Los llamativos consejos de Leonardo da Vinci para vivir más
Sale a la luz la vertiente más gastronómica y saludable del polímata da Vinci
Leonardo da Vinci ha sido el punto de partida y el destino de infinidad de obras y estudios de todo tipo que se han ocupado de otorgarle la perenne popularidad que desde el Renacimiento sigue alimentando a todas las artes. ¿Por qué la cocina iba a ser menos? Ahora, gracias a «En la mesa con Leonardo da Vinci», escrito por la periodista y gastrónoma Eva Celada y con imágenes de Javier Peña, se descubre su lado más humano alrededor de la mesa.
«Leonardo apuntaba en unas hojas todo lo que le ocurría, y las guardaba en una especie de atillo. Llegó a escribir hasta 7.200 páginas que hoy configuran sus famosos Códices. Gracias a esos escritos se sabe cuáles eran los libros que portaba de un lado para otro. Uno de ellos era un libro de recetas. También apuntaba las listas de la compra donde figuran carnes, perdices y algún pescado ocasional, que suponemos que sería para sus discípulos y criados a los que no les obligaría a prescindir de la carne, alimento predominante en la cocina renacentista. Concretamente se han encontrado 21 listas donde se incluyen incluso precios», comenta Celada. «El vino, el pan, el aceite, los huevos, la fruta y las verduras o las especias son algunos de los que más se repiten», cuenta la autora de «En la mesa con Leonardo da Vinci».
Da Vinci, ¿vegetariano?
«Todo su discurso está centrado en que hay que respetar la naturaleza, cuidar el medio ambiente, no dañar a los animales y habla, incluso, de que el hombre es la muerte porque come seres vivos y los mata para comérselos. Es una de las razones por las que se entiende que es vegetariano», sentencia la escritora. Parece difícil que da Vinci fuese vegetariano estricto, pero dadas algunas declaraciones encontradas en sus Códices («Si el hombre puede vivir con alimentos simples, ¿por qué tiene que matar?») es probable que aunque no comiera animales, sí tomara huevos, queso, leche y productos similares. ¿Cómo podría evitarlos en un banquete, por ejemplo? ¿Y en una comida con otros artistas en un taller? «Lo que resulta probable es que en su casa no tomase carne y, en los banquetes, dado que la comida se servía en bandejas para que cada uno cogiera lo que quisiera, seleccionara los alimentos vegetales, intentando comenzar con frutas o verduras aliñadas, siguiendo con algunos pasteles o tortas a base de huevos, optara por frutos secos de diferente tipo (habituales en las comidas), dulces y fruta. Todo ello regado con vino, preferentemente dulce, que le gustaba y del que era un gran entendido», cuenta Eva Celada.
«El universo vegetal de Leonardo en su época no era pequeño, y podía degustar desde panes de especias, frutas como manzanas, peras, moras, ciruelas, melones, membrillos, higos, uvas, granadas, cidras, nísperos, bayas, melocotones, albaricoques o cerezas; verduras como pepinos, espinacas, acelgas, repollos, cardos, nabos, calabazas, coles, puerros, borrajas, ensaladas, zanahorias u otras raíces; frutos secos como nueces, almendras, avellanas, piñones o castañas…; legumbres como garbanzos, habas, guisantes, lentejas, y un sinfín de hierbas y algunas especias», comenta Celada.