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La situación de Cuba es ‘crítica’, reconoce Díaz-Canel

En el Pleno del PCC, el gobernante admite el deterioro económico, social y sanitario, y critica a sectores con holgura económica.

Díaz-Canel en el XI Pleno del Comité Central del PCC.
Díaz-Canel en el XI Pleno del Comité Central del PCC. ACN

 

El gobernante Miguel Díaz-Canel reconoció que Cuba atraviesa una situación «indudablemente crítica» y cuestionó abiertamente a sectores emergentes con holgura económica que —dijo— presumen de su estatus mientras la mayoría de la población no logra cubrir necesidades básicas. La intervención tuvo lugar durante el XI Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), en un contexto marcado por el deterioro económico, social y sanitario.

«Con el cierre del tercer trimestre, el PIB decrece un 4%, la inflación se dispara, la economía está parcialmente paralizada, la generación térmica es crítica, los precios se mantienen altos», dijo, sin poner cifra a la inflación, que economistas sitúan en más del 15% reconocido por la oficialidad.

El también primer secretario del Partido Comunista señaló que «las producciones agropecuarias y de la industria alimentaria no satisfacen las necesidades de la población», a lo que se suman los efectos devastadores del huracán Melissa.

Díaz-Canel describió además un clima de «inconformidad generalizada» ante «lo que funciona mal o no funciona», acompañado de críticas crecientes al exceso de reuniones burocráticas «que no resuelven nada» y a la ampliación de las desigualdades.

«Pequeños grupos poblacionales parecen tener todos los problemas resueltos, algunos incluso presumiendo de su estatus económico, mientras la mayoría no logra solventar totalmente necesidades básicas», fustigó.

El gobernante admitió que las largas horas de apagón, provocadas por la falta de combustible, lubricantes y mantenimiento del sistema termoeléctrico, «trastocan completamente la cotidianidad, generan incertidumbre y acentúan sentimientos de desesperanza».

En paralelo, reconoció la existencia de pobreza y carencias materiales, aunque las atribuyó principalmente al impacto del embargo estadounidense, que calificó como una «política de asfixia».

El discurso incluyó también un llamado a priorizar la producción de alimentos como «tarea nacional», con menos trabas a los productores y mayores encadenamientos locales, así como una apelación reiterada a la unidad y la «resistencia inteligente». Vaticinó, no obstante, la ausencia de salidas inmediatas a la crisis. «Que nadie espere soluciones fáciles», advirtió.

Estas declaraciones llegan en medio de una situación epidemiológica alarmante, marcada por la coexistencia de múltiples brotes infecciosos, escasez de recursos sanitarios y un sistema de salud sometido a una presión creciente, de lo que también se hizo eco el gobernante en el mismo evento partidista. Puntualmente, admitió la falta de previsión sanitaria y de sistemas de alerta eficaces para lidiar con situaciones de emergencia.

«El camino es de lucha», reiteró como mantra en su alocución que puso de relieve la debacle generalizada en un país atrapado en una crisis crónica, sin una hoja de ruta clara para su reversión a corto plazo.

 

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