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Lo que se define en las primarias de la izquierda

Un aspecto crucial de estas primarias es qué relato primará tras saber quién será el candidato de la izquierda en la elección presidencial de 2025, la primera que se realiza tras los fallidos procesos constituyentes.

 

 

Por fin llegó el gran día de las elecciones primarias de la izquierda, que deberá definir quién representará la continuidad del gobierno del Presidente Gabriel Boric. La campaña ha ido de menos a más y de la unidad declarada hacia algunos ataques cruzados; el bajo interés inicial ha ido creciendo, así como los cambios en las encuestas han generado esperanzas por un lado y preocupación por otro. Este domingo 29 de junio se acaban los análisis y las especulaciones, para pasar a los resultados y las consecuencias de este momento político.

Las primarias legales llevan pocos años y han tenido un impacto relativo, si bien ha aumentado la competencia al interior de las coaliciones y han promovido una mayor participación ciudadana. Como contrapartida, hemos visto irregularidad en cuanto a la gente que asiste a votar, en ocasiones no ha tenido los efectos previstos (la primaria Longueira-Allamand el 2013 dio paso a la candidatura de Evelyn Matthei) y en otras oportunidades la competencia prácticamente no ha existido, imponiéndose con claridad alguna de las figuras (fue el caso de Bachelet con la Nueva Mayoría en 2013 y de Piñera con Chile Vamos en 2017). Sin embargo, ha habido casos en que los resultados han sorprendido respecto del comienzo del camino (así ocurrió con el triunfo de Gabriel Boric y de Sebastián Sichel, ambos en 2021), mientras en otros casos ha habido competencia por un lado del espectro político y no por el otro, como sucede este 2025, cuando solo la izquierda dirimirá sus candidaturas mediante primarias.

Los candidatos representan un importante y diverso arco doctrinal y político: Carolina Tohá (de la familia del PS-PPD, hoy denominado Socialismo Democrático), Jeannette Jara (del Partido Comunista), Gonzalo Winter (Frente Amplio) y Jaime Mulet (del Partido Regionalista Verde Social). Aunque este último no tiene posibilidades de triunfar desde un comienzo y Winter ha perdido competitividad con el paso de las semanas, vale la pena analizar qué se juega en las primarias y cuáles serán los efectos de los decisivos resultados. Veamos.

Lo primero que definen las primarias, como es obvio, es quién será el candidato de la izquierda en las elecciones de noviembre de 2025, en continuidad con el proyecto que el 2021 encabezó Gabriel Boric. Todo indica que será Jeannette Jara (quien corre con favoritismo), o bien Carolina Tohá (quien comenzó como favorita, pero que se fue desdibujando con el desarrollo de la campaña). Jara o Tohá deberán liderar a la izquierda en una campaña en que la derecha sigue apareciendo con mayores posibilidades de éxito. Con esto avanza una segunda consecuencia: de alguna manera, las primarias definirán la hegemonía, o al menos el predominio, de una izquierda u otra. Si el Frente Amplio emergió con una potencia pocas veces vista, su derrumbe ha sido también rápido, si bien no aparece como terminal en modo alguno. Hoy emergen con más fuerza el Partido Comunista y el Socialismo Democrático (aunque este último desdibujado de su paso por la Concertación y con una clara ubicación en la izquierda del mapa político), cuestión que se acrecentará según quién gane estas primarias. A esto se agrega un elemento numérico: es muy relevante cuántas personas participarán en las primarias, tanto para ver la fortaleza presente de la izquierda como la capacidad que pueda tener para enfrentar a la derecha en noviembre próximo.

Hay otros factores relevantes en estas elecciones primarias. Los resultados tendrán eventuales efectos en las candidaturas de la oposición. Se dice que un triunfo de Jara podría favorecer el despliegue de Evelyn Matthei, una candidata más centrista, sector que se quedaría huérfano en la ex Concertación por la derrota de Tohá. No obstante, también podría favorecer a Kast, percibido como una alternativa más nítida frente al Partido Comunista. En los dos casos son solo hipótesis, pero se comenzarán a ver las consecuencias a partir del lunes, cuando ya sepamos los resultados electorales.

Un aspecto crucial de estas primarias es qué relato primará tras saber quién será el candidato de la izquierda en la elección presidencial de 2025, la primera que se realiza tras los fallidos procesos constituyentes. En estas circunstancias suele ocurrir que junto con las celebraciones del ganador hay lamentos en los derrotados, pero también repetidos llamados a la unidad y a poner la prioridad en los próximos comicios, específicamente en la necesidad de derrotar a la derecha, que es un factor siempre crucial y aglutinante en las candidaturas y los seguidores de la izquierda. Administrar este resultado no es tarea fácil: junto con significar la continuidad del Presidente Gabriel Boric, la candidatura triunfadora representará un paso más en la larga tradición de la izquierda, como sucesión de los proyectos del Frente Popular y de la Unidad Popular, así como de otras expresiones relevantes a lo largo de su historia.

¿Surgirán nuevas candidaturas alternativas? Lo más probable es que se produzca una situación doble. Primero, que efectivamente surjan nuevos postulantes a La Moneda, que levanten una opción por la izquierda en caso de que gane Tohá o por el centro si la triunfadora es Jara. Segundo, es casi seguro que algunos de los candidatos hoy presentes y que están abajo en las encuestas, desde ahora podrán desarrollar sus campañas con mayor respaldo, lo que de alguna manera provocará una modificación parcial en el mapa político (esos son los casos de Harold Mayne-Nicholls y Franco Parisi, por ejemplo).

Por cierto, también habrá otras consecuencias puntuales, que se verán en el camino, como se debiera reflejar en el plano programático: cambio en las relaciones internacionales (acercamiento a Venezuela y Cuba, en el caso de un triunfo de Jara); modificaciones en el plano educacional; aceleración o prioridad de ciertos cambios (en las AFP o en otros ámbitos); prioridades en materias de trabajo o en la promoción del aborto; crecimiento del Estado y los impuestos, así como en tantos otros temas.

No pueden llamar la atención las críticas repetidas de los distintos candidatos hacia el gobierno del Presidente Gabriel Boric, que muchos podrían interpretar como una deslealtad. Tampoco la preocupación súbita o más profunda por temas como seguridad o inmigración ilegal de parte de los candidatos. Ni mucho menos los ataques cruzados entre los diferentes postulantes, a veces con descalificaciones serias. La clave, en esta etapa de la campaña, está en ganar las primarias. Luego vendrá una segunda etapa: sumar a los perdedores, lograr su apoyo para las elecciones presidenciales, procurar mostrar unidad donde antes hubo división y propuestas comunes en vez de poner el énfasis en las diferencias, formar plantillas parlamentarias competitivas. A continuación, comienzan las elecciones propiamente tales, con la inscripción de las candidaturas que aparecerán en noviembre en la papeleta. Sin duda, será una contienda larga y de final incierto.

Pero es preciso señalar que hay una cosa clara: hoy la derecha, en sus distintas expresiones tienen más posibilidades de llegar a La Moneda que la izquierda de permanecer en ella. Eso mismo, como en tantas ocasiones, generará una reacción política de unidad de la izquierda frente al adversario común. Las primarias son muy importantes, pero todavía distan de ser definitorias: en otras palabras, falta mucho. Con todo, las caras y los análisis posteriores dirán mucho del tiempo que hemos vivido y del que comenzará a vivir Chile el día después de las primarias.

 

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