La estrategia electoral de Sánchez choca con la inquietud en el PSOE
Pedro Sánchez tomó la delantera a todos sus adversarios y es el único candidato al 10-N que ya está en plena campaña electoral. Todos los días, e incluso con varios actos, mítines y entrevistas en cada jornada, desde el pasado fin de semana. El líder del PSOE se lo juega de nuevo todo y, en busca de una movilización total, reclama al electorado progresista “un último esfuerzo” para desbloquear la situación.
Pero su estrategia electoral y la “absoluta seguridad y confianza” con la que, según su equipo, afronta las elecciones chocan con la incertidumbre y la inquietud que advierten en el PSOE, tanto en Ferraz como en los territorios. En la Moncloa, donde antes del verano confiaban en alcanzar hasta 140 escaños, las perspectivas se enfriaron. Su objetivo, en todo caso, es crecer a costa de Ciudadanos y Podemos. Ven sobre todo un amplio margen de expansión por el centro, tras “el desplome” que vaticinan a la formación naranja. Y tienen la percepción de que, aunque arañe algún escaño al PSOE, Íñigo Errejón perjudicará sobre todo a Pablo Iglesias. El conflicto catalán, pese a la incógnita de la reacción a la sentencia del 1-O, no se veía tan tensionado ni se preveía que fuera a ser gancho electoral para la derecha –como cuando en febrero Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal se citaron en Colón–, y de hecho se acariciaba que el PSC superara a ERC en las urnas.
“Habrá concentración del voto, pero el PP lo rentabilizará más en escaños”, admiten dirigentes socialistas
Pero las perspectivas están cambiando, y dirigentes del PSOE expresan su gran preocupación. En Ferraz admiten que son las elecciones “más abiertas”. Lo único que dan por seguro es que el PSOE ganará y que el PP subirá mucho, pero sin poder aspirar a gobernar por la caída de Cs. Todo lo demás, asumen, es “un riesgo”. Sobre todo, qué impacto tendrá la situación de Catalunya tras la sentencia del 1-O, cuál será el resultado final de Errejón o si la suma en los bloques de la izquierda y la derecha será muy diferente a la actual. Dirigentes de Ferraz ya sólo pronostican lograr “un puñado” más de diputados. “Sacar muchos más será difícil”, admiten.
En el PSOE de Andalucía corroboran que “será difícil crecer más”. En las autonómicas de diciembre, tras las que Susana Díaz perdió la Junta, cayeron al millón de votos. Pero el 28-A y el 26-M se recuperaron y subieron al millón y medio. “Eso es mucho, y será difícil sacar más”, reconocen ante el 10-N. Otros dirigentes socialistas auguran que ahora “habrá una concentración de voto en el PP y en el PSOE, pero el PP lo rentabilizará más en escaños”.
En cuanto a la situación de Catalunya, Sánchez esgrime ahora como prioridad de su discurso electoral, ya sea en Gavà, Huesca o Zafra, la firmeza frente al independentismo. El 155 y la ley de Seguridad Nacional están su campaña, tanto como la exhumación de Franco. El PSC también confía en ganar votos, sobre todo a costa de Cs. Pero algunos dirigentes socialistas advierten, no obstante, que la tensión territorial se suele traducir en réditos electorales para el independentismo en Catalunya y para la derecha en el resto de España. Presidentes autonómicos del PSOE confían en una sentencia “ponderada” del Supremo, que “no incendie más las cosas”. No obstante, se muestran más preocupados porque el 10-N no resuelva el bloqueo en España que por el impacto del conflicto catalán.
Hay veteranos socialistas que también alertan sobre la estrategia electoral de Sánchez. En primer lugar, descartan que se pueda producir un gran trasvase de votos de Cs al PSOE, porque advierten que Rivera desplegó ante el 28-A “un discurso muy de derechas para captar voto del PP”. Y que el grueso de su electorado, que ya estaba más en la derecha que en el centro, es “anti-Sánchez”. Así que consideran que los desencantados con Rivera volverán al PP, antes que votar al PSOE.
Otra gran incógnita es Errejón, y hasta dónde morderá votos y escaños al PSOE. Unos piensan que poco, otros se ponen en lo peor. “Nos va a meter un buen bocado”, alertan algunos dirigentes que no entienden que Sánchez, encima, le diera la bienvenida a la carrera electoral. “Nos quitará más votos a nosotros que a Podemos”, advierte otro.
Pero el temor máximo en el PSOE es que, tras el 10-N, todo quede igual que tras el 28-A. “O peor”.