«El ejército permanente sería un peligro; el pueblo
armado sería la mejor garantía contra la vieja sociedad»
Ideario anarquista de mayo de 1936, víspera de la Guerra Civil española
Hugh Thomas , La Guerra Civil española, pág.123.
Hace ya dos semanas que en los círculos de Maduro se viene hablando de una inconstitucional ley constitucional de las FANB donde aparentemente se tratan numerosos temas y materias, algunos inconexos con su pretendido fin, en sus 7 Títulos, 23 Capítulos, 30 Secciones y 192 artículos, pero de todo su material anunciado y propuesto lo único relevante, por grave, es la consagración de una Milicia como quinto y nuevo componente de las FAN.
En primer lugar, las denominadas milicias ya existían y no necesitaban de una ley para su creación ni operación. Esto no quiere decir que esas milicias hacían falta ni que respondían a una necesidad militar; son un cuerpo político del chavismo para articular los llamados «colectivos» y demás bandas de malandros al servicio de la Satrapía, ayer de Chávez y hoy de Maduro, que ahora quieren arropar bajo el prestigio histórico de las FAN. Se les dio un general activo para su representación administrativa y presupuestaria, cargo que hasta ayer ejercía, sin pena ni gloria, el General Manuel Bernal Martínez.
En segundo lugar, existe una sospecha, muy fundada por lo demás, que bajo estas milicias se quieren cobijar también a bandidos internacionales como los miembros del ELN o los renuentes a abandonar la violencia de las FARC colombianos, lo cual es sumamente grave y peligroso para los venezolanos, civiles y militares; esta maniobra chavista no es de extrañar por la desconfianza que siente la Tiranía hacia las FAN.
Adicionalmente, recordemos la disposición de Hugo Chávez a disolver la Guardia Nacional, las FAC, que utilizó para reclutar miembros del ejército en su proyecto golpista del 92, y hecha pública al llegar al poder en 1999. Sólo renunció a su idea cuando los altos mandos de ese componente le demostraron su temprana utilidad como fuerza represora selectiva, actividad negada para la simple tropa, sólo capaz de la acción violenta y tajante como se lo advirtiera el nunca bien ponderado General Augusto Pinochet a su presidente Salvador Allende cuando pretendió utilizarla para sofocar las protestas por su incapaz y pernicioso gobierno socialista: «No saque la tropa a la calle porque cuando la tropa sale, sale a matar»; no obstante, insistió Allende y ya conocemos los resultados, afortunados para Chile. Chávez no renunció a su pretensión destructiva y creó la llamada «Guardia del Pueblo» para mediatizar la auténtica Guardia Nacional, fundada por el General en Jefe Eleazar López Contreras.
Ahora, lo verdaderamente relevante es que estas Milicias y su entronización como nuevo componente de las FAN son una maniobra contra el Ejército Nacional, tendiente a lesionarlo y hasta sustituirlo, no por la vía de una derrota política o militar, como ocurrió en Cuba en 1959 o Nicaragua con la guardia de Somoza en 1979, porque aquí eso no fue posible en 1962, gracias a la fiereza y la fidelidad de nuestras FAN a los principios democráticos, que siguen vigentes en sus filas y que no se compaginan con los propósitos de los traidores guiados por el castrismo cubano. Al no poder derrotar ni doblegar a nuestro Ejército Nacional, a pesar de todos los intentos de penetración y represión realizados por los delegados del castrismo, ahora se pretende su destrucción por la vía de la suplantación con unas llamadas Milicias, compuestas por elementos inorgánicos sin formación ni cuerpo cierto. Es la nueva amenaza que pende sobre nuestras FAN y Venezuela, y a la vez una acción vergonzosa con disfraz de ley.
Caracas, 7 de febrero de 2020.
Luis Betancourt Oteyza