La segunda ola de covid ya muestra sus orejas
Cuando, hace dos semanas, la alcaldesa de Bogotá explicó las reglas para enfrentar la pandemia, un dato pasó desapercibido: el Distrito calcula que hacia inicios de noviembre la situación por covid se va a complicar.
“Pico va a haber, la pregunta es la magnitud del pico”, dice el experto Andrés Vecino.
Así como en España o Francia han vuelto a poner restricciones porque se dispararon los casos después de que la epidemia parecía superada, y en Israel, que fue un caso de éxito a inicios de año, está en cuarentena total desde hace dos semanas, antes de Navidad Colombia vivirá una nueva ola de contagios.
Las proyecciones muestran nuevas oleadas
Como hemos contado, más que un solo brote de covid en Colombia lo que hay son brotes localizados, con velocidades distintas, como se ha visto en los momentos diferentes en que azotó a Leticia, Barranquilla o Bogotá. Por eso, la posibilidad de que haya nuevas oleadas se aprecia mejor desde lo local.
En Bogotá, es claro que el rebrote llegará. La pregunta es qué tan fuerte.
Con datos actualizados al 30 de septiembre, la plataforma oficial Saludata proyecta que el contagio alcanzará una cumbre hacia fines de octubre o inicios de noviembre.
Muestra que el sistema de salud tendrá las suficientes camas UCI para manejar el pico si se cumplen las medidas actuales. Pero el panorama que pinta es complejo.
En el peor escenario, aquel en el que no se practique ninguna restricción (su escenario 4), se llegarían a necesitar casi 10 mil camas UCI a inicios de noviembre, cuando la ciudad tiene 2.200 y toda Colombia tiene unas 10 mil. En este caso extremo, se coparían todas las UCI de Bogotá tan pronto como el 14 de octubre.
En una proyección menos catastrófica y más probable, si las medidas actuales no funcionan tanto (por ejemplo, si Transmilenio se llena más) y los contactos entre personas son un 10 por ciento más altos de lo proyectado con ellas, se ocuparían todas las UCI de Bogotá el 15 de octubre y en el punto más alto se necesitarían poco más de 2.700, suficiente para desbordar el sistema de salud de la ciudad.
Algo similar muestran las proyecciones del Huila, un departamento que hasta ahora no ha tenido un brote fuerte de covid.
Su boletín epidemiológico semanal sobre covid más reciente, con corte a domingo 27 de septiembre, muestra que la secretaría departamental ve venir una oleada a inicios de noviembre, que en su caso sería la primera.
En Medellín, Cali, Barranquilla, Santander y Cundinamarca no hay datos similares, según lo que dijeron sus correspondientes secretarías de salud a La Silla Vacía. Sin embargo, en ningún lugar descartan esa nueva oleada.
Barranquilla, por ejemplo, tiene un modelo de alertas, más que una proyección a futuro, pero son conscientes de que posiblemente tendrán una recaída.
“Decir cuándo va a subir es muy difícil de pronosticar, como te diste cuenta con el primer pico” explica Juan Manuel Alvarado, gerente distrital de covid. “Hacemos monitoreo a esos indicadores; por ejemplo, monitoreamos diariamente las tasas de positividad que nos puede mostrar tendencias a 15 días y es de los indicadores que aprendimos que mejor se ajusta a la situación de la ciudad”.
En Cali, donde no hay proyecciones actualizadas, las alarmas están prendidas: “Los modelos no se han ajustado a las proyecciones. Sin embargo, pensamos que puede ser el rebrote a finales de octubre si seguimos como vamos”, dijo Miyerlandi Torres, secretaria de salud municipal, a La Silla Vacía.
Es decir, más o menos al tiempo de lo que anticipan Bogotá y Huila.
“No sabría si será este año o el próximo, ni qué tan intenso será, y eso varía de ciudad en ciudad”, resume la epidemióloga Zulma Cucunubá. “Pero seguramente si vendrán más casos”.
Sin cuarentena y en reapertura
Que pueda venir una segunda oleada es algo que el Gobierno tampoco descarta, a pesar de que las señales públicas están orientadas hacia la idea de que estamos mejor y de que el norte ahora es la reactivación económica.
“La gente no entiende que la epidemia no ha terminado, que no estamos en una postpandemia”, dice Andrés Villamizar, asesor de la gerencia covid de Presidencia. “Estamos en una calma «artificial» creada en gran parte por las medidas”.
Los datos muestran una clara disminución del contagio y de su ritmo. “Pero las cifras también muestran que quedan muchos susceptibles”, dice Villamizar. Es decir, que hay todavía millones de colombianos que se pueden contagiar, aunque no es claro exactamente cuántos porque los estudios para saber cuántos ya han tenido covid (estudios serológicos) están en marcha y no son rápidos.
Eso es algo evidente, como muestra la curva de casos según la fecha de inicio de síntomas
El riesgo adicional es que el rastreo de casos, que es clave para mantener contenida la enfermedad como explicamos acá (y que por ejemplo ha ayudado a que la segunda oleada sea menos fuerte en Italia que en otros países de Europa), sigue sin arrancar: desde junio nunca ha llegado al 10 por ciento de los casos encontrados, y desde agosto siempre ha sido menos del 5 por ciento de los casos.
No todo es negativo
A pesar de esas proyecciones negativas, hay algunas señales positivas, que tienen que ver con los cambios en la enfermedad en el mundo.
Una, es que el virus está matando menos personas en estas segundas oleadas que en las primeras, como se ve en esta curva que muestra cómo ha caído el porcentaje de casos que termina en muertes, a pesar del rebrote en contagios.
Aunque no es claro por qué pasa esto, los expertos mencionan entre los factores que los médicos ahora saben manejar mejor la enfermedad. Por ejemplo:
- han empezado a entubar en menos casos a los pacientes críticos y así evitan efectos adversos como infecciones, y acuestan boca abajo a los enfermos, lo que ayuda a abrir los pulmones y recibir más oxígeno
- aunque no hay una cura universal ni un medicamento que sea una bala de plata, el uso del remdesivir o la dexametasona han probado ayudar en determinados tipos de pacientes
- el uso de tapabocas y otras medidas hacen que muchas personas se contagien con menos carga viral (cantidad de virus) lo que hace que la enfermedad sea menos aguda.
Eso, sumado a que el sistema de salud está mucho más preparado que en marzo con el doble de camas de cuidados intensivos y la experiencia que han adquirido decenas de médicos y enfermeros, deja la esperanza de que la segunda oleada que seguramente viene, cause menos muertes.
Por esa vía, quizás, no sea necesario volver a cuarentenas y restricciones tan estrictas como las que han ocurrido hasta ahora. Pero muy probablemente sí obligue a restringir algunos sectores que han sido muy golpeados, desde restaurantes hasta escuelas y colegios.