Marcelino Miyares: Una Bitácora cubana (XLIX)
Hemos llegado a la última Bitácora del año 2019; varios temas se mantienen en la mira de todos, y por ello haremos referencia especial a ellos:
- Relaciones Cuba-EEUU;
- Las dificultades por las que atraviesa Miguel Díaz-Canel en su esfuerzo constante por darle vida a una revolución desnuda como nunca de razones y de resultados;
- Los derechos humanos, y sus constantes violaciones por el régimen.
- La corrupción, parte fundamental de la naturaleza del castrismo.
1 – Hace pocos días Diario de Cuba publicó un editorial (“Un nuevo ocupante de la Casa Blanca para La Habana”) en el que señala el inmenso error cometido por Raúl Castro al no aprovechar los claros gestos de Barack Obama y la previa administración Demócrata, al cambiar los términos cuantitativos y cualitativos de las accidentadas relaciones entre Cuba y su vecino del Norte.
Fueron muchas, y muy variadas, las oportunidades que le ofrecieron en ese momento a la tiranía de enmendar el camino de sufrimiento al que ha sumido al pueblo desde sus inicios. Y las desaprovechó. La historia de la revolución cubana es la de una férrea dictadura que para sobrevivir en el poder necesitó primero de los subsidios soviéticos, y luego del petróleo y demás ayudas de la tiranía chavista. Todo ello para no cambiar su visión enemiga de la libertad.
¿Recuerda, amigo lector, cuando se hablaba de que Raúl Castro era mucho más pragmático que su hermano mayor, y que Cuba iba inevitablemente a evolucionar hacia una especie de modelo chino, o vietnamita?
En cambio, el régimen acaba de declarar que “si un candidato Demócrata ganase las elecciones norteamericanas de 2020, las relaciones bilaterales podrían regresar al punto en que quedaron con el presidente Barack Obama”. Los venezolanos tienen un dicho que cae perfecto para juzgar este especie de grito de ayuda que le lanzan a los opositores a Trump: “tarde piaste, pajarito”.
Veamos parte del editorial de Diario de Cuba:
“Tanto Fidel como Raúl Castro (Miguel Díaz-Canel no cuenta, igual que no contaba Osvaldo Dorticós) han mostrado una incapacidad tenaz para crear una relación provechosa con EEUU a la manera en que, por citar un ejemplo, la establecieron sus homólogos vietnamitas hace décadas.
Vietnam goza hoy de una privilegiada relación económica y de todo tipo con EEUU, y cuenta con una economía rica, sin que las autoridades hayan prescindido de su régimen de partido único. Entre EEUU y Vietnam hubo una guerra como la que no ocurrió en tierras cubanas, pero los dirigentes vietnamitas supieron dejarla atrás para construir riqueza nacional con la ayuda, precisamente, de sus antiguos enemigos.
Raúl Castro ha elegido no dejar la guerra atrás. En lugar de plantearse el más provechoso intercambio en diversos órdenes con EEUU, prefiere seguir hundiéndose en Venezuela y en sus compadreos del ALBA. (…)”.
Realmente, como se dice también en el editorial, lo que desea el régimen es más que un cambio de gobierno en EEUU; necesita una administración norteamericana que sea indiferente a los desmanes del castrismo – al igual que muchos gobiernos socialdemócratas en América Latina y Europa, como el actual español, o los de Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia o Ecuador cuando esos países han sido gobernados por la izquierda-.
La realidad, y esa es una conclusión lógica de este año 2019, es que el castrismo está cada vez más desnudo ante el mundo, en su inhumanidad y capacidad de represión. Su vinculación con el chavismo y el orteguismo, y su apoyo a ambas dictaduras, no se pueden ocultar. Como destaca Orlando Freire Santana en Cubanet, “Un régimen que viola los derechos humanos no es progresista”; mientras culpa a los Estados Unidos de todos los males de América Latina, exonera de culpa a toda los gobiernos socialistas en la región, que en su mayoría han terminado con graves denuncias de corrupción:
“la propaganda de la izquierda —y el castrismo ha aprendido bien la lección— se ha encargado de endilgarle el membrete de “neoliberal” a todo aquel sistema económico que se aparte de la excesiva intromisión del Estado en la economía, y que valore las relaciones de mercado por sobre la planificación centralizada.
