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Los médicos mexicanos se rebelan contra la obligación de ir a estudiar a Cuba

"Son libres de declinar" pero deberán presentarse de nuevo al examen el año próximo

Una veintena de médicos se manifestó este lunes en la plaza del Zócalo de Ciudad de México en protesta por la obligación del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador de estudiar su especialidad en Cuba.

«Dicen que la infraestructura allá es mayor a la que tenemos en México, pero aquí tenemos más hospitales y hay más necesidad de médicos especialistas», declaró en medios locales Ingrid Izar Cuéllar, una de las doctoras que se plantaron este lunes frente al Palacio Nacional, sede del Ejecutivo mexicano desde que López Obrador tomó posesión hace dos años.

El presidente mexicano había anunciado en mayo del año pasado que iniciarían un programa de becas de residencia en el extranjero para los doctores, ante la falta de plazas en el país. Meses más tarde, en noviembre, las autoridades sanitarias informaron no solo de la duplicación de plazas sino de la puesta en marcha de hasta 1.600 becas en el extranjero, cuyos destinos serían Canadá, Estados Unidos, Argentina, Cuba y Australia.

«Dicen que la infraestructura allá es mayor a la que tenemos en México, pero aquí tenemos más hospitales y hay más necesidad de médicos especialistas»

De hecho, al hacer los médicos el examen de especialidad les preguntaron si querían irse al extranjero y qué país era de su preferencia.

Sin embargo, cuando el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México (Conacyt) publicó la convocatoria de las becas, el pasado 15 de diciembre, estas eran solo para Cuba. En aquella ocasión, el consultor para temas sanitarios Xavier Tello observó que México pagaría al Gobierno cubano por este programa un total de 40 millones de dólares en calidad de «colegiatura».

Los aspirantes a residentes pusieron el grito en el cielo, pues ni siquiera era opcional: si no aceptaban la plaza en la Isla, la perdían, y su examen no sería considerado.

«Es lamentable para las aspiraciones y los sueños de los médicos que anhelan hacer una especialidad fuera del país que no se les dé la oportunidad de hacerlo en el lugar que ellos prefieren», declara a 14ymedio la presidenta del Colegio Médico de México, Belinda Cázares Gómez. «Es frustrante, además, que, de no aceptar estudiar en Cuba, pierdan el pase del examen y no se les reconozca su esfuerzo». Y añade: «Creo que ni siquiera se les había avisado».

«Por las condiciones asociadas a la pandemia el médico prefiere quedarse en su país y no salir a arriesgarse», asevera la doctora Cázares.

En la misma línea la doctora Izar declaró a Imagen Radio: «Estamos en plena pandemia y exigimos una plaza aquí porque además nuestra constancia de selección está a punto de vencerse, en dos semanas».

Los que aprobaron, como Izar, el Examen Nacional de Residencias Médicas en noviembre pasado, tienen que comenzar la residencia el próximo 1 de marzo, pero los que eligieron ir al extranjero, forzosamente Cuba en este caso, tienen que postularse para la beca del Conacyt antes del 12 de febrero.

«Por las condiciones asociadas a la pandemia el médico prefiere quedarse en su país y no salir a arriesgarse»

«Para Medicina de Rehabilitación quedamos seleccionados 449 aspirantes, de los cuales solo 149 obtuvieron una plaza nacional», aseguró Izar. Los 300 restantes tienen que ir a Cuba, «obviamente haciendo todo el trámite, que cuesta entre 15.000 y 20.000 pesos, que corren por nuestra cuenta» y «tampoco te aseguran la aceptación».

Con los 1.100 dólares que pagará mensualmente el Conacyt a cada becario que se vaya a Cuba, reflexionó por su parte Izar, dos médicos podrían hacer su especialidad en México, pues la mitad de eso es lo que se les paga a los residentes en territorio nacional; «Por eso pensamos que hay que redirigir esos recursos económicos a nuestro país y no a Cuba, porque no sabemos qué planes de estudio manejan, qué hospitales son los que ofertan, no sabemos nada, todo es como a plazos fantasmas».

