actividades y transacciones están a cargo de las empresas y organizaciones afines, que a su vez se relacionan entre sí, de múltiples y muy complejas maneras.
5. ¿Cómo era la económica cubana hasta 1959?
Hasta 1959 Cuba era el primer país tropical subdesarrollado que alcanzó un desarrollo de nivel intermedio. Antes de 1959 había en Cuba una clase media significativa en relación a la población total. Hasta ese año, Cuba era el tercer país más desarrollado de América Latina y mostraba índices socioeconómicos superiores a los de muchas regiones del centro de EEUU o el sur de Europa, zonas de referencia para el cubano de a pie, que no solía compararse con sus homólogos de América Central o del Caribe.
6. ¿Qué paso en Cuba después de 1959?
Actualmente Cuba está entre los países más pobres de América Latina. El desarrollo logrado por el país fue abruptamente detenido y revertido por la Revolución con las medidas adoptadas entre 1960 y 1968, cuando todas las empresas fueron expropiadas y pasaron a ser
administradas por entidades estatales, inspiradas dentro del sistema de planificación central de tipo soviético. Muchas empresas, incluso sectores enteros de la economía, como el financiero y el de servicios legales y profesionales, desaparecieron. Pero el cambio más radical consistió en que, de pronto, la economía del país no estaría primordialmente dedicada a satisfacer las necesidades de la población, sino las órdenes y el control del Gobierno central.
7. ¿Cómo quedó funcionando la economía cubana cuando todas sus empresas se volvieron estatales?
La economía cubana se debilitó dramáticamente, debido al predominio que el Gobierno cubano le dio a las empresas estatales. Las empresas del país experimentaron tres tipos de choques traumáticos que modificaron radicalmente el modo en que operaban y sus respectivas capacidades productivas.
El primer golpe fue el de las expropiaciones mismas, que eliminaron la propiedad privada de los medios de producción, convirtiéndolos en propiedad del estado. Desapareciendo con ello el vínculo que existía entre los antiguos propietarios y sus empresas. El manejo gerencial y administrativo de las mismas, quedó a cargo de los nuevos burócratas y políticos del Gobierno inepto, recién instalado.
El otro choque o segundo cambio radical, consistió en que las empresas, bajo la administración del Estado, tendrían que funcionar dentro de las normas y condiciones inflexibles de una planificación central socialista, que nunca llegó a organizarse y menos a operar como se esperaba. Así, las empresas fueron perdiendo todas las formas de autonomía que eran típicas de la economía de mercado.
El tercer choque traumático sufrido por las empresas consistió en las intervenciones directas, improvisadas y erráticas que hacía el jefe superior del gobierno, Fidel Castro. Era una característica tan insólita, como imposible de estudiar, mucho menos de poderla siquiera analizar abiertamente. Fidel, como máximo líder de la Revolución, manejaba la Isla como si todo el territorio nacional fuera su economía privada, creando con ello una especie de bloqueo interno, convirtiendo en intocable todo lo que él tocaba. Al mismo tiempo, como político astuto, usaba el poder supremo –que disfrutaba y se le reconocía– como un instrumento de control político y de represión contra sus oponentes, reales, potenciales e imaginarios.
8. ¿Qué efectos tuvieron esos 3 cambios radicales en la economía cubana, todos intervencionistas y estatales?
Dichas intervenciones culminaron con el descalabro de la muy mal concebida zafra de los 10 millones de toneladas de azúcar en 1970, que solo llegó a producir 8.5 millones de toneladas a un costo todavía desconocido. El esfuerzo, personalmente iniciado sin una evaluación previa y dirigido por Fidel, con su conocido estilo desordenado, causó grandes estragos en el resto de la economía por la urgencia con que se sustrajeron recursos de otros sectores para reasignarlos al azúcar. Y aunque ya el propio Castro había decretado que la economía cubana se regiría por la planificación central, el esfuerzo azucarero fue casi completamente llevado a cabo por fuera de la misma.
9. ¿Cuándo y por quién fue que Cuba aceptó finalmente la planificación económica central de tipo soviético?
Fue cuando Fidel parece haber reconocido la falta de una dirección más eficaz de la economía y permitió una iniciativa de su hermano Raúl, dirigida a introducir un cierto nivel de disciplina en el aparato de dirección y planificación. Entonces, la economía cubana comenzó, más en teoría que en la práctica, más en palabras que en un proceso real, a operar dentro de los cánones y jerga de la planificación central en el marco del sistema soviético. Pero ya dicha economía, por medio de sus empresas, en ese momento todas estatales, había perdido la capacidad productiva y la solvencia de otros tiempos, y más ahora que continuaba dependiendo de los subsidios soviéticos, por un descontrolado y creciente endeudamiento externo para mantenerla a flote.
10. ¿Qué efecto tuvo en Cuba la desintegración de la Unión Soviética en 1,991?
