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Los efectos de la pandemia: Así cayó en picada la actividad industrial

No existe antecedente de un desplome de tal magnitud en este indicador, es el fiel reflejo del frenón económico que sufrió México.

Los efectos de la pandemia en la economía mexicana empiezan a reflejarse en los indicadores; las cifras señalan lo que se ha advertido desde hace varios meses, que la recuperación será muy lenta debido a que los estragos son devastadores y no se observan políticas contracíclicas que permitan a los sectores afectados y sus empresas salir pronto de la más grave crisis en décadas.

Ayer el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó el indicador mensual de la actividad industrial durante abril de 2020, los datos no podían ser más reveladores del daño que ha sufrido la estructura económica del país. Por su relevancia, por el impacto que tendrán en los meses siguientes estas cifras y porque abonan a la inminencia de una recuperación lenta y prolongada, es importante analizar las cifras más importantes.

Actividad industrial en picada

De acuerdo con las cifras del Inegi, el indicador mensual de la actividad industrial tuvo una caída anualizada de 29.6 por ciento en el mes de abril, respecto al mismo periodo de un año antes. No existe antecedente de un desplome de tal magnitud en este indicador, es el fiel reflejo del frenón económico que sufrió México para tratar de mitigar los efectos de una pandemia que de todos modos al cierre del miércoles 10 de junio ha cobrado la vida de más de 15 mil mexicanos e infectado a casi 130 mil compatriotas.

La devastación en la estructura productiva es notoria, por componentes de la actividad industrial, es decir aquellos sectores de impulso económico, los desplomes tampoco tienen antecedente histórico.

Así, la minería tuvo un descenso de 5.6 por ciento anualizado y de 3.6 por ciento en el mes de abril respecto al periodo previo, marzo de 2020. La generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final registró por su parte un retroceso anualizado de 1.1 por ciento y de 3.5 por ciento en abril respecto al tercer mes del año.

Pero si esas eran malas noticias, aquellas relacionadas con el impacto negativo en dos industrias o actividades fundamentales para el país son todavía peores. En abril la industria de la construcción tuvo una caída anualizada de 32.8 por ciento y de 38.por ciento si se le compara con el mes previo. Por su parte, la industria manufacturera tuvo un desplome anualizado de 30.5 por ciento y de 35.5 por ciento en la medición abril vs marzo de 2020.

Lo anterior es muy relevante porque la industria de la construcción tiene una participación de 7.8 por ciento en el PIB nacional, mientras que la industria manufacturera aporta prácticamente al 20 por ciento del PIB en el país. Es decir, por sí solas estas dos industrias impactan en más de la cuarta parte del PIB y sumados al sector comercio llegan a niveles de hasta 41 por ciento del PIB.

Cadenas productivas y de consumo, la clave

Este desplome de las industrias de la construcción y manufacturares podrían ser llamativas, pero de corto impacto si México estuviera en otra situación, lo cierto es que hay un dato preocupante: La economía nacional no interrumpió una tendencia positiva debido a la pandemia. Es cierto que la emergencia sanitaria impactó sobremanera, pero también es un hecho que la economía ya venía mal.

Lo anterior es muy relevante porque si la economía mexicana hubiera sido solamente impactada por la pandemia, pero previamente registraba una trayectoria positiva o estable, las posibilidades de una recuperación inmediata serían una realidad, lo cierto es que la industria mexicana tiene que recuperarse de los efectos de la crisis pandémica y también de los errores de política económica que la estaban lastrando. La recuperación de la pandemia podría venir en parte del exterior si, por ejemplo, en Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, se dinamiza la economía a la brevedad, pero corregir los errores de política económica depende de las autoridades, y sobre todo, de que lo quieran hacer.

El sector manufacturero es vital, por sí mismo ha representado en los últimos 3 años el 61 por ciento de la Inversión Extranjera Directa que llega a México. Pero, tiene a su vez dos conexiones que le van a dificultar la recuperación: Por un lado, la dependencia, como todos los sectores, del consumo interno, que este año podría registrar uno de los peores en décadas. Por otra parte, la conexión con otras industrias y cadenas productivas del exterior son clave para una recuperación.

Lamentablemente las noticias provenientes del exterior no son del todo positivas. La Fed, el banco central de Estados Unidos advirtió apenas el miércoles que espera para 2020 un desplome de hasta 6.5 por ciento en la economía de su país, al tiempo que una tasa de desempleo no menor al 5 por ciento al menos hasta 2022. Es decir, el consumo en el país más consumista del mundo tardará en recuperarse, México se encuentra atado a esta nación no solamente por su geografía, sino por su tratado comercial previsto para entrar en vigencia el próximo julio.

Con estas cifras que ha reportado el Inegi, se inaugura un periodo de consolidación de las malas noticias previamente esperadas para el país. La eficiencia de los discursos seguramente se estrellará con la frialdad y crudeza de los números.

 

 

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