Si los enemigos son neoliberales, los izquierdistas se autocalifican como “progresistas”, un concepto también presente en esta Declaración del MINREX. ¡Le zumba calificar de progresista a un régimen que no celebre elecciones libres, y que viole los derechos humanos de su población!”
2 – El periodista Andrés Reynaldo, en Diario de Cuba (“El dilema de las remesas a Cuba”) toca un importante punto ético vinculado a la campaña para cortar las remesas a Cuba, como parte de las sanciones que el Gobierno Trump está imponiendo al castrismo. No es, sin duda no lo es, un mero tema económico por el valor que las remesas están significando para la economía de la Isla. Por su relevancia, por tocar aspectos humanos y morales fundamentales para cada uno de nosotros, recomiendo la lectura de la nota:
“La campaña para cortar las remesas a Cuba nos enfrenta a un dilema moral. ¿Para no llenar el bolsillo de la dictadura debo dejar que pase hambre mi madre? ¿Puedo sacrificar mi corazón en el altar de mi conciencia?
Tres meses sin remesas ni viajes familiares, por dar un plazo, pueden alterar dramáticamente el contrato social adentro de la Isla. Toda vez que nuestro dinero es el fiel de esa balanza. Como dijo Alejandro Ríos: sin Miami no hay país.
De ahí que la lógica de la campaña sea impecable. Si EEUU declarara un bloqueo total a Cuba, empezaría por cortar remesas y viajes. Gracias a nosotros, la desesperación no llega al baño de sangre. Aliviando el hambre y la escasez de la familia contribuimos a la estabilidad de sus opresores, ayer los nuestros, a fin de que perpetúen la opresión.
Para la dictadura es la extorsión perfecta. Mientras más cubanos de este lado, mejor. Según cifras del pasado año de Havana Consulting Group, las remesas superan los 3.500 millones anuales. Ese dinero paga comida, transporte, negocios, casas, electricidad, entretenimiento, en fin, los servicios y bienes de la vida diaria controlados en su mayoría por el Estado o la oligarquía castrista, que no es igual pero es lo mismo.
En Miami, la industria de las remesas y los viajes ha creado una estructura paracastrista, con una notable fuerza económica y capacidad de movilización política, sobre todo en períodos electorales. Dependientes de una licencia de la dictadura para negociar con la Isla, las agencias de viaje son susceptibles de actuar en la recolección de información, realizar sondeos de opinión y mover bajo cuerda importantes sumas de dinero, entre otros quehaceres. Así como no verás allá un cuentapropista en la oposición, tampoco verás aquí a un agenciero. Las licencias, como las calles de Cuba, son de Fidel.
El amor a la familia expone a una doble explotación. Primero, está lo que se paga aquí en trámites caros y redundantes para traer de visita a un pariente o visitar el país natal. Luego, allá, están los precios inflados de los productos, las abusivas tarifas de cambio, el insaciable entramado de la corrupción oficial y no oficial, y otra ronda de trámites caros y redundantes. Siempre bajo la ominosa noción (una insoslayable vocecita alojada en lo profundo de tu cerebro) que no deja de advertirte: si afuera no te portas bien no te dejan volver a entrar, y si adentro te portas mal hasta pueden no dejarte salir.
Atado al sagrado lazo de tu sangre, la dictadura te obliga a seguir viviendo en libertad con un doble registro ético. En un artículo publicado en estas páginas, mi admirado amigo Vicente Echerri expone que es tan inmoral financiar a la dictadura como exigir, en aras de una iniciativa política, la cancelación de ese socorro filial. «Nuestro compromiso personal con los que queremos en Cuba», dice, «terminará siendo el único nexo sustantivo que permanezca en medio de esta gigantesca catástrofe».
