Los brotes de covid-19 desbordan al régimen de Daniel Ortega
Doctores alertan: hospitales están abarrotados y hay personal de Salud contagiado; exhortan a población a seguir prevención para reducir catástrofe
La realidad sobre la pandemia de la covid-19 ha desbordado al El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo que, ante el avance de la pandemia en Nicaragua, ha optado por callar y suspender incluso los ya cuestionados reportes oficiales en los que insiste que “no tenemos transmisión local comunitaria”: la cuarta fase de la transmisión de la pandemia que precede el incremento exponencial de los casos y la saturación y colapso de los centros hospitalarios, advertida por epidemiólogos y salubristas independientes.
El Gobierno arribó este lunes al sexto día sin ningún reporte oficial sobre el avance de la pandemia de coronavirus en Nicaragua, después de que en la semana anterior solo tuvo un reporte el día martes cinco de mayo.
En un panel con el periodista Carlos Fernando Chamorro, en el programa Esta Semana, el infectólogo Carlos Quant, el neumólogo Jorge Iván Miranda y el especialista en Cirugía General, Javier Pastora, analizaron la respuesta del Gobierno ante la pandemia: su negación, silencio y consecuencias; y qué se puede hacer para intentar reducir la catástrofe, pese a la negligencia oficial.
El doctor Quant estimó que la situación de la covid-19 en Nicaragua “es preocupante, porque vivimos dos realidades paralelas: la que vive el Gobierno, negando el estado de la pandemia; y la que vivimos los médicos y la ciudadanía en general”.
Para el doctor Miranda, el silencio del Gobierno y el Ministerio de Salud (Minsa) obedece a que “están aturdidos por la realidad” y considera que “la causa por la que no han dado un informe” es porque “no han podido fabricar ellos su realidad paralela”.
“No saben cómo ajustarla a lo que estamos viviendo en los hospitales públicos y privados”, criticó, tras detallar que en los centros hospitalarios están recibiendo pacientes con covid-19 en todas las áreas, y los hospitales han tenido que habilitar áreas específicas sobre la marcha y sin recursos ante la demanda que representa la pandemia.
En una entrevista en el programa Esta Noche, el epidemiólogo Rafael Amador ya había advertido que en el Gobierno “no tienen ya cómo disfrazar la realidad, y ante no poderlo hacer, callaron”. A su juicio, esta actitud “es aceptar que la realidad ya los desbordó”.
El Gobierno presentó su último reporte oficial el cinco de mayo, cuando tras 48 horas de silencio oficial añadió únicamente un caso positivo a la lista de casos confirmados, del cual no brindó ningún dato sobre su nexo de contagio, edad, o género. Luego, no ha habido más reportes, en un silencio de más de cinco días consecutivos que continúa hasta hoy.
Además, Nicaragua es el único país de la región que no está informando desde entonces a las instancias internacionales de Salud sobre el avance de la pandemia, pues es la única estadística no actualizada en los reportes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y del ejercicio de monitoreo del Sistema de Integración Centroamericana (SICA).
A ciegas frente a la pandemia
Quant, médico en un hospital público y otro del Seguro Social, detalló que en los centros hospitalarios “estamos viendo una gran cantidad de pacientes que están llegando a unidades hospitalarias” y que estos “están alcanzando niveles importantes, casi al borde de la saturación”.
Solamente en el Hospital Roberto Calderón hay al menos treinta pacientes hospitalizados con sospecha de covid-19, precisó el doctor Quant, tras lamentar que no es posible realizar una prueba, porque estas continúan centralizadas por el Gobierno, por lo cual “el manejo que se hace es el orientado por los médicos, pero solo con sospecha clínica”.
El doctor Miranda añadió que los casos están abarrotando los hospitales, y que es cuestión de días que estos saturen el sistema de Salud nicaragüense, donde se calcula una capacidad total inferior a las 6000 camas hospitalarias.
El neumólogo considera que en este momento incluso el tema de las pruebas de covid-19 pierde relevancia, en el sentido de que a pesar de que es necesario descentralizar su realización y transparentar sus resultados, en la práctica muchos resultados son “indeterminados”, pero los médicos se ven obligados a tratar todos esos resultados e incluso las neumonías como covid-19.
