Macky Arenas: No necesitamos más confusión
Por primera vez cruje el piso del régimen en el TSJ. Un magistrado de la Sala de Casación se pronuncia en contra de la convocatoria a una ANC. Lo mismo hace la magistrada Marisela Godoy, argumentado que “la Constituyente no trae la solución a las desgracias que vivimos”.
El gobierno busca imponer su carril frente a la calle indomable, frente al repudio internacional y su carencia de respuestas a la crisis. El subterfugio es girar hacia la Constituyente. Después, si acaso, regionales. Andar a la zaga oficialista nunca ha reportado beneficios y, por fin la oposición había recuperado la iniciativa y la delantera. Consultar sobre algo que se rechaza de plano es colocarse en el carril del régimen.
Llama la atención el hecho de que esta «salida» se presenta como respuesta a una convocatoria que está planteada desde hace semanas y sobre la cual se ha pronunciado negativamente el país entero, comenzando por la Asamblea Nacional, la iglesia, los gremios, las Academias, las universidades y los juristas entendidos. Es inevitable, entonces, preguntarse por qué no se convocó desde un principio la consulta para rechazarla? Por qué no tomaron la iniciativa? Por qué no se adelantaron?
Una vez llegados a este punto, reaccionar ante la convocatoria del CNE y a las bases de Maduro es legitimar la Constituyente, es debilitar la calle, es entrar desde ya en la disputa por candidaturas regionales y es una falta de respeto a la lucha titánica que la gente está librando contra la represión. Se pone de manifiesto que necesitamos más seriedad en el liderazgo….porque la gente la tiene.
Por su parte, Maduro resta majestad a un recurso como la Constituyente, que se reserva para momentos definitorios en la vida del país -no para dirimir conflictos ni sacar las castañas del fuego a un mandatario en apuros- y la despoja de su autenticidad y fuerza como instrumento de legitimación popular. No se vale degradarla a objeto de un ping-pong electorero.
La Constituyente no va… pero ahora resulta que tenemos que “validar” eso en una urna.
Se argumenta que el Presidente puede proponer pero no imponer una Constituyente, lo cual es verdad. Pero una consulta sobre algo que sobradamente se ha rechazado y presentado como inconstitucional, aparte de que ni siquiera es vinculante, alineará al 90% opositor en la estrategia del 10% afecto al gobierno: Constituyente ahora, regionales más tardecito. Y no por eso está la gente en la calle, no por eso lloramos a decenas de jóvenes muertos y no para eso llevamos casi dos meses de resistencia sostenida. Todo eso habla claro y se respeta. Si esta dirigencia se conectó con el sentir popular acompañando la calle, es aconsejable que termine el trabajo.
Es oportuno recordar que el voto no es la democracia, es una de las conquistas de la democracia. No es un fin en sí mismo. Se piden elecciones generales, presidenciales incluidas, mega elecciones. Eso sí impactaría como un cambio en el estado de cosas cuya continuidad el país rechaza. Lo otro es seguir corriendo la arruga. Estamos rechazando en la calle, no solo a la Constituyente, no solo a la manipulación del voto, sino al gobierno, sus pompas y sus obras.
Lo verdaderamente subversivo no es dar una respuesta de urna a las bases comiciales fraudulentas, sino mantener nuestro rechazo por la vía que, por primera vez, ha amalgamado a la oposición en una sola línea de lucha.
Los partidos, tan necesarios a la democracia y tan superados hoy por la sociedad civil, deben preservar, ante todo, la credibilidad que es la base de la “autoritas”. Eso se conquista a punta de reciedumbre, visión, formallidad y un poquito de humildad.
Por allí circula una conseja: “No se vota para sacar una dictadura. Se saca a la dictadura y después se vota”.
Estamos enfocados en una ruta. De repente, cambio de seña. El resultado es que si explican, complican. En verdad, no necesitamos más confusión. Ya tenemos suficiente con los milicianos digitales del ministro Villegas reptando por las redes. En todo caso, harían falta muchas consultas, la primera entre los sectores opositores antes de lanzar propuestas. Ya no hay lugar para la soberbia y menos para la improvisación. Quién dijo que por convocar una consulta la gente correrá detrás? Qué condiciones existen para su realización? De qué manera colide eso con el ritmo y motivación que lleva la gente? Asumir que quienes piden explicaciones ayudan al gobierno es arriesgado. Al revés: quienes resuelven por su cuenta corren el riesgo de parecerse mucho al gobierno. Y eso sí que divide, lo que busca el gobierno.-
Macky Arenas