DictaduraGente y SociedadPolítica

Las purgas en el totalitarismo castrista

                         Imagen referencial: El caso Padilla, el primero que sufrió la maquinaria (Fanfan)

 

Se comenta, con insistencia, que el régimen que encabeza en Cuba, al menos en el papel, el inepto Miguel Diaz Canel, está inmerso en una limpieza de funcionarios que no ofrecen garantías de continuidad al totalitarismo. Los defenestrados son muchos, y según parece indicar, la lista crecerá.

Periódicamente los regímenes de fuerza recurren a la separación de sus oficiales, no porque cometan algún crimen, todos son delincuentes, sino porque han dejado de contar con la confianza del jerarca supremo, el aval más importante para integrar esos gobiernos.

En Cuba las primeras purgas se produjeron en los remanentes del proceso insurreccional. En julio de 1959, Fidel Castro propino un golpe de estado al presidente nominal Manuel Urrutia Lleo, luego, la destitución y encarcelamiento del comandante Huber Matos y sus hombres, seguido por la limpieza de personalidades no tan notables, hasta el proceso de la micro fracción.

Meses después que Fidel Castro declarara, 1961, que la revolución era comunista, lo había negado enfáticamente Cuba, norimeros años de la victoria insurreccional, se produjo la primera gran purga en el marco de las Organizaciones Revolucionarias Integradas, ORI, 1962, con la destitución de Aníbal Escalante, dirigente del Partido Socialista Popular, situación que se repitió en 1966-68, como escribiera mi admirado colega y amigo Luis Cino, en la acción judicial más grande contra los comunistas en la historia de Cuba, no ocurrida bajo los mandatos de Gerardo Machado o Fulgencio Batista, sino bajo la autoridad omnímoda de Fidel Castro.

La Micro fracción fue muy útil al máximo líder porque envió al Kremlin un rotundo mensaje de quien era el amo del juego. Moscú, rompió con sus súbditos históricos del Partido Socialista Popular y se alió a un advenedizo que le garantizaba una nueva y más efectiva servidumbre.

Lo de la Micro fracción fue un gran escándalo en el que Raúl Castro sirvió de acusador principal. Los indiciados, más de una treintena, fueron condenados a diferentes penas de cárcel, entre ellos, un hombre que tomo conciencia, como pocos, del daño que el nuevo régimen causaría a los cubanos, Ricardo Bofill Pages, quien años más tarde y en prisión, sembraría las bases para promover novedosas formas de lucha contra el totalitarismo.

Las constantes pugnas dentro del castrismo, genuinas peleas de lobos condujeron a la destitución en 1968 de Ramiro Valdés, el otrora todopoderoso y sanguinario ministro del Interior. Según informaciones de la época, por rivalidad con Raúl, el hermano del faraón, no obstante, “Ramirito” es insustituible en su rol de verdugo, razón por la cual nunca ha dejado de estar en la primera fila del poder.

Es apropiado reconocer que la purga más sangrienta del castrismo, sin alusión a las numerosas e inexplicables muertes de generales y doctores ocurridas en los últimos años, fue la ocurrida en 1989 en la que resultaron condenados a muerte y fusilados, el general Arnaldo Ochoa, y tres altos oficiales de los cuerpos armados, Antonio de la Guardia, Jorge Martínez y Amado Padrón Trujillo, además de la sentencia a prisión a otros implicados en el proceso.

Una secuela conocida de este proceso fue la muerte de José Abrahantes, un gran sicario del castrismo que cumplía 20 años de cárcel. Según denuncias al antiguo funcionario le indujeron un infarto.

Las purgas políticas están estrechamente relacionadas con la inseguridad que sufra la cúpula de gobierno y son tan sangrientas como el miedo que la embargue, por eso el inepto Miguel Diaz Canel, en los últimos meses, ha defenestrado a varios sujetos importantes del gobierno y del partido.

Una figura clave del régimen fue el exministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, destituido en febrero y acusado posteriormente de corrupción, sin embargo, la destitución más importante jerárquicamente, ha sido la del vice primer ministro Jose Luis Perdomo Di-Lella, un hombre joven, con vasta experiencia gubernamental, que se consideraba un potencial candidato del domo castrista para ser presidente en el 2028, si es que el régimen sobrevive hasta esa fecha, porque el corcho sobre el que se ha sostenido todos estos años, también parece que está haciendo aguas.-

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba