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Los animales guardan distancia social

La famosa distancia social, ahora en boga dentro de la trinidad de recursos recomendados contra el COVID-19, no es exclusiva de los seres humanos, porque desde la noche de los tiempos ha sido empleada por otras especies animales para reducir la transmisión de enfermedades.

Así lo confirman las doctoras Andrea Townsend, ecóloga del comportamiento del Hamilton College, y Dana Hawley, bióloga del Virginia Polytechnic Institute and State University,  en un trabajo publicado en los Proceedings of the Royal Society británica.

El instinto, precisamente, es el recurso principal que permite a los animales, en contraste con quienes sufrimos al escrutar entre los numerosísimos síntomas de la actual pandemia, detectar la letargia en uno de sus congéneres como  síntoma de infecciones potenciales, evitando su frecuentación.

 

Langostas del caribe

Langostas del caribe

 

Otros, como las langostas del Caribe pueden olfatear una clave química en la orina de los individuos enfermos, evitando aproximarse a sus dominios subacuáticos, e igual ocurre con los mandriles africanos que husmean en las heces de sus compañeros la presencia de parásitos y de alguna patología.

Tampoco es original la cuarentena que mortifica a millones de viajeros, manteniendo en jaque a la industria turística internacional, porque desde siempre la han practicado insectos sociales como las hormigas y las abejas, llegando al caso de individuos que, al saberse enfermos, abandonan sus colonias para morir lejos sin causarles perjuicio.

 

Mandril. Foto Pixabay

Mandril. Foto Pixabay

 

Para comprobar la causa de tales conductas, se ha procedido experimentalmente a eliminar los parásitos en los mandriles contaminados, constatando que, de inmediato cesa el aislamiento que los familiares habían elevado para preservar su buena salud, e igual sucedió con otras investigaciones que sembraron hongos patógenos en colonias de  hormigas.

 

Las hormigas también toma su distancia social

Las hormigas también toman su distancia social

 

En cambio, uno de los casos más interesantes es el demonio de Tasmania, transmisor de una variedad de cáncer con sus mordiscos, que no interrumpe sin embargo porque es uno de los recursos fundamentales de su apareamiento, y la lección que extraen ambas científicas es la validez del concepto de distancia social, porque en definitiva los beneficios superan con creces el costo de sus incomodidades.

 

Demonio de Tazmania. Foto Pixabay

Demonio de Tasmania. Foto Pixabay

 

Varsovia, noviembre 2020

 

 

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