Los pacientes, describió el doctor Miranda, “están llegando a todas las áreas, sin avisar, sin decir nada. Cuando los ves, están sentados enfrente tuyo, con todos los síntomas y salís en carrera a donde les toca”.
Curva de contagios en ascenso
El doctor Javier Pastora critica que el silencio oficial es propio de los “gobiernos autoritarios y totalitarios”, como “expresión de la imposibilidad de justificar las cosas”.
Pastora es especialista en Cirugía General y exjefe del Departamento de Cirugía del Hospital Óscar Danilo Rosales (Heodra) y de la UNAN-León. Fue despedido de ambas instancias en julio y septiembre de 2018 en represalia contra el personal médico que atendió a heridos de la represión oficial contra la Rebelión de Abril.
“Como no tienen posibilidades de justificar esta marea que nos está aplastando y nos va a aplastar a todos los nicaragüenses, sin excepción, entonces el silencio es la única arma que poseen para poder justificar lo que está sucediendo”, agrega. Sin embargo, alerta que “esconder el problema no va a solucionar absolutamente nada”.
Los especialistas coinciden en que el número exponencial de casos está creciendo y seguirá en aumento, como ha sucedido en todo el mundo.
Pese a la negativa del Gobierno, el doctor Quant sostiene que en Nicaragua sí tenemos transmisión comunitaria de covid-19 y que, lejos de haber un epicentro específico, esta es una realidad “en todo el país”.
El infectólogo recordó el diagnóstico y proyecciones del salubrista Carlos Hernández, quien a mediados de abril advirtió un incremento en los casos de neumonías y mortalidad en Nicaragua, identificando brotes en el occidente, Caribe, oriente, centro y pacífico del país.
“El abarrotamiento de los hospitales indica que ya tenemos un problema serio establecido en toda Nicaragua”, sostiene.
El doctor Miranda precisó, además, que esta etapa habría comenzado hace tres semanas, cuando empezaron a llegar los casos a los hospitales, identificando focos entre un grupo de trabajadores de la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados (Enacal) en el municipio de Tipitapa, trabajadores del Aeropuerto Internacional, y en Chinandega, afectando incluso a una decena de miembros del personal del hospital regional.
El doctor Miranda no duda que “estamos en la etapa de ascenso rápido de la curva (de contagios)” y que “los casos se están duplicando y triplicando de manera exponencial”.
“Eso lo estamos viviendo todos los días en las Emergencias. Desde hace tres semanas, aproximadamente, tenemos un aumento rápido de casos, con focos en varias partes de la comunidad, del país”, detalló.
Régimen no ha querido reaccionar
Desde que el Gobierno reportó el primer caso positivo de covid-19 en Nicaragua, el pasado 18 de marzo, ha admitido únicamente 16 casos positivos, mientras el conteo independiente del Observatorio Ciudadano COVID-19, registra 781 casos sospechosos, con más de 400 en las últimas dos semanas.
Los epidemiólogos afirman en que hay una clara tendencia a que los casos se dupliquen rápidamente, y que la forma en cómo estos casos se están presentando y el no poder identificar cuál es el nexo epidemiológico de la transmisión “nos obliga a sospechar que todos somos potencialmente contaminados”, dijo el especialista Rafael Amador, en una entrevista en Esta Noche, el pasado miércoles.
Entre los 16 casos positivos que el Gobierno ha admitido, hay al menos cinco fallecidos reconocidos oficialmente, con lo que Nicaragua muestra un índice de letalidad superior al 30%, siendo este el más alto de la región. Además, otro de esos 16 casos confirmados que fue dado de alta por el Minsa, falleció días después en su casa de habitación, aunque el Gobierno lo cuenta como “caso recuperado”.
“Un muerto, ya debería haber reaccionado; un caso confirmado, ya era asunto para tomar las acciones pertinentes y necesarias para tratar de disminuir al máximo”, criticó Amador.
Se “desperdició” tiempo valioso
Mientras la pandemia muestra un avance acelerado de contagios en todo el continente, donde Nicaragua no sería excepción, los nicaragüenses se dividen entre aquellos que han optado por el confinamiento voluntario y siguen medidas de prevención, y quienes fieles al mensaje oficialista niegan la gravedad de la amenaza.
