La Prensa / Editorial: Diálogo, no misa negra
Los obispos hablaron muy claro sobre la posición de la Iglesia católica ante el supuesto diálogo nacional, después de la magna peregrinación del sábado 28 de abril en Managua.
El cardenal Leopoldo Brenes, quien encabeza el grupo de obispos que mediarán y testificarán el diálogo —en el caso de que este se realice—, expresó claramente que “los obispos, al decir que sí acompañaríamos el diálogo como mediadores y testigos, expresamos que al mes de instaurado este haríamos un alto para valorar la voluntad, la implementación y cumplimiento serio y real de los acuerdos a los que hayan llegado las partes”.
Agregó el también arzobispo de Managua, que “si los obispos de la Conferencia Episcopal evaluamos que no se están dando estos pasos, informaríamos al pueblo de Dios, a quien acompañamos, y les diríamos que así no podemos seguir y que no se pudo”. Brenes informó que una de las condiciones que pusieron los obispos fue la presencia de los estudiantes en el diálogo. “Estamos esperando que los jóvenes tengan una buena organización. Y mientras no tengan una buena organización y una buena representación, no podemos arrancar”, aseguró el cardenal.
Por su parte, monseñor Silvio Báez, otro de los obispos comprometidos para mediar y testificar el diálogo en representación de la Iglesia, expresó después de la gigantesca marcha del sábado anterior que los temas que se van a tratar en el diálogo, todavía no están definidos. Dijo que “en principio (serán) todos los temas que tengan que ver con el presente y el futuro de Nicaragua”. Y aclaró que si en un mes no hay avance en el diálogo, “si vemos que está estancado, que no hay buena voluntad, que no se logra ningún resultado, que estamos perdiendo el tiempo, entonces los obispos nos retiramos”.
Por otra parte monseñor Silvio Báez declaró que durante el proceso de diálogo la Iglesia se encargará de informar al pueblo todo lo que acontezca. “A todo el pueblo de Nicaragua le vamos a tener informado de lo que estamos haciendo. No más misas negras, no más acuerdo debajo de las mesas, no más arreglos de cúpulas. El pueblo va a estar informado de lo que ahí ocurra”, explicó.
Los obispos tienen absoluta razón, porque ningún diálogo puede ser exitoso si las partes no tienen voluntad de llegar a acuerdos. Como dice el periodista y escritor español Bieito Rubido, “de poco sirve el diálogo si no lo acompaña una voluntad cierta de llegar a algún tipo de entendimiento”. Y además, agregamos, la voluntad de alcanzar acuerdos se demuestra con hechos desde antes de que se comience a dialogar. Pero los hechos que está mostrando la dictadura, como la farsa de investigación de la Fiscalía y la “comisión de la verdad” creada por la bancada oficialista, y la violenta irrupción de un motorizado orteguista en la Catedral de Managua, son signos de que Ortega y Murillo no están pensando en un diálogo para abrir camino hacia la democratización del país.
Lo que quiere la población, como mínimo, ante la enorme cantidad de estudiantes y jóvenes masacrados por la dictadura, es que Daniel Ortega y Rosario Murillo reconozcan que tienen que poner fin a la dictadura y que en el diálogo negociarán las condiciones de su salida. Ellos no tienen capacidad política ni autoridad moral para seguir gobernando. Tienen que dejar el poder.