Política

La tensión entre el PSOE y Podemos en el Gobierno compartido: una escalada en siete peldaños

La propuesta de Ley de Libertades Sexuales ha hecho aflorar las divisiones entre los socios del Ejecutivo, y ya se le suman nuevos frentes.

La cuestión feminista ha hecho aflorar las fuertes divisiones existentes en el seno del Gobierno de coalición. La discrepancia de criterios entre PSOE y Unidas Podemos ha llegado hasta el punto de lanzarse durísimas acusaciones en esta materia, agravada por la inminencia del 8 de Marzo, Día de la Mujer.

1. «Bloquear la ley»

Era precisamente la titular de Igualdad, Irene Montero, quien iniciaba las hostilidades al asegurar que la portavoz del Gobierno, Carmen Calvo y el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, habían «intentado bloquear la ley de libertad sexual».

De esta forma, el vicepresidente segundo evitaba entrar en las críticas al contenido de la llamada Ley del solo sí es sí, cuyo borrador inicial fue elaborado por el Ministerio de Igualdad, en manos de Podemos. El plan de desviar el tiro hacia Montero y llevarlo hacia un miembro débil del Ejecutivo y, sobre todo, hombre al que señalar por presunta misoginia, triunfó.

3. «No hay machistas»

Por su parte, la portavoz del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, salía en defensa del titular de Justicia al asegurar que «no hay ministros machistas» y que España tenía «un Gobierno feminista».

La portavoz del PSOE quería templar gaitas asegurando que la aprobación por el Consejo de Ministros del anteproyecto de ley de libertad sexual representa «una victoria del Gobierno de coalición». Pero, de paso, dejarle claro a Iglesias que si, como él pidió, «las discrepancias se solventan en privado», podía empezar por sí mismo.

4. «Como a menores»

Lejos de atemperar la situación, la mano derecha de Montero en el Ministerio, Amanda Meyer, contraatacaba dejando entrever que en el Ejecutivo había «machismo» y que se las trataba «como menores»: «Discrepar duro es bien. Tratar a mujeres adultas como menores de edad es mal. De ese machismo también se sale, tú puedes».

Un mensaje lanzado a través de las redes sociales sin destinatario concreto, pero que añadía más leña al fuego entre los dos partidos que conforman el Ejecutivo. Y que, por supuesto, una jefa de gabinete de una ministra no escribe sin que ésta dé su visto bueno.

5. «Hablamos demasiado»

Campo trató de rebajar la tensión y despachó la embestida de Iglesias acusándole de ser un «machista frustrado». El titular de Justicia afirmó que «a veces hablamos demasiado». El ministro abogó por seguir en la tarea «conjunta y monolítica» del Gobierno de coalición.

Y es que Iglesias calificó las «excusas técnicas» de un resabio machista, sugiriendo que no eran más que una excusa para torpedear el proyecto de Montero. No porque el Ejecutivo no crea en él, sino por evitar la medalla para la número dos de Podemos en estas fechas tan señaladas, vísperas del 8-M.

Así, Campo explicó que si «nos ponemos tiquismiquis» es para que «las leyes que salgan de un Gobierno sean lo más perfectas posibles. No hay ningún tipo de reproche».

6. El ministro «machote»

Pero su alto al fuego de poco sirvió. El diputado de Podemos, Pablo Echenique, se unió a las críticas de Iglesias y llamó «machote» a Campo

La elaboración de una nueva ley de libertades sexuales ha obrado como catalizador de las discrepancias entre socios de gobierno, y ahora no esconden otras divisiones.

 «Parece que cuando mujeres prestigiosas redactan una ley hace falta que venga un machote a explicar las cosas», dijo el portavoz parlamentario morado en declaraciones a Antena 3. A pesar de ello, Echenique propuso quitar hierro a las «diferencias» dentro del Gobierno porque «es normal» que existan. «Lo importante es que las diferencias se resuelvan».

7. Apoyo a Couso

El nuevo frente en el Gobierno se ha originado a raíz del recurso presentado desde la Abogacía del Estado a la condena que obliga al Estado a indemnizar a la familia del cámara de televisión José Couso, fallecido en Bagdad (Irak) en 2003.

Para desmarcarse de sus socios, Podemos emitió un comunicado manifestando «todo su apoyo a la familia Couso» y posicionándose en contra del «criterio de la Abogacía del Estado».

Como informó EL ESPAÑOL, Montero y Calvo protagonizaron una pugna para abanderar la causa del feminismo apropiándose de la nueva ley de Libertades Sexuales antes del 8 de marzo. Asimismo, el texto legal que la ministra colgó de la red interna del Gobierno para su revisión por el resto de departamentos recibió fuertes críticas y estuvo sujeto a correcciones por incurrir en posibles «inconstitucionalidades».

2. «Machista frustrado»

Una vez se aprobó el anteproyecto en el Consejo de Ministros, se desataron las hostilidades públicas. Porque a escondidas ya había comenzado la batalla un par de días antes, y el mismo martes Montero se desayunaba con titulares de prensa que destrozaban su prestigio y daban todo el mérito a Calvo y Campo, como «salvadores» de un texto «chapucero».

El primero en abrir la veda fue el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, al insinuar que el ministro de Justicia, Juan Carlos Campoentraba en la categoría de «machista frustrado».

 

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