Lombardi – América Latina: Joya incompleta
“Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo.” Simón Bolívar. Carta de Jamaica 6 de septiembre de 1815
América Latina es una tierra fértil mezclada armoniosamente entre blancos, negros e indios, riqueza cultural única que hace de los latinoamericanos una región especial que junto a sus hermosos paisajes y riquezas naturales la convierten en una joya aun sin pulir. América Latina espera pacientemente por su gente para que al igual que el orfebre estos la conviertan en una joya hermosa, única y brillante de bienestar y progreso para todos quienes habitan en ella.
Bolívar sabía del potencial de esta tierra y por eso su empeño en hacer realidad la unidad latinoamericana, unidad que buscaba fortaleza y protección frente a un mundo hostil de agresiones constantes de fuertes sobre débiles, Bolívar influido por las corrientes de pensamiento de su tiempo junto a los acontecimientos que se desarrollaban en su época, sabía que el futuro de la independencia latinoamericana dependía de su integración, sin embargo este sueño fue interrumpido por sus contemporáneos que atrapados en su ego no fueron capaces de trascender en favor de la causa latinoamericana.
La historia nos recuerda que el sueño de Bolívar sigue intacto; algunos esfuerzos se han intentado, sin embargo, organizaciones como la OEA parecen inútiles, el principio inclemente de la realidad nos golpea ubicándonos en una tierra “independiente” de mentalidad colonial encadenada a la humillante miseria y bochornosa desigualdad social que junto a la hermosa naturaleza contaminada la empiezan a convertir de tierra de oportunidades a cementerios abandonados.
Recientemente llegó a mis manos un interesante trabajo del Centro de Estudios Internacionales UC (CEIUC) intitulado “Riesgo político América latina” al leerlo te percatas que los problemas actuales terminan siendo similares a los ocurridos en épocas anteriores, haciendo de la realidad latinoamericana un laberinto sin final; temas como las debilidades estructurales del Estado, crisis de gobernabilidad y empeoramiento de las condiciones de vida siguen marcando la pauta.
Uno de cada cuatro latinoamericanos aprueba la labor de sus congresos (Poder Legislativo), las protestas callejeras hoy superan la participación electoral, según el último informe de transparencia internacional la percepción de la corrupción en América Latina ha crecido para el 53% de los consultados y para el 29% se ha mantenido, es decir que el 82% considera que su región es corrupta, con una percepción que como es lógico se traslada a el comportamiento social (cultura). Dice textualmente la investigadora Nicole Jenne:
“En la medida que el estado latinoamericano falla de proteger a la ciudadanía de las crecientes vulnerabilidades producto de la crisis sanitaria y económica, disminuirá aún más su legitimidad. En cambio, en muchas partes los grupos criminales, los carteles del narcotráfico y las pandillas han podido ganar capital político y apoyo entre la gente.
La tendencia hacia los personalismos es una constante casi permanente en el mundo Hispanoamericano. La débil génesis de las instituciones políticas tras las emancipaciones dio lugar a una seguidilla de regímenes de corte caudillista basados en el carisma o apoyo fáctico de líderes en concreto, que acentuaron la idea de que el poder se construye sobre personas y no sobre instituciones o leyes.
De allí la constante rotativa gubernativa o constitucional que es tan característica de ciertos países de la región. Esa carencia de instituciones fuertes explica y facilita hoy la irrupción de caudillos de corte populista”.
Actualmente no hay un presidente latinoamericano en funciones que supere el 15% de apoyo popular, lo que sumado a la poca o nula credibilidad de las instituciones y poderes del Estado convierten a la región latinoamericana en alto riesgo para la inversiones de capitales regionales o foráneos, el estudio en este aspecto revela que a excepción de un puñado de pequeños países de la región la inmensa mayoría de estos son inestables debido a su frágil o nulo Estado de Derecho; por último, tenemos el papel de las fuerzas armadas como instrumento político para mantener en el poder a un gobierno que les satisfaga sus intereses particulares o grupales, deslegitimando de esta manera su rol neutral en la defensa de la República y sus leyes. Terminan siendo una banda delictiva bien armada con credenciales para actuar en nombre de la ley, lo que sumado al conflicto geopolítico de las grandes potencias dejan a la región en una posición de desventaja e indefensión frente al resto del mundo; el sueño de Bolívar dejo de serlo para hoy convertirse en desafío. América Latina no tiene más opciones que unirse sino quiere seguir siendo colonia extranjera. Dependerá de sus líderes concretar esta necesidad, pero será necesario luchar contra nuestra propia identidad, no para exterminarla pero sí para reformarla colocando lo mejor de ella sobre los males que hoy nos condenan.