Con la desintegración de la Unión Soviética, en 1991 la pérdida de los subsidios provocó una contracción traumática del nivel de actividad económica, cuando Fidel se vio obligado a improvisar, con urgencia, lo que él llamó «Período Especial en Tiempo de Paz», reflejado en un recrudecimiento intenso de la escasez en Cuba. En consecuencia, el Gobierno tuvo que reducir al máximo las cuotas de racionamiento existentes, las cuales se venían contrayendo desde 1962. Muchas de ellas por debajo de lo mínimo para poder subsistir “normalmente”.
La pérdida de los subsidios soviéticos mostró –de manera dramática– la debilidad estructural de la economía cubana. En rigor, la misma puede calificarse de ser “una economía castrista”, por los rasgos sui géneris y personalistas que tiene, y por ser muy diferente de las economías típicas del campo socialista o comunista. Había sido el mismo Fidel, personalmente, quien había dictado su implantación, no desde un organismo planificador, un consejo económico o alguna otra entidad pública. Fidel lo había hecho en contra del consejo de sus propios asesores. Por esas razones, cualquier socialista o comunista recalcitrante podría haber criticado a Castro por perseguir una estrategia errada, al crear una dependencia extrema en los subsidios soviéticos, impidiendo con ello que las empresas estatales cubanas alcanzarán, eventualmente, su autosuficiencia financiera.
11. ¿Cómo calificarías la década de los 90’s en Cuba?
La década de los 90 se caracterizó por la improvisación de medidas de urgencia, destinadas a mantener una economía quebrada, pero que a la vez siguiera sirviendo como un instrumento del control político y represión de los ciudadanos. Tengo que insistir en este punto, omitido con frecuencia por analistas cuyo marco metodológico debiera incluir el de la «Nueva Economía Política» aplicado a Cuba. Desde el comienzo de la Revolución, el principio estratégico central para manejar la economía nacional bajo el poder absoluto de Fidel Castro fue no solo utilizado como un instrumento de control político de la población, sino también como elemento principal del designio en su agenda de la “lucha antiimperialista” contra Estados Unidos, como Fidel mismo lo había confesado. De este modo, muchas de las decisiones que se tomaban sobre la economía le parecían como irracionales, o simplemente erradas a los observadores, que no conocían a fondo el intríngulis del Gobierno y sus objetivos políticos.
12. ¿Cómo Fidel Castro trató de salir del rollo que él mismo había creado como artífice y máximo líder del sistema imperante?
Las medidas económicas que Fidel Castro permitió —forzado por las circunstancias y casi siempre a regañadientes— se concentraron en 5 medidas: a) la apertura al turismo internacional, a lo que él mismo se había opuesto enfáticamente al comienzo de la Revolución; b) las remesas de dólares provenientes de los cubanos en el exilio; c) la liberalización de la circulación del dólar americano y otras monedas convertibles para transacciones en la Isla; d) la apertura muy limitada al trabajo por cuenta propia y e) la aceptación de algunas inversiones privadas de origen extranjero.
13. ¿Resultaron efectivas esas medidas de reactivación de la economía?
Realmente, el Gobierno nunca llegó a adoptar las medidas liberacionistas que muchos asesores le aconsejaban. Así se fueron acumulando, junto a una deuda internacional que se haría impagable con el tiempo, los efectos perniciosos de las distorsiones en la economía, incomprendidas por los gobernantes. Las decisiones de los 90 no obedecían a una estrategia económica coherente. Más bien eran parches de emergencia que se improvisaban, generando nuevas distorsiones cuya solución se postergaba indefinidamente, como la absurda creación de un sistema monetario triple, con tasas múltiples de cambio.
La pérdida de los subsidios soviéticos fue parcialmente reemplazada al comenzar el nuevo milenio con ayuda del Gobierno de Venezuela, lo cual sirvió para extender y prolongar la dependencia externa de la economía cubana y la incapacidad de las empresas estatales de generar inversiones, y en conjunto, estabilizar la economía. Por eso, la ayuda venezolana no sería suficiente, ni duraría lo necesario para detener el continuo deterioro económico de Cuba.
14. Se dice que las medidas y gestos aperturistas, propuestos y llevados a cabo por la administración del presidente de Estados Unidos, Barack Obama en el 2014 nunca fueron aprovechados por Cuba, ¿es verdad eso?
Eso es cierto. Ya que Fidel Castro, además de boicotear lo que parecía ser una oportunidad interesante para el país, renovó su reluctancia a dar algún respiro a lo que quedaba de la economía, tal como había hecho a mediados de los 80, cuando limitó severamente los mercados libres campesinos, a pesar del éxito que estaban logrando abasteciendo el alimento a la población.
15. Y… ¿cómo está la economía cubana ahora?
La empresa estatal continúa deteriorándose, no solo en su dotación de activos físicos y financieros, sino también en su capacidad orgánica de manejo y administración rentable. La paupérrima actividad económica privada fue permitida solo para aliviar el peso del empleo excesivo de trabajadores que inflaban improductivamente la nómina estatal, pero era insuficiente para cubrir las carencias productivas de las empresas estales planificadas. El fracaso en la reciente implementación de la llamada «tarea de ordenamiento monetario» puso en clara evidencia que los gobernantes no saben cómo debe operar una empresa ni cómo se relaciona con la macroeconomía, al suponer implícitamente que las mismas responderían eficientemente a las nuevas señales derivadas de las tasas de cambio reajustadas.
