La izquierda del frente opositor busca acotar el presidencialismo mexicano
El gobernador de Morelos, Graco Ramírez, se ríe con el presidente Peña Nieto en abril pasado. . MOISÉS PABLO CUARTOSCURO
El PRD quiere aliarse con la derecha para transitar a un régimen semi parlamentario
Hay un solo tema que ocupa el verano político mexicano: la construcción del frente amplio opositor. Los políticos del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y del Partido Acción Nacional (PAN) trabajan en una gran coalición que aglutine a la izquierda y la derecha en las elecciones presidenciales de 2018. La idea de esta gran alianza ha reunido, de momento, a la mayoría de corrientes que integran al PRD. “Estamos todos de acuerdo, podemos marchar con el PAN. El tema no es si vamos al frente por simple oportunismo electoral. Vamos convencidos de que este es un momento en el país en el que es necesario ponernos de acuerdo”, considera Graco Ramírez, el gobernador de Morelos.
Las principales corrientes del partido coinciden en que el sistema político mexicano se ha agotado. “Ha llegado un momento histórico de definición”, asegura Juan Zepeda, excandidato del PRD a las elecciones del Estado de México del mes pasado. Ramírez y Zepeda pertenecen a grupos diferentes de la izquierda, pero creen que la tarea principal del frente será la transformación política del país. “El tema es construir un nuevo régimen político para acotar el presidencialismo”, considera el gobernador de Morelos, que concluye su mandato el próximo año. “No hay vigilancia del poder legislativo sobre el ejecutivo”, se queja Zepeda.
En entrevistas por separado, ambos políticos creen que México atraviesa una “profunda crisis” de seguridad por la debilidad de sus instituciones y la falta de visión de Estado. “Nos falta construir una figura que garantice que el Gabinete pase por la aprobación de una mayoría parlamentaria. Hay que dejar atrás la visión monárquica en la que el presidente coloca a quien debe favores o a su mejor amigo en su Administración”, explica Ramírez.
Zepeda y Ramírez ven a México transitando hacia un régimen semi parlamentario donde el presidente tenga menos atribuciones de las que goza hoy. “Quien sea elegido debe asumir su presidencia para comenzar a acotar la presidencia”, dice Ramírez. «Si no nos ponemos de acuerdo este país irá a una situación cada vez más peligrosa. Y ese vacío se llena con autoritarismo», añade.
Hasta aquí las coincidencias. Esa visión, aún lejana, parte de la construcción de una agenda que cada partido discute por separado por el momento. Ramírez forma parte de la corriente mayoritaria del PRD, llamada Nueva Izquierda y que es conocida popularmente como Los Chuchos. Este grupo ha apostado desde hace varios años por coaligarse con la derecha en varias elecciones locales para quitar al PRI del poder. “No hemos perdido una sola elección”, presume. “La gente premia las alianzas porque es la forma de salir de los problemas tan profundos que tenemos”.
No todos los perredistas respaldan estas cuentas alegres. “Soy opositor a una alianza únicamente entre el PAN y el PRD”, dice Zepeda, de la corriente Alternativa Democrática Nacional (ADN). Este político considera que las uniones ganadoras de la izquierda y la derecha en Puebla, Sinaloa y Oaxaca han dejado “resultados desalentadores que no han cambiado la vida de los ciudadanos”. “Ganan, pero no tienen ninguna agenda pactada. Triunfa el pragmatismo de quitar un partido del Gobierno para poner a otro”.
Otro hecho marca la urgencia del PRD de convocar al frente opositor: su debilidad. “El PRD puede participar de manera testimonial en 2018”, advierte Zepeda. La carrera de este político atraviesa un gran momento. Obtuvo el tercer lugar en el Estado de México, la región más poblada del país, cuando se esperaba que el PRD fuera borrado del mapa por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido de Andrés Manuel López Obrador, exmilitante del PRD. El dos veces candidato presidencial llamó a Zepeda palero del PRI cuando este se negó a declinar en favor de su candidata, Delfina Gómez, que perdió la gobernatura frente al PRI.
Morena ha robado parte de su electorado al PRD. En las elecciones federales de 2015, el PRD obtuvo 4.3 millones de votos, poco más del 10% de la votación. Morena obtuvo el 8% en su primera elección. López Obrador cerró recientemente las puertas a una gran alianza de izquierdas que reúna ambos partidos el próximo año.
La negativa de López Obrador amplió los horizontes para el PRD. Recientemente, los simpatizantes del frente opositor en el partido han comenzado a buscar un candidato externo. Esta semana, el diputado Luis Maldonado sentó a líderes de las corrientes con Juan Ramón de la Fuente, exrector de la UNAM, la universidad más grande de América Latina, y exsecretario de Salud en el Gobierno del priista Ernesto Zedillo. Otros sectores, los reticentes de pactar con la derecha, han extendido la mano a Cuauhtémoc Cárdenas, el fundador del PRD, quien abandonó la organización porque piensa que ha perdido rumbo.
“La amplitud es el acento del frente. Hay que rebasar la visión de los partidos”, dice Graco Ramírez, quien piensa en el Frente como un grupo diverso que se opondrá a López Obrador y al PRI. «Vamos a disputar esta elección contra las partes que privilegian el pensamiento único«. El gobernador mantiene diálogos para ampliar esta coalición con Jaime Rodríguez El Bronco, el gobernador independiente de Nuevo León, y los presidentes de Movimiento Ciudadano y Nueva Alianza. Esta semana, Zepeda desconcertó a muchos al invitar al movimiento al Partido Verde, un satélite del PRI. “Asumir que el Verde es nefasto es reeditar los argumentos de López Obrador hacía mí de que soy palero del PRI. Todos debemos de tener una oportunidad de transformar al país”, dice Zepeda.
La creación del frente deberá ser notificada al Instituto Nacional Electoral (INE), la autoridad electoral mexicana, en octubre. Aún faltan muchos detalles por definir. Entre ellos el mecanismo para seleccionar al candidato de entre una decena de aspirantes internos.
DIFERENCIAS IDEOLÓGICAS
El PRD ha convocado para este 26 de julio el arranque de los foros que definirán la agenda que contrastarán con la de la derecha. “Las diferencias ideológicas deben pasar a otro plano. Tenemos que construir políticas públicas de Estado”, dice el gobernador Ramírez.
El mandatario de Morelos dice que los programas del PRD y el PAN coinciden en un “60%”. Pide dejar a un lado de momento las causas progresistas en aras de un acuerdo. Uno de esos temas sacrificados sería, por ejemplo, el matrimonio igualitario. Zepeda dice, no obstante, que esos derechos “no se le pueden negar a nadie”. “El PAN será uno de muchos actores. Si vetamos estos temas se van a alejar sectores muy importantes que no son nada minoritarios”, dice el excandidato. Esa es una de las muchas diferencias que el PRD tendrá que negociar a contrarreloj.