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Los socios de Angela Merkel en Baviera pierden la mayoría absoluta, según los pronósticos

Los socios de Merkel pierden su histórica mayoría absoluta en unas elecciones que registran el auge de los ultras, que entran por primera vez en el Parlamento regional

Las claves de las elecciones de Baviera

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La Unión Socialcristiana (CSU) ha ganado este domingo las elecciones en Baviera, pero ha quedado muy lejos de la mayoría absoluta con la que la formación ha gobernado ese estado federado alemán los últimos 56 años y donde el Partido Socialdemócrata (SPD), socios también de la canciller Angela Merkel en el Gobierno central, ha sufrido hoy una humillación difícil de asimilar. Se ha reducido a la mitad y ha quedado incluso por detrás de la populista Alternativa para Alemania (AfD), que logró entrar en el Parlamento regional por la puerta grande.

«Es un día muy amargo para el SPD. No hubo viento de cola desde la gran coalición. Las peleas permanentes en la Unión, el tono empleado y la mala actuación del Gobierno nos han perjudicado. Esto tiene que cambiar», sentenció la presidenta del SPD, Andrea Nahles. No dijo ni pudo decir nada más en los 83 segundos que duró su comparecencia, la más breve de la historia de una dirigente tras una jornada electoral.

Su gesto sombrío y sus palabras, graves, dejaron un poso difícil de digerir. Entre líneas, Nahles cuestionó la continuidad de la gran coalición. En la misma línea se pronunció la jefa del SPD en Baviera, Natascha Kohnen. «Tenemos que analizar lo ocurrido y precisar qué impide que nuestro mensaje llegue a la población». El SPD celebra congreso el mes próximo, cita en la que Nahles se someterá al visto bueno de las bases. La posibilidad de que sea fagocitada por la corriente crítica con la gran coalición es alta. Si en las elecciones que se celebran dentro de dos semanas en Hesse se repite la derrota, las opciones serán altísimas.

Según los resultados parciales difundidos al cierre de esta edición, la CSU habría obtenido el 37,4% de apoyos, casi un 12% menos que hace cuatro años. Le sigue, a distancia, Los Verdes, que con un 18,6% se ha convertido en unas de las sorpresas de las elecciones. Electores Libres, una escisión de la CSU habría logrado un 11,7% del escrutinio, la AfD el 10,6%, el SPD el 9,6% y el Partido Liberal (FDP) el 5%. La entrada de ésta última formación en la cámara regional era esencial en la aritmética. La CSU podrá elegir entre una coalición con Los Verdes, emulando así el Gobierno de la vecina Baden-Württemberg, o con los Electores Libres y, eventualmente, con el FDP. Éste último partido ha ejercido tradicionalmente de bisagra de la CDU a nivel federal y gobernó con la CSU en Baviera entre 2008-2013.

«No es un día fácil para la CSU, pero nuestra facción seguirá siendo la más fuerte en el Parlamento y podremos seguir trabajando por la estabilidad de Baviera», fueron las primeras palabras del ministro presidente de Baviera, Markus Söder, que aprovechó su comparecencia en la sede del partido para recordar que él sólo lleva medio año a la cabeza del Gobierno y, en consecuencia, su responsabilidad en la debacle es limitada. «Si el partido lo quiere, estoy dispuesto a seguir», dijo Söder, que se presentó sin la compañía del presidente del partido, Horst Seehofer. No fue casualidad. Las relaciones entre ambos son de enemistad. Söder impulsó el golpe contra Seehofer que le apartó del poder, y es de esperar que ahora le culpe de su derrota e intente echarle de la presidencia de la CSU.

Seehofer tiene otros planes. «Tenemos que analizar los resultados de estas elecciones sin perder de vista que la CSU sigue teniendo la confianza mayoritaria de los bávaros», adelantó el ministro de Interior, un político controvertido y curtido que ha logrado convertirse en el culpable de todos los males. «Vamos a trabajar para recuperar la confianza de los electores y formar una coalición de gobierno que genere sinergias».

El ex ministro presidente bávaro Erwin Huber cree que, aunque la aritmética favorece una coalición con Los Verdes, las diferencias en política agrícola, medioambiente, energía o seguridad son demasiado grandes. El ex líder nacional de los Verdes, Cem Özdemir, por el contrario, reiteraba la disposición del partido a contribuir al cambio que el 18 % de los bávaros quieren.

No lograron superar el umbral del 5% de votos y, por tanto, quedan fuera del Parlamento regional, La Izquierda y un reguero de pequeños partidos, incluido el Partido Independentista Bávaro. El presidente de la formación, Florian Weber, aventuró días antes de las elecciones en una entrevista con este diario que sus encuestas internas le daban un 5%.

Ante el revés recibido en las urnas bávaras por sus socios en el Gobierno, para la canciller Merkel es especialmente importante que la CDU gane las elecciones del próximo día 28 en el estado federado de Hesse. El ministro presidente, Volker Bouffier, uno de los pesos pesados de la CDU aspira a la reelección. Y no está nada claro que lo logre.

Perder ese estado federado sería para Merkel más letal que la pérdida de la mayoría absoluta en Baviera por parte de la CSU. Es posible que la canciller, con cuatro legislaturas a cuestas no haya decidido aún si encabezar nuevamente el cartel dentro de tres años, pero lo que sí quiere es repetir en la presidencia de la CDU. Se someterá a elección en el congreso que celebrará esa formación en diciembre. Un mal resultado y las voces que piden paso en la CDU suenan cada vez más altas y podrían precipitar esa decisión. Merkel quedaría aún más debilitada. Y, si los resultados del SPD en Hesse son tan sangrantes como los de Baviera, la gran coalición podría quedar vista para sentencia.

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