16. ¿Qué conclusiones nos dejas en lo que ya has expresado?
Que cualquier reforma de la economía cubana tiene forzosamente que enfocarse en la empresa como el instrumento principal de los procesos productivos. Sin una reconceptualización de la empresa como célula productora por excelencia de la actividad económica del país, no puede haber una reconstrucción de su economía. Y ese cambio requiere que cada empresa goce de un nivel de autonomía o libertad de gestión que le permita, eficientemente, responder a todas las formas de incertidumbre que forman parte de una sociedad moderna y dinámica.
La empresa debe ser flexible para ajustar sus procesos productivos a las variaciones aleatorias continuas que afectan la demanda por lo que produce, los insumos y los trabajadores que necesita para lograrlo y las condiciones generales de la macroeconomía y las finanzas simultáneamente. Y todo eso debe estar sostenido por un sistema de incentivos para que los trabajadores estén moral y materialmente interesados y comprometidos con la eficiencia productiva de sus puestos de trabajo. Sin incentivos eficaces basados en una concepción realista, y no caprichosa de la naturaleza humana, no se puede lograr una economía eficiente.
17. ¿Cuándo Cuba llegará a eso que sugieres?
En la actualidad, la empresa estatal típica cubana, urbana o rural, está muy lejos de cumplir esas condiciones. Algunos funcionarios parecen haber reconocido que es en el sector privado donde se pueden dar las condiciones necesarias para mejorar la economía en su conjunto, pero esto significaría hacer concesiones contrarias a lo que parece ser la ideología oficial imperante (o los intereses personales y nada socialistas, ni de bien común de los que gobiernan), lo que crea un profundo dilema tanto en los gobernantes actuales como en la ciudadanía en general.
Para mejorar las condiciones económicas del país es, más que necesario, insoslayable, liberar las empresas cubanas. Esto requiere que las empresas se liberen de la planificación central y sean manejadas de manera autogestionaria, por sus administradores y trabajadores, en función de sus intereses personales, que al fin y al cabo son compatibles con los intereses personales de ellos mismos, y de los demás ciudadanos, como consumidores y bajo un régimen de competencia que evite el monopolio. En síntesis, la reconstrucción de la economía cubana exige, primordialmente, la reconstrucción de sus empresas, lo cual solo podrá lograrse con inversiones de capital privado, nacional y extranjero, y con un Gobierno que conozca las condiciones en que opera una empresa en el mundo actual. Esto significa que el Gobierno se excluya del manejo empresarial y que deje de usar la economía como un instrumento de control político de la población.
Aquí agrego unos comentarios de Roger Betancourt, Profesor Emérito de Economía de la Universidad de Maryland, quien leyó una versión inicial de las ideas que aquí expreso, y apunta que parte de la reconstrucción de la economía requiere reconceptualizar y transformar el papel de las instituciones del Estado y el Gobierno, para que sean compatibles con una economía basada en empresas autónomas y eficientes. Esto equivale a crear y hacer cumplir las reglas y regulaciones que se necesitan para proteger los derechos de los trabajadores, consumidores y empresarios, que son los verdaderos dueños y dirigentes de la economía, de modo que todos –al unísono– puedan cumplir con las tareas productivas y distributivas que la sociedad demanda, de manera continua y estable.
Al mismo tiempo que las empresas produzcan los bienes y servicios privados que la ciudadanía demanda. Para ello, el Estado debe estar a cargo de los bienes y servicios públicos que la sociedad en conjunto necesita, o sea, los que se consumen simultáneamente por todos los ciudadanos, por ejemplo: la seguridad nacional, la administración de justicia, la sanidad pública, la estabilidad de la moneda y las garantías de los derechos de propiedad, el acceso a la educación y a los servicios de salud.
18. ¿Son esos cambios factibles en la Cuba actual?
Todo parece indicar, que el primer cambio que hay que hacer en la economía cubana es reemplazar su dirigencia. Con la composición actual del Gobierno, la aparente ideología imperante y la arquitectura institucional vigente, no parece factible que se lleven a cabo los cambios que Cuba necesita para mejorar su economía. El anuncio reciente sobre la presencia en Cuba de unos empresarios rusos para aconsejar al Gobierno sobre cómo montar una economía parecida a la de la Rusia actual no es aconsejable. Equivale “a más de lo mismo”, porque tiende a replicar un sistema con una fuerte presencia del Gobierno en la economía, con casi ninguna participación ciudadana. La reconstrucción de la economía cubana depende de otras reconstrucciones, en especial la de la mentalidad de los que gobiernan, mucho más que la ideología, para que se comprometan con el bienestar de los cubanos y no con el designio mesiánico y obsoleto de un líder que ya ni siquiera existe, pero que continúa mandando, como un fantasma que sigue controlando los destinos y futuro de Cuba.