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Líderes de la resistencia

Sánchez es ya una fábula moralizante. Caerá y será nuestra hemeroteca quien explique a España en qué lado estuvo cada cual

Sánchez caerá. Antes o después terminará cayendo. Lo contrario significaría que la deriva totalitaria, autoritaria y fascistizante del PSOE triunfó y que el proceso de ‘venezuelización’ fue completado con éxito. No lo van a lograr. Y no porque no quieran. Tampoco porque conservemos algo de fe en que, desde dentro del PSOE, surja un brote de dignidad, de valentía o de vergüenza que frene este delirio. Ya ha quedado claro que el PSOE es hoy un partido abiertamente contrario al Estado de derecho -es duro escribirlo- y que se sitúa en los márgenes de la democracia. Y, por ello, es irrecuperable: hay lugares de los que no se vuelve.

Pero no será por ello por lo que Sánchez acabe cayendo. Lo hará porque existe prensa libre como ABC, aunque el Gobierno de España nos vete sistemáticamente. No les pareció suficiente con vetarnos de los viajes oficiales a China o a Italia, Chipre y Malta y vuelven a vetarnos ahora del viaje a Oriente Medio. El objetivo no es otro que vetarles a ustedes, que son los depositarios del derecho a la información que ABC garantiza, para que no les contemos que Hamás, ese grupo de terroristas y de malnacidos, está encantado con Sánchez, que cada vez estamos más aislados, que Israel está a punto de romper relaciones con España y que empezamos a estar desprotegidos ante el próximo atentado islamista, que lo habrá, aunque entonces nos digan que «no se podía saber».

A quienes no vetan es a sus medios afines, por supuesto, lista que no voy a enumerar porque ya la conocen. Y, sobre todo, porque lo que se pretende no es cambiar un veto por otro, sino que no se vete a nadie y que los principales medios puedan cubrir los viajes oficiales del presidente en igualdad de condiciones y con criterios objetivos de audiencia, relevancia y pluralismo.

Lo que subyace es un intento de desacreditar a todo aquel que no actúe de modo afín a sus intereses, ya sean jueces, empresas privadas o medios. Pero también subyace miedo. Deja entrever que las últimas portadas de ABC han dolido en Moncloa y que la apuesta decidida, firme y sin ambages de este periódico por la Constitución, por el Estado de derecho, por la separación de poderes, por monarquía constitucional y por el ideario liberal que defiende desde su fundación es peligrosa para los objetivos de Moncloa. Porque el Estado de derecho se defiende desde el Estado de derecho y no a pedradas. Eso es lo que hacemos y es lo que resulta intolerable. Porque es lo efectivo. Y, además, lo moral.

Sánchez es ya una fábula moralizante. Caerá y será nuestra hemeroteca quien explique a España en qué lado estuvo cada cual. Para eso trabajamos, para que la historia sepa quién puso la democracia en peligro, quién aplaudió y quiénes resistimos, a pesar de los vetos. Ellos se irán a sus casas, porque los políticos pasan, pero quien permanece es ABC, ungido hoy por el PSOE como enemigo a batir y como líder de la resistencia democrática. Y con estos impagables empujones a su imagen de independencia, cada día con más fuerza.

 

 

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