Los jóvenes y el socialismo en Cuba, a discusión
El más reciente número de la revista Temas. Cultura, ideología, sociedad (87-88, julio-diciembre de 2016) está dedicado a la impronta de los jóvenes latinoamericanos y a su participación social, educacional, política y cultural en las sociedades civiles latinoamericanas, y especialmente la cubana.
De los trabajos solo comentaré dos que resultan muy interesantes. En el primero de ellos, «Escuelas y desigualdades en la actualización del modelo cubano», Idania Rego Espinosa, especialista del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), emprende una caracterización de los principales componentes de la política educativa cubana, así como los cambios producidos «mediados por las desigualdades sociales» entre 2011 y 2016, y los retos que imponen para el actual proceso de cambio que vive la Isla.
En su investigación, Rego advierte las problemáticas que acentúan el grado de desigualdad en el acceso a los centros educacionales preuniversitario y universitario. Llama la atención un dato que plantea este indicador de desigualdad, por ejemplo, en el acceso al sistema de educación superior: «Desde hace varias décadas, a la enseñanza superior, como tendencia, acceden, en mayor medida, las mujeres, las personas blancas y los hijos de profesionales, y si bien en los 2000 se implementaron programas sociales que buscaron revertir esa situación, no se logró en todos sus aspectos».
El segundo de los trabajos sobre los que me gustaría llamar la atención, «¿Qué socialismo? El turno de los jóvenes?», es el plato fuerte del dossier. Se trata de una entrevista que el investigador Fernando Luis Rojas y la periodista Carolina García Salas realizan a cuatro profesionales que fueron dirigentes de organizaciones sociales y políticas estudiantiles cubanas y que hoy se desempeñan como profesionales dentro y fuera de Cuba, pero al margen de todo activismo político.
Los entrevistados son Carlos Lage Codorniú, hijo del exvicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros Carlos Lage, depuesto de su cargo; Gretel Rafulls Trujillo, antes dirigente de la UJC en La Habana, exdiputada a la Asamblea Nacional, actualmente residente en Barcelona; Osniel Díaz Castellanos, exmiembro del Comité Nacional de la UJC y ahora cofundador del Grupo Auge, encargado de potenciar el activismo joven en el sector económico privado, y Edmundo del Pozo Martínez, expresidente de la FEU de la Facultad de Derecho en la Universidad de La Habana, y actualmente residente en México.
Los entrevistados disertan en torno a los debates políticos de la juventud sobre el socialismo en Cuba, el papel de los jóvenes en las formas de producción capitalista que actualmente tiene lugar en la Isla, el futuro del socialismo como modo de vida para la sociedad cubana, las formas alternativas de asociación no gubernamentales, divergentes de las políticas instauradas por la revolución entre otras problemáticas medulares de hoy.
Para Carlos Lage Codorniú, los debates en torno a los procesos políticos y el futuro del socialismo en la Isla tienen un peso reducido en las discusiones de la juventud cubana, un indicador prácticamente insignificante, aun cuando existen todavía espacios donde esos debates sobreviven con fuerza.
«El signo de los jóvenes de hoy (…) es la preponderancia del proyecto personal. Lo individual se lleva el protagonismo, dejando el proyecto social como algo por lo que deben luchar otros. No creo que eso hable peor o mejor de los jóvenes, sino de la época que les tocó vivir», afirma.
Oniel Díaz no considera un «giro a la derecha» en el pensamiento político de la juventud, sino una «disminución del acompañamiento activo» que tuvo el proceso revolucionario iniciado en 1959. El desgaste del pensamiento de izquierda en Cuba y su incapacidad de adaptación al nuevo contexto, la ineficiente e incompleta democracia que vive la sociedad civil, el Estado y el PCC y las carencias materiales, son algunas de las causas de la apatía política en las más jóvenes generaciones.
Y sostiene Díaz: «Si este sistema no logra llevar prosperidad a todos, democracia real, participación activa, control popular, se vuelve (…) poco creíble».
Para Edmundo del Pozo Martínez la estimulación del modo de vida capitalista influye en la sociedad, con fuerte proyección en los jóvenes, quienes la asumen como parte de su modo de vida. Gretell Rafulls Trujillo, en ese sentido, habla de un «desapego (…) a la práctica política tradicional».
Las crisis de liderazgo, los retrocesos de la calidad educativa, la profundización de la marginalidad y la pobreza, el deterioro de las condiciones hospitalarias y de vivienda, la ausencia de democracia en una cultura del debate público, la automatización del discurso político en los dirigentes estudiantiles, la incapacidad de asumir los retos que exigen los momentos actuales y las políticas de cambio que contrarresten la inercia social, conllevan a la crisis existencial de muchos jóvenes, que optan por el exilio como forma de canalizar sus aspiraciones materiales y el crecimiento personal que en Cuba no pueden alcanzar en su proyecto de vida inmediato.