La guerra en Nagorno Karabaj abre un nuevo frente en la pugna entre Putin y Erdogan
Tropas azerbaiyanas inician una vasta operación militar contra los armenios karabajíes
Bajo el pretexto de presuntos disparos con cohetes contra las tropas azerbaiyanas que custodian la «línea de separación» (frontera) con el enclave separatista de Nagorno Karabaj, las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán desencadenaron ayer de madrugada una vasta operación militar con el declarado propósito de neutralizar a los atacantes. Sin embargo, la amplitud de la ofensiva sugiere más bien que Bakú ha resuelto cortar por lo sano y recuperar Nagorno Karabaj por la fuerza.
Armenios y azerbaiyanos se culpan mutuamente de los enfrentamientos mientras ambos gobiernos, al igual que las autoridades de Nagorno Karabaj, han declarado la ley marcial y la movilización general. En Bakú, la capital azerbaiyana, y en otras ciudades del país, se ha establecido incluso el toque de queda.
Tanto el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, como el presidente azerbaiyano, Ilham Alíev se han dirigido a sus respectivas ciudadanías con mensajes alertando de la gravedad del momento, culpabilizando a la parte contraría y asegurando que actuarán con contundencia contra el enemigo. Nagorno Karabaj es un territorio de mayoría armenia desgajado de Azerbaiyán hace treinta años.
Según los separatistas de la autoproclamada república de Nagorno Karabaj, ayer por la mañana, tropas azerbaiyanas bombardearon con lanzaderas «Grad» la capital del enclave, Stepanakert, y otras zonas cercanas, causando muertos y heridos entre los combatientes karabajíes y los civiles. Declararon que después aparecieron tanques, helicópteros y drones.
El mando de las fuerzas karabajíes, citado por la prensa armenia, habló de «graves pérdidas» en las filas azerbaiyanas, pero reconoció también 16 bajas propias y un centenar de muertos. La misma fuente sostuvo que lograron destruir al Ejército azerbaiyano cuatro helicópteros, diez tanques, un vehículo blindado para transporte de tropas y quince drones.
Asentamientos armenios
Mientras tanto, Alíev anunciaba en su alocución televisiva el inicio de «contraoperaciones» a lo largo de toda la frontera con Nagorno Karabaj. El Ministerio de Defensa de Azerbaiyán no cesó ayer durante todo el día de difundir vídeos en YouTube con los ataques de sus unidades contra Nagorno Karabaj. Informó además sobre la toma de ocho asentamientos armenios dentro del enclave.
En uno de ellos, en Martakert, una ciudad situada al este de Nagorno-Karabaj, cerca de la frontera con Azerbaiyán, la guarnición local se rindió, según una fuente castrense de Bakú, extremo que las fuerzas karabajíes negaron categóricamente así como también que hayan perdido el control de otros centros de población.
Lo que sí admitieron es que Stepanakert, la capital de Nagorno Karabaj, sufrió serios daños a causa de los bombardeos. Las redes sociales mostraban ayer la destrucción causada por los cohetes azerbaiyanos «Grad» en numerosas viviendas. La esposa del primer ministro armenio, Anna Akopián, viajó a Stepanakert para dar moral a la población y visitar a los heridos. En la capital karabají no había habido bombardeos de hacía 25 años, cuando acabó aquella primera guerra que libraron armenios y azerbaiyanos.
Pashinián dijo en su mensaje a la Nación que Armenia «se encuentra en el umbral de una guerra a gran escala». El jefe del Gobierno armenio hizo un llamamiento a la Comunidad Internacional para que evite a toda costa que en el conflicto se involucre Turquía, país con el que siempre ha mantenido relaciones muy tensas por negarse a reconocer el «genocidio armenio» de 1915. Tanto Azerbaiyán como Turquía son países musulmanes, el primero de mayoría chiita y el segundo sunita, y tienen una lengua muy similar. Los armenios, sin embargo, que siempre fueron de facto un protectorado ruso, son cristianos, tienen su propia Iglesia Apostólica.
Pero Alíev recordó ayer que el Derecho Internacional está de parte de los azerbaiyanos. Efectivamente, Nagorno Karabaj sigue siendo un territorio perteneciente a Azerbaiyán, según la ONU, pero, tras la guerra que acabó en 1994, el territorio está bajo control armenio. Los azerbaiyanos que allí vivían abandonaron la zona por su propia iniciativa o fueron expulsados.
De manera que Turquía manifestó ayer su decidido y total apoyo a Azerbaiyán y condenó la actitud de Armenia. «Hemos escuchado que las tropas armenias han violado el alto el fuego en la línea de frente con Azerbaiyán», dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores turco, Hami Aksoy, a través de un comunicado. «Condenamos el ataque armenio, que es una clara violación del Derecho Internacional y ha causado bajas civiles (…) con esta agresión Armenia demuestra una vez más que es el mayor obstáculo para la paz y la estabilidad en la región», añadió Aksoy. Según sus palabras, «estaremos con Azerbaiyán para lo que quiera». Poco después, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó en Twitter que «Turquía, como siempre, está con todos sus hermanos y hermanas de Azerbaiyán». Erdogan habló además por teléfono con Alíev. Lo hicieron los respectivos ministros de Defensa, el turco Hulusi Akar y el azerí Zakir Jasánov.
Preocupación de Rusia
Igualmente ayer habló por teléfono Pashinián con el presidente ruso, Vladímir Putin, para comentar situación en torno a Nagorno Karabaj. Según el servicio de prensa del Kremlin, la conversación tuvo lugar a iniciativa del primer ministro armenio. «La parte rusa expresó su preocupación por la reanudación de las hostilidades a gran escala y subrayó que es importante hacer todos los esfuerzos necesarios para evitar que el enfrentamiento armado vaya a más», decía en la nota oficial de la Presidencia rusa.
Y es que Putin tiene ya conflictos abiertos en Ucrania, Siria y Libia, además de la situación comprometida que para él supone su apoyo al dictador bielorruso, Alexánder Lukashenko, y el escándalo mundial causado por el envenenamiento de su principal opositor, Alexéi Navalni.
Pese a que los presidentes de Rusia y Turquía tratan de escenificar que las relaciones entre sus países van bien, lo cierto es que cada vez son más las discrepancias. En Siria mantienen puntos de vista contrapuestos y en Libia apoyan a bandos distintos. Ahora, Putin no podría dejar ahora a Armenia a merced de Azerbaiyán y Turquía.
Erdogan criticó ayer duramente al «trío de Minsk», la presidencia tripartita del grupo de mediación creado por la OSCE para tratar de buscar una salida al contencioso de Nagorno Karabaj. La presidencia la comparten Rusia, Francia y Estados Unidos y, a juicio del presidente turco, «en 30 años no han hecho nada para resolver el conflicto».