Las cinco razones de la caída libre de Podemos
La traición a la idea de España o las purgas de las discrepantes, dos de ellas
Pablo Iglesias está desarbolado. Desde el verano ni una sola de sus decisiones políticas ha encontrado el refrendo de sus compañeros y, mucho menos, de su electorado. Estas son las cinco poderosas razones del descalabro de Podemos.
1.- LA TRAICIÓN A LA IDEA DE ESPAÑA.- El discurso de Iglesias, apostando por el derecho a decidir que solo contempla actualmente la Constitución de Etiopía, y a favor del referéndum en Cataluña prohibido por el Tribunal Constitucional, ha sido letal para Podemos. Secundar el golpe de Estado de los independentistas catalanes en nombre de un partido que se dice de izquierdas ha roto las costuras internas del populismo. Desde los fundadores de la formación morada, Carolina Bescansa e Íñigo Errejón, hasta sus bases en Comunidades insultadas por los secesionistas catalanes, como Extremadura o Andalucía, han aumentado las voces que se sienten traicionadas por la estrategia de Iglesias, marcada por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Las últimas encuestas arrojan unos datos dramáticos para el líder de Podemos: su rechazo por parte de los electores es abrumador y solo le superan en esa pésima valoración popular Carles Puigdemont y Oriol Junqueras. Además, la demoscopia le augura la pérdida de un tercio de su voto (del 21% a un 15%), caída especialmente grave en las regiones que votan mayoritariamente a la izquierda. Gran parte de su electorado no perdona que su líder se haya inclinado por opciones excluyentes e insolidarias como las nacionalistas en contra del ideario de izquierdas que defiende a los individuos frente a los territorios y propugna la igualdad de todos los ciudadanos españoles. Las fisuras territoriales que hacen agua dentro de Podemos le han llevado a «intervenir», en un patético remedo de la aplicación del artículo 155, en su formación en Cataluña, con cuyo líder Albano Dante Fachín está abiertamente enfrentado, como ocurre con las direcciones de Galicia y País Vasco.
2.-LAS PURGAS DE LOS DISCREPANTES.- Los modos autoritarios del líder populista también empiezan a ser mal encajados. Algunos cercanos le acusan de nepotismo, tras haber colocado a Irene Montero, con la que ha mantenido una relación personal, primero como portavoz parlamentaria tras fulminar a Errejón y ahora como vocal de la Comisión Constituyente, tras defenestrar a Bescansa. Y todo solo unas semanas después de que los representantes de 11 de las 16 comisiones de garantías autonómicas de los populistas firmaran una declaración conjunta para denunciar públicamente los nuevos estatutos de Iglesias por su falta de transparencia y para exigir que se revocara el expediente disciplinario dictado por Iglesias contra Olga Jiménez, una de las dirigentes no afines a la dirección.
3.-EL APOYO TELEVISIVO SE DILUYE. El fin de las emisiones de «La Tuerka», programa financiado por la dictadura de Irán, con el que tanto Iglesias como Juan Carlos Mondero se dieron a conocer anticipa el declive de la proyección mediática de esta fuerza. De hecho, gran parte del éxito de esta opción política y de la popularidad de Iglesias se debe a su continua presencia en los platós. Primero como presentador del canal La Tuerka y después en el programa Fort Apache. Luego vendría su paseo por las TDT y especialmente por Intereconomía, donde el hoy diputado echó los dientes en la zona cero de las tertulias. Durante la crisis económica y cuando arreciaban los casos de corrupción del PP, se convirtió en casi en fijo de cadenas como La Sexta o Cuatro, donde halló una correa de transmisión impagable para su discurso antisistema y contra el régimen democrático de 1978. Hoy, exprimida ya la angustia de los españoles que sufrieron en carne propia la crisis económica y sin poder explicar sus contradicciones respecto al desafío independentista, parece haberse acabado la luna de miel mediática que disfrutaba desde 2014.
Pablo Iglesias y Arnaldo Otegi
4.-SUS PELIGROSOS AMIGOS: DE OTEGI A MADURO. Lejos de defender un mensaje constitucionalista, con un proyecto para toda España, el líder de la formación morada se esfuerza por acercarse a las posiciones más antidemocráticas. Tanto, que dos de sus principales aliados forman parte de la nómina de personas más indeseables del mundo. Sus fotografías con el terrorista Arnaldo Otegi, condenado por pertenencia a banda armada, le han granjeado protestas entre sus propios afines. Además, su cercanía al dictador venezolano, Nicolás Maduro, de cuyo régimen es ideólogo y cuyos petrodólares financiaron los albores de Podemos, han desgastado su imagen ante las Cancillerías europeas, que lo encuadran dentro del populismo como el que defiende la extrema derecha de la francesa Marine Le Pen.
5.-EL RESURGIMIENTO DEL PSOE Y CIUDADANOS. Ni siquiera su constante ataque al PSOE, rival al que quiere liquidar para convertirse en la alternativa al PP, tiene ya fuerza, toda vez que Pedro Sánchez ha optado por el perfil de Estado, que llevó a su partido a gobernar España durante 22 años. El propio Iglesias fue advertido hace meses de la más que segura posibilidad, como luego han certificado las encuestas, que el partido de Pedro Sánchez rentabilizara en el electorado de izquierda su apoyo a la legalidad y al restablecimiento del orden constitucional en Cataluña. Además, las discrepancias de los suyos fueron en aumento cuando se conoció que el líder socialista había conseguido del presidente del Gobierno el compromiso de una reforma constitucional de la que ahora la izquierda radical y populista se quedaría fuera. Mala noticia para Iglesias, que había hecho, desde 2014, de la reforma de la Carta Magna uno de sus compromisos fundacionales. Finalmente sería su gran enemigo, el PSOE, el encargado de capitalizar uno de los únicos consensos que podría suscribirse en esta legislatura. A esta debacle se une que en los últimos sondeos Podemos se ve superado, no solo claramente por el PSOE, sino por el otro partido emergente, Ciudadanos, que consigue el impensable hace meses sorpasso a Pablo Iglesias.