En menudo debate se ha metido Echerri. La avalancha de opiniones a su artículo prueban cuán compleja se hace nuestra relación con un pueblo tomado como rehén. Un pueblo que, para muchos exiliados, se va diluyendo en la abstracción. Pienso que es un debate insoluble en las actuales circunstancias. Lo principal es resistir nuestra tentación nacional de legislar apresuradamente sobre la conciencia del prójimo.
De todas las discusiones en torno a la campaña, me queda la constatación del deterioro de ese fundamental nexo sustantivo del que habla Echerri. Ya hace décadas que Miami no se mira en Cuba, sino Cuba en Miami. Hemos dejado de recrear lo perdido para crear en una nueva dirección. La nostalgia ha dejado de empañar una realidad que no cesa de construir su futuro. Los que vienen nos aportan menos cada día. Se hace difícil, cada día, reconocernos en los que se quedan.
Acaso sin desearlo, los organizadores de esta campaña han abierto el cauce a la expresión de un malestar. Que siga el debate, sin temor al dilema”.
3 – Yoani Sánchez, en 14ymedio, asoma un tema para mí muy sentido, en su nota “Lázaro, el de los perros”: la protección de los animales. Nuestra humanidad, nuestros principios morales, van más allá del trato con otros seres humanos. Se anuncia en la Isla una ley de protección animal, penalizando el maltrato; una ley esperada desde hace mucho tiempo. Pero la nota de la periodista profundiza en otros aspectos vinculados a la injusticia ante los animales. ¿Cómo aliviar su sufrimiento ante el abandono, las enfermedades que el mismo conlleva, o los accidentes que sufren al vivir en la calle? Por propia iniciativa, la sociedad civil ha intentado cubrir la desidia gubernamental –y por qué no decirlo, la de muchos ciudadanos- creando refugios u ofreciendo posibilidades de adoptar a muchas mascotas abandonadas. Organizaciones como Cubanos en Defensa de los Animales (CEDA) y Protección de Animales de la Ciudad (PAC) han hecho una labor encomiable; quizá bajo el nuevo marco legal su trabajo ganará en efectividad. Sin embargo, Yoani profundiza aún más su reflexión ante un tema que afecta a toda la sociedad, no solo a una parte de ella:
“Sin embargo, hay una realidad que amarga tal optimismo: el mecanismo para poner en punta y aprobar una legislación es lento, angustioso y cargado de vericuetos burocráticos, ahora mismo hay miles de animales sufriendo en este país para los que las nuevas regulaciones llegarán demasiado tarde. A eso hay que agregar que entre buena parte de la población hay un profundo menosprecio a la vida de caballos, mulos, cerdos, perros, gatos y otros animales que habitan la naturaleza. Ni en el seno de muchas familias ni en las escuelas hay una cultura que fomente el respeto a esos seres vivos.
Es frecuente ver niños que, desde pequeños, se dedican a destrozar las ramas de un árbol sin que nadie les llame la atención: apedrear gatos en las calles, maltratar perros vagabundos, aplastar lagartijas, romper nidos de pájaros y alardear de haber exterminado varias ranas de una sola vez. La violencia y el maltrato contra los animales que se ve en Cuba es una evidencia de la deshumanización y de la pérdida de valores éticos que se ha profundizado en las últimas décadas con los experimentos sociales para crear un hombre nuevo que ha terminado por ser, en la mayoría de los casos, irrespetuoso con la naturaleza e incapaz de sensibilizarse cuando un perro o un gato les pide «con inundados ojos la caricia de una palabra», como diría el escritor Jorge Zalamea.
Parte de nuestra humanidad la hemos perdido en el camino. Se nota en quienes son capaces de abandonar en las calles un animal porque se van de viaje y ya no pueden tenerlo, como si un perro fuera un par de zapatos que cuando ya no sirven se lanzan al latón de basura. Son los mismos que dejan en medio del campo al gato que les acompañó toda la vida porque ya está viejo y lo hacen delante de sus niños, que cuando crezcan y su padre envejezca querrán buscar un lugar donde dejarlo y desentenderse.