La doctora Belinda Cázares abunda en ello en una entrevista con 14ymedio: «El médico que quiera hacer una especialidad quiere tener la certeza de que sus estudios tengan condiciones académicas, que sean lo que él aspira, que dentro de la infraestructura académica cubana pueda saber cuáles son los programas de estudio y los hospitales en los que trabajará y qué oportunidad una vez terminada la especialidad tendrán aquí de ocupar una plaza como especialistas ya formados».

La presidenta del Colegio Médico ve positivo que otros países reciban a mexicanos para que cursen especialidades y se realicen intercambios científicos, pero cuestiona: «¿Qué garantía van a tener estos médicos que saldrán a hacer una especialidad en Cuba de obtener una cédula profesional para poder ejercer a su regreso al país?»

Cázares dice tener «información muy verídica» de que hay estudiantes de Licenciatura en Medicina graduados en Cuba a los que después la Dirección General de Profesiones de México –la instancia que otorga las cédulas profesionales– no les han concedido ese documento «porque no son compatibles los programas académicos cubanos con los mexicanos».

Las especialidades forzosas en Cuba es un nuevo episodio que enemista al gremio sanitario con el presidente a cuenta de la Isla. El Colegio que preside Cázares fue, precisamente, uno de los firmantes de la carta dirigida a López Obrador el pasado junio en protesta por la contratación de médicos cubanos.

«Nosotros preguntamos primero por qué no se nos había informado como gremio», refiere Cázares, «qué especialidades tenían los médicos cubanos que venían al país por la pandemia». A los colegios, en aquella ocasión, llegaron «muchas inquietudes del personal de salud». «No sabían si eran médicos, intensivistas o urgenciólogos, enfermeros, no teníamos conocimiento de su calidad académica», enumera. «Se mantenían muy herméticas las autoridades, incluso los cubanos no conversaban mucho».

«No sabían si eran médicos, intensivistas o urgenciólogos, enfermeros, no teníamos conocimiento de su calidad académica»

Otra queja de los doctores era que ni siquiera entraban a los espacios de atención a los enfermos de covid. «¿Vinieron a apoyarnos?», duda Cázares. «La secretaria de Salud de la Ciudad de México [Oliva López] nos contestó que ellos eran observadores, epidemiólogos, que venían a hacer un trabajo de esa naturaleza». Así, denuncia la doctora, «había un doble discurso: ¿vinieron como apoyo por la pandemia o a ser observadores?».

Preguntado por esta polémica, Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, dijo este martes en rueda de prensa que los alumnos que no deseen ir a Cuba son libres de no hacerlo, aunque deberán repetir el Examen Nacional de Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM).

«Esto es lo que hay. Si estas personas decidieran tomar las plazas disponibles en la República de Cuba, pues sería magnífico. Si es que esto les convence, pero son libres de declinar y si quieren estudiar una especialidad médica en México, el próximo año pueden desde luego volver a concursar en el examen», especificó.

Según López-Gatell, hay al menos una docena de países en los que realizar la beca en el exterior, pero la pandemia ha impedido concretar esas plazas y sólo Cuba está disponible en este momento.

Los más de 700 brigadistas que estuvieron en territorio mexicano, durante la primera ola de la pandemia, repartidos entre Ciudad de México y Veracruz, por los que el Instituto Nacional del Bienestar pagó al régimen más de 6 millones de dólares, regresaron a Cuba el pasado octubre. El contrato entre ambas partes nunca se hizo público.

A pesar del revuelo, López Obrador volvió a «importar», dos meses después, una brigada de 500 sanitarios, a los que se unió un nuevo contingente de 200 el pasado enero. A diferencia de los que trabajaron durante la primera ola de la pandemia, destinados en hospitales civiles, esta vez se encuentran en hospitales militares, «atendiendo» con la ayuda de la Marina y las Fuerzas Armadas, tal como dijo el propio presidente mexicano y confirmó una fuente médica 14ymedio, lo cual hace que la información sobre ellos sea, si cabe, más opaca.

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