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Mama, de Aneta Grzeszykowska

Como toda buena pieza de arte, esta imagen puede ser interpretada de muchas maneras. Nos cautiva porque nos habla, porque contiene significado, variedad de significados. La información principal de la fotografía está contenida en la mitad inferior de la imagen. Una diagonal invisible separa a la madre de la hija; como dos piezas de un rompecabezas se ubican las figuras de ambas: la cabeza de la niña ocupa el espacio que hay entre la cabeza de la madre y su hombro; la cabeza de la madre ocupa el espacio que queda entre la cabeza y el hombro de la niña (como el yin y el yang).

 

 

El agua oscura nos hace pensar que flotan en un lago turbio. La piel sumergida adquiere un tinte amarillo verdoso. Parece que el agua está cargada de material vegetal. Se hace explícito en el brazo de la madre; además, porque vemos hojas en la parte superior de la imagen. Las dos mujeres flotan de manera muy quieta. No hay movimiento en el agua, solo algunos montoncitos de espuma. La niña lleva vestido de baño. Es de color purpura. La madre, en cambio, está desnuda (casi vemos su seno). No podemos dejar de preguntarnos por la razón de un hecho tan inusual. Los niños a veces se bañan desnudos, los padres casi nunca y de hacerlo es porque todos están desnudos. Estar desnudos nos hace vulnerables, es una muestra de vulnerabilidad. También puede ser una referencia a Manet, de su pintura, Desayuno sobre la hierba.

La niña respira por la boca. Vemos el momento en el que toma una bocanada de aire, tiene los parpados levemente apretados, como cuando uno piensa en zambullirse. La piel es inmaculada, y contrasta con la piel imperfecta de la madre. La madre tiene una lesión en la piel de la nariz, además de pecas, manchas y un leve enrojecimiento sobre el esternón. La misma comparación que hacemos con la piel de ellas dos, podemos hacerla con el pelo: uno es brillante y suave, el otro es áspero. Que la madre está muerta, dicen algunos. De ser cierto, la niña no estaría flotando plácida. La referencia a Ofelia, de Millas es meramente de forma, no de significado.

Si trazáramos un círculo en la mitad del rectángulo de la imagen vemos que la luz cae directamente sobre los dos rostros. La luz parece provenir de la parte inferior derecha, así que cae principalmente sobre el rostro de la madre. Y aquí viene la parte más interesante de la foto: el estado emocional que adivinamos en la madre. Ella tiene los ojos abiertos, está mirando a ninguna parte, está mirando hacia adentro de sí. El temor, el miedo, la incertidumbre de esa vida futura que apenas se forma parecen reflejarse en su mirada. Es hermoso el contraste entre la liviandad de la hija y la densidad de la madre.

Muchos artistas llegan a lugares similares en una convergencia cultural que no es de extrañar. Con un espíritu distinto y como video para la composición musical Flight From de City, del compositor islandés de música culta Jóhann Jóhannssonuna madre y su hija flotan en el agua, en un ballet bellísimo en el que queda claro que la hija revolotea al lado de la madre hasta que se aleja, y es entonces cuando la madre parece hundirse y desaparecer en el agua. La hija regresa nadando, todo en un extremo de sutileza y minimalismo expresivo, y la madre surge de nuevo. Ellas son una sola cosa, unidas para siempre, no importa la distancia ni las contingencias en el tiempo. La magia de la unión eterna y perfecta de la sustancia misma que las compone se revela en este video, dejándonos sin habla de lo concluyente.

 

 

 

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