Macron gana con el 28% de los votos frente al 24% de Le Pen, que le disputará la Presidencia en la segunda vuelta
Los sondeos a pie de urna confirman lo que habían señalado las encuestas de los últimos días
Según las primeras estimaciones oficiosas de todos los medios de información nacionales, Emmanuel Macron ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas, con el 28,10 o el 28,50 % de los votos, seguido de Marine Le Pen, que habría conseguido entre el 23,30 y 24,20 %.
Esa previsión anunciada por ‘Le Monde’, ‘Le Figaro’, BFMTV, France Télévisions, RTL, ‘Le Parisien’, Europe 1, entre otros grandes medios, coincide aritméticamente con todas las previsiones de la recta final de la campaña.
Solo Macron y Le Pen pasarán a la segunda y decisiva vuelta, el 24 de este mismo mes de abril.
A las dos horas cortas de conocerse los resultados provisionales, Emmanuel Macron comentó los resultados ante millares de sus simpatizantes, entusiastas, haciendo un primer análisis ecuménico, agradeciendo su apoyo, para la segunda vuelta, a sus rivales de extrema izquierda, comunistas, ecologistas, socialistas y conservadores:
«Antes de nada, la democracia es algo cívico e importante. Debo comenzar por agradecer profundamente las reacciones de Jean-Luc Mélenchon, Yannick Jadot, Fabien Roussel, Anne Hidalgo y Valérie Pécresse, pidiendo votar a mi favor para impedir el triunfo de la extrema derecha».
Históricamente, se llamaba ‘frente republicano’ al voto unido de los partidos dispuestos a impedir el triunfo de la extrema derecha. Sin utilizar ese lenguaje, Macron resucitó ese frente, con mucho brío.
Afirmando su agradecimientos a sus adversarios de izquierda y derecha, Macron se presentó él mismo como un adversario total contra las extremas derechas, «que amenazan nuestra sociedad, amenazan nuestra cultura, con proposiciones catastróficas y amenazantes».
Proyecto de unión nacional
Macron continuó defendiendo su proyecto de unión nacional, donde caben conservadores, centristas, liberales, independientes y socialdemócratas: «Juntos, unidos en una ambición común, podemos defender nuestra soberanía y prosperidad. Ese proyecto es el único que puede impedir el aislamiento, los desastres y el empobrecimiento de los extremistas».
Entre estrepitosos gritos de «¡Macron presidente, Macron presidente!», el presidente pidió la defensa de una Francia y una Europa soberanas, en defensa de la prosperidad y libertad compartidas, solidarias con la Alianza Atlántica.
Visiblemente encantada, por su parte, con el resultado de la primera vuelta, Marine Le Pen comenzó por hacer un balance ecuménico, con el que lanzó automáticamente la campaña de la segunda vuelta, pidiendo el voto para los electores populistas de extrema derecha y extrema izquierda, presentándose como la «única» capaz de vencer a Emmanuel Macron, «presidente nefasto y autoritario».
«Invito a todos los que no han votado a Macron en la primera vuelta que apoyen mi candidatura, para salvar a Francia de la decadencia que ha precipitado el presidente saliente», lanzó a gritos la candidata de extrema derecha, agregando: «Todos los que no votaron Macron pueden contribuir a la salvación de Francia. De ellos depende el puesto de Francia en el mundo. Ellos podrán salvar Francia de la catástrofe. Yo les daré mejores salarios. Yo prometo asegurar la independencia nacional. Yo controlaré la inmigración y la seguridad para todos. Yo soy la única salvadora posible de todas las fracturas sociales, territoriales e institucionales que nos amenazan».
Tras la victoria de Macron y Le Pen, en la primera vuelta, el paisaje político tradicional quedó gravemente cuarteado, fraccionado.
Hundimiento de los grandes partidos
Según las estimaciones de la prensa francesa los resultados de la primera vuelta confirmarían el hundimiento histórico de los grandes partidos de izquierda y derecha, la emergencia de una Francia insumisa, con estos resultados provisionales:
Jean-Luc Mélenchon, extrema izquierda populista, quedaría en tercer lugar con el 20 o el 20,5% de los votos. Un triunfo personal importante para un candidato anticapitalista, antieuropeo, anti-OTAN, históricamente próximo a Vladímir Putin.
Éric Zemmour, ultraderecha, habría obtenido un 7,10 y un 7,20% de los votos. El gran rival de Le Pen pierde su batalla personal por el control de la futura extrema derecha.
Valérie Pécresse, candidata de Los Republicanos (derecha tradicional), apenas consigue un 5 y 5,10%. El peor resultado en la historia de la derecha de los padres fundadores de la V República.
Yannich Jadot, ecologista, consigue un 4,40%. Mal resultado para un partido muy dividido. Fabien Roussel, candidato del PCF, obtendría un 2,40 y un 2,70% de votos, en la línea del hundimiento histórico del comunismo francés.
Anne Hidalgo, alcaldesa de París, candidata socialista, apenas consigue el 1,90 y un 2,10%, confirmando el hundimiento histórico del PS. Tragedia personal y tragedia política de gran calado.
Esos resultados confirman una transformación muy profunda del paisaje político francés, con un carácter excepcional, la campaña presidencial más atípica de la historia de la V República, el régimen fundado por el general de Gaulle entre 1958 y 1965.
Nunca se había celebrado elecciones cuando se producía el intento de invasión militar de un estado libre en Europa. Nunca se habían celebrado elecciones tras una pandemia mundial inconclusa. Nunca se habían celebrado elecciones tras dos años de agitación social muy dura, la crisis de los ‘chalecos amarillos’ (de izquierda y derecha), dejando al descubierto un profunda angustia social nunca sofocada, hasta hoy.
La segunda vuelta de estas elecciones, dentro de quince días, deberá elegir entre Macron y Le Pen, el partidario de una sociedad abierta contra la candidata ultra nacionalista.