La política radical desangra al PSOE
Socialistas y podemitas son los únicos miembros del club de la moción censura que ven como, sondeo tras sondeo, se reducen dramáticamente sus posiciones
La encuesta de octubre sobre intención de voto que ha elaborado «NC Report» para LA RAZÓN, concluye que, de celebrarse hoy las elecciones, el PSOE perdería casi un millón de votos y que su socio comunista en el Gabinete se dejaría otros 760.000 sufragios. Socialistas y podemitas son los únicos miembros del club de la moción censura que ven cómo, sondeo tras sondeo, se reducen dramáticamente sus posiciones, porque los partidos nacionalistas que respaldan parlamentariamente al Gobierno mantienen los apoyos obtenidos en noviembre de 2019 o, incluso, crecen ligeramente, como Bildu, que superaría la barrera de los 300.000 votos.
Ciertamente, en esas «malas compañías» en las que se sustenta el Ejecutivo de coalición hay que buscar los malos resultados socialistas que pronostican las encuestas, pero no solo. Sin duda, el giro hacia una izquierda radical, en materia económica y social, que ha llevado a cabo el inquilino de La Moncloa pesa tanto o más que las cesiones a los partidos nacionalistas e independentistas, que tanto disgustan a la mayoría de los españoles del común.
Sin embargo, opera un tercer factor nada desdeñable, como es la consolidación política del presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, cuyas expectativas de voto no dejan de crecer, pese a haber sido objeto de una de las campañas de acoso y derribo más feroces de las que tenemos memoria. Que un 10 por ciento de los antiguos apoyos socialistas declaren su intención de cambiar el voto por los populares, es decir, casi 700.000 votantes, es el principal reflejo, aunque no el único, del coste que tiene para el PSOE haberse alejado de los principios de la socialdemocracia.
Dado que el trabajo de campo de la presente encuesta se llevó a cabo cuando ya la opinión pública conocía las líneas generales de los «Presupuestos más sociales y expansivos de la historia», con su apéndice de subidas de impuestos, habrá que colegir que la estrategia socialista no está dando fruto. Sin embargo, no debería Núñez Feijóo cantar victoria porque aún queda más de un año para las próximas elecciones generales y las series demoscópicas advierten de que se está desinflando el voto de Vox, que, hoy, perdería medio millón de sufragios, lo que, paradójicamente, puede favorecer a los socialistas, pues, dado nuestro sistema electoral, los escaños que se dejen los de Santiago Abascal se reparten por igual entre el PSOE y el PP.