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La izquierda fuerza una segunda vuelta en Chile y frena a Piñera

El ex presidente conservador se impone en los comicios pero queda lejos del 50% y se batirá en diciembre con Guillier, el candidato de Bachelet

Pese a su triunfo en las elecciones celebradas hoy en Chile, el ex mandatario conservador Sebastián Piñera ha quedado lejos de superar el 50% de los votos y tendrá que jugarse la presidencia frente al candidato oficialista, el socialdemócrata Alejandro Guillier, en una segunda vuelta el próximo 17 de diciembre. La irrupción del izquierdista Frente Amplio ha sido determinante para frenar el avance de Piñera y forzar una nueva y disputada contienda electoral para decidir quién sucederá a la presidenta Michelle Bachelet.

Con el 90% del escrutinio, Piñera lograba el 36,6% de los votos, casi diez puntos menos de lo que proyectaban todas las encuestas. La fragmentación del centroizquierda ha provocado que Guillier, el candidato de Bachelet, se sitúe lejos de Piñera, con un 22,6%, seguido muy de cerca por la líder del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, la gran sorpresa de la noche electoral, que rondaba el 20% de los sufragios.

El resultado de las elecciones supone toda una decepción para Piñera y deja la segunda vuelta sin un favorito claro. Además del gran resultado cosechado por el Frente Amplio, al candidato conservador le ha perjudicado también la buena elección del ultraconservador José Antonio Kast (7,8%). En principio, Piñera contaría con sus votos para los comicios de diciembre, pero tendrá que obtener más apoyos si quiere regresar de nuevo al Palacio de La Moneda.

«Es un resultado muy parecido al que tuvimos en 2009 (en primera vuelta) y luego ganamos la elección. Esto nos va a permitir poner nuestro país en marcha otra vez. Hemos ganado en todas las regiones de Chile y en todas las comunas (distritos) de clase media de nuestro país, y en las más vulnerables también. A partir de marzo (de 2018) seré el presidente de la unidad», ha declarado Piñera nada más conocer los resultados.

Guillier tampoco tiene fácil atraerse aliados. Primero deberá cortejar al Frente Amplio, cuyos dirigentes ya han dejado claro que no le entregarán un cheque en blanco. Y tendrá que asegurarse el apoyo de la candidata de la Democracia Cristiana, Carolina Goic, que obtuvo cerca del 6% de los votos después de haber abandonado la coalición oficialista. Quien sí parece decidido a respaldar a Guillier es otro de los contendientes del centroizquierda, Marco Enríquez-Ominami (5,5%).

«Hoy sabemos que Chile quiere seguir avanzando con las transformaciones que el país requiere; eso es lo que han dicho las urnas», ha declarado Bachelet en una breve comparecencia en el Palacio de la Moneda en la que se ha lamentado por la baja participación electoral (alrededor del 50% de los 14 millones de personas con derecho a voto).

Junto a la elección presidencial, ayer se renovó también por completo la Cámara de Diputados, que pasó de 120 a 155 miembros, y de forma parcial el Senado, que aumenta de 38 a 50 escaños. Por primera vez se aplicó un sistema de representación proporcional, impulsado por el gobierno de Bachelet, que sustituye al arcaico modelo binominal que beneficiaba a los partidos mayoritarios.

La jornada electoral arrancó con una insólita imagen: la irrupción violenta de un numeroso grupo de jóvenes en la sede de campaña de la coalición de Piñera, Vamos Chile. «Tiempos mejores, ¿para quién? ¿para los empresarios?», rezaba la pancarta que el grupo logró desplegar en la entrada de la sede, en una zona residencial de Santiago de Chile. Aludían al lema de la campaña de Piñera: «Tiempos mejores».

Mientras la izquierda se presentaba dividida a las elecciones, la candidatura de Piñera aglutinó a casi todo el arco de partidos de la derecha. Sólo el ultraconservador Kast se quedó al margen. Pero aún así, la coalición Chile Vamos del ex mandatario no ha obtenido los resultados que proyectaban los sondeos.

El talón de Aquiles del ex presidente es el permanente conflicto de intereses entre la actividad política y sus negocios en el que se debate permanentemente. Al presentar su candidatura en 2009, se vio obligado a desprenderse de algunas de sus empresas más emblemáticas. Y al dejar el poder en 2014 arreciaron las denuncias por una presunta financiación irregular de su campaña electoral, acusaciones que han vuelto a resurgir recientemente.

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