Lo que queda de la España azul del PP
Cristina Cifuentes, Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre, en un acto electoral en Madrid en mayo de 2015. GORKA LEJARCEGI
El partido de Mariano Rajoy solo conserva una alcaldía de las seis ciudades más pobladas y cinco comunidades autónomas
El triunfo de la moción de censura a Mariano Rajoy de hoy es el colofón de un declive que las próximas elecciones, según apunta el CIS, pueden terminar de rematar. El último barómetro apunta a que el partido de Rajoy, el azul, el de la gaviota, el de la sintonía que antes resonaba por todas las esquinas, obtendría el 24% de los votos, su mínimo histórico, aunque las encuestas se realizaron entre el 1 y el 10 de abril, antes de la sentencia del caso Gürtel que en tan solo ocho días lo ha cambiado todo.
Tras perder de una forma tan abrupta e inédita el Gobierno que ha ocupado Rajoy en los últimos seis años y medio, ¿qué queda del poderío del PP? Poca cosa. El partido conservador, cuyo poder municipal y regional alcanzó su cenit en 2011, no gobierna en su otrora joya de la corona, la Alcaldía de Madrid. Barcelona, en la que nunca ha gobernado, y la capital se han convertido en abanderadas del cambio que propugnan Podemos y sus confluencias, con Manuela Carmena y Ada Colau al frente desde mayo de 2015.
No ostentan el bastón de bando ni en la tercera ciudad, Valencia, ni en la cuarta, Sevilla, ni en la quinta, Zaragoza. Hay que bajar a la sexta ciudad en importancia, Málaga, para encontrar un alcalde del PP. Se trata de Francisco de la Torre, de 75 años, que según lo previsto volverá a ser el candidato en las elecciones municipales de 2019 a pesar de que su salida se daba por hecha. De la Torre gobierna la ciudad desde el año 2000 (las de 2019 serán sus quintas elecciones como candidato).
En cuanto a las comunidades, rige en solo cinco de las 17, en cuatro de ellas además con el apoyo de Ciudadanos y en dos, con cambios de presidente en mitad de legislatura por el azote de la corrupción. Son la Región de Murcia, la Comunidad de Madrid, Castilla y León, La Rioja y Galicia. En la primera comunidad, Pedro Antonio Sánchez, elegido presidente en las autonómicas de 2015, se vio forzado dimitir, acorralado por los casos Púnica y Auditorio, en abril de 2017 tras muchos tiras y aflojas y después de 45 días de cerco político y judicial. Lo sustituyó Fernando López Miras ante la amenaza de perder el poder a manos de un Gobierno tripartito de Ciudadanos, PSOE y Podemos.
En Madrid, más de lo mismo. Tampoco gobierna ya el presidente salido de las urnas. Cristina Cifuentes, el mirlo blanco del PP que sobrevivía a la oleada de escándalos de corrupción, intentó mantenerse en el poder a pesar de un mes de denuncias de irregularidades en torno a su máster hasta que el vídeo de un supuesto hurto de dos cremas en un supermercado acabó por torcerle el brazo el pasado 25 de abril. El nuevo presidente es su escudero, Ángel Garrido, que dirigirá Madrid hasta el final de la legislatura pero del que se duda que vaya a ser cabeza de cartel para los siguientes comicios.
En Castilla y León gobierna de salida Juan Vicente Herrera, que desde hace un año no es el líder del PP regional. El alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco, ganó en marzo del año pasado las primarias del PP en la comunidad con el 67,59% de los votos (4.087) ante el otro aspirante, el también alcalde de León, Antonio Silván, que logró el 31,5% (1.905). Herrera anunció que no sería de nuevo candidato a la Junta en las elecciones autonómicas de 2019 y lo normal es que ese puesto lo ocupe Mañueco.
La Rioja supera las dos décadas de gobiernos populares: el actual, presidente, José Ignacio Ceniceros, lleva en el cargo desde 2015, pero su predecesor, Pedro Sanz, había gobernado desde 1995. Renunció a continuar para desbloquear las negociaciones con Ciudadanos y que este partido permitiese la investidura de Ceniceros, su sustituto.
Tras la pérdida de La Moncloa, a los populares les queda Galicia, con Alberto Núñez Feijoo y su mayoría absoluta siempre en las quinielas para suceder a Rajoy, que ahora volverán a dispararse. Antes del varapalo de la Gürtel, Rajoy dijo en una entrevista que se sentía fuerte para seguir e intentar ser presidente por tercera vez. Ya nadie confía en esa opción.