El mismo mandatario ha atacado la campaña cívica “Quédate en casa”, argumentando el alto porcentaje de economía informal. Sin embargo, tampoco ha anunciado medidas específicas para responder a la pandemia y atender a la población clínica y económicamente más vulnerable. Incluso ha desoído los llamados de la sociedad civil organizada y del sector privado.
Los especialistas consideran que lo que queda por hacer en esta fase de la pandemia es reforzar la atención de estos pacientes, procurar la capacidad de respuesta de los hospitales para los pacientes graves.
Además, urgen mayor capacidad de pruebas, para detectar a los contactos de estos pacientes y también a los trabajadores de Salud que están en contacto con los pacientes para dar seguimiento temprano y limitar la transmisión.
El doctor Miranda asegura que en este momento la mayoría de los pacientes aún están llegando en una condición de moderada a grave, pero que el porcentaje será mayor cuando la enfermedad comience a afectar a la población más vulnerable.
Lamentó, también, que los médicos y personal de Salud demandaron al Gobierno preparación y protección, pero “vino la epidemia a Nicaragua y no estábamos preparados”.
El doctor Quant también reflexionó que la epidemia nos dio meses de gracia. “Desafortunadamente no la supimos aprovechar en Nicaragua para prepararnos”, dijo.
Recordó que el Gobierno dijo que contaba con 19 centros hospitalarios “centinelas”, pero afirmó que “la verdad es que solo fueron designados de nombre, pero no había recursos disponibles para la atención de estas personas”, porque los hospitales han tenido que improvisar ante la pandemia, “y todavía a estas alturas mucho personal médico no tiene equipo de protección. Permitieron el uso de mascarilla cuando algunos miembros del personal comenzaron a enfermarse”, criticó.
El doctor Pastora concuerda en que “estamos viendo el mar que viene y la ola nos va a arrastrar”, por lo cual llama a adoptar medidas urgentes como una reforma presupuestaria para destinar más fondos al sector Salud e incluso alianzas con el capital privado para trazar rutas de apoyo.
Considera que la respuesta general del problema es absolutamente estructural y recordó que aun en países desarrollados y preparados se ha contagiado un 20% del personal médico. “¿Qué podemos esperar nosotros donde se está negando la epidemia y donde hasta hace muy poco se prohibía el equipo de protección básico del personal de salud?”, increpó.
Miranda reclamó, en ese sentido, que el Gobierno tampoco ha reportado ningún médico infectado, “porque no le conviene, porque es su responsabilidad, es mala imagen, porque ellos no permitieron la preparación”.
Población no puede relajarse
El doctor Pastora reconoce que “desgraciadamente” es difícil atender la pandemia sin el Gobierno, y en las condiciones de Nicaragua un problema de esta magnitud “es algo tráfico, espantoso, que nos va a devorar”.
Sin embargo, el doctor Miranda sostiene que “lo tenemos que intentar, porque no tenemos de otra”, tras criticar que “el Gobierno está haciendo acciones contrarias a las que los médicos estamos recomendando”.
Corresponde, afirma, “seguir dando el mensaje” y la población atienda.
El doctor Quant sentencia que “sin la participación del Estado lo que vamos a ver es la evolución natural de la enfermedad”, y en dos semanas veremos la saturación de los hospitales, que además verán su capacidad aún más limitada por los trabajadores de la Salud enfermos. “Eso —vaticinó— será un problema saturación y falta de capacidad. Tendremos una situación realmente catastrófica.
El epidemiólogo Rafael Amador orientó, por su parte, que quienes se han portado responsablemente ante la pandemia no deben bajar la guardia. “Ahorita es momento de continuar y entender que esta es una carrera de mediano y largo plazo, que si echamos, si nos descuidamos y descargamos un poco todo el esfuerzo que se ha hecho se puede echar a perder”.
Sobre todo, recomendó, “teniendo énfasis en el cuido de las personas más vulnerables” que incluyen a mayores de edad, pacientes crónicos y mujeres embarazadas. “Tienen que mantenerse aislados en su casa —insistió— para evitar contagio cruzado fuera de su casa”.