Buena parte de los peregrinos que hacen camino este martes, día del piadoso San Lázaro o Babalú Ayé, encenderán velas, gastarán grandes recursos para pagar una promesa o arrastrarán kilómetros una pesada piedra, sin percatarse de que alimentar o recoger a un perro abandonado quizás sea el mejor homenaje al viejo de las muletas y de los satos que le lamen las llagas”.
4 – Una vez más debemos mencionar el tema de la represión característica del castrismo, que se adapta y se transforma a fin de lograr sus objetivos. Una nota en 14ymedio (“El régimen cubano ha cambiado sus tácticas represivas”) publica el llamado a la comunidad internacional por parte de la “Fundación para los Derechos Humanos en Cuba” para prestar atención a esta situación. Veamos extractos:
“Los métodos del Gobierno cubano para reprimir a la oposición han ganado en sutileza en los últimos tiempos, como se ha denunciado en múltiples ocasiones. La última organización en llamar la atención sobre este hecho es la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC), que difundió un comunicado en el que alerta de este cambio y lanza una batería de recomendaciones para afrontarlo.
Para la FHRC, las nuevas fórmulas consisten en el bloqueo de las salidas o viajes al extranjero de personas críticas con el Gobierno (regulados), el aumento de las medidas administrativas contra los críticos no militantes, la inmovilización de activistas en sus viviendas para anular sus reuniones y actividades y la fabricación de casos de criminalidad común para justificar condenas a prisión. En la escala superior está el ultimátum para que se abandone el país con la amenaza de medidas más graves si deciden quedarse.
Para hacer frente a esta nueva estrategia, la organización propone a la comunidad internacional y ONG que reajuste la metodología con que recaba los datos de represión con el fin de cubrir estos casos que podrían quedar fuera, registrando los arrestos domiciliarios, regulados, acusados de «peligrosidad predelictiva» y sanciones administrativas, además de facilitar un canal de denuncias para los perjudicados.
Otras medidas sugeridas son el establecimiento de bases de datos de represores que incluyan todo tipo de datos personales y profesionales, además de las acusaciones formuladas en su contra; la aplicación de sanciones internacionales a ellos y sus familiares, que pueden consistir en negarles visados o prohibir remesas; y facilitar las telecomunicaciones a la ciudadanía que muestre su interés por denunciar.
Según la FHRC, desde el rechazo internacional que provocó la Primavera Negra de 2003, los métodos represivos han ido difuminándose para aminorar las críticas pero manteniendo los niveles de coerción”.
5 – Ante el caso Odebrecht y sus escándalos de corrupción que protagonizan muchos gobernantes latinoamericanos, el castrismo no podía ser una excepción. En una reciente entrevista original de Folha de Sao Paulo y publicada también en Diario de Cuba, Marcelo Odebrecht lanza esta afirmación, que obviamente no causa extrañeza: “Con el programa Más Médicos La Habana perdió ingresos para pagar a Brasil por el Mariel”.
Marcelo Odebrecht fue encarcelado en junio de 2015 por corrupción y blanqueo de dinero. Tras firmar un acuerdo de delación premiada, dejó la cárcel en diciembre de 2017 para pasar a régimen domiciliar. En septiembre de este año 2019 consiguió el régimen semiabierto, que le permite salir durante el día de su casa.
Destacamos lo principal de sus afirmaciones:
«Dicen que hay un incumplimiento de Cuba con Brasil. Pero ya ven, lo que Brasil tuvo que pagar por Más Médicos (…) era menos de lo que Cuba tenía que pagar a Brasil» por las obras del Mariel, dijo Odebrecht, expresidente del gigante constructor del mismo nombre.
Al terminar Más Médicos, terminó una «fuente de fondos que ayudó a Cuba a pagar el financiamiento» de más de 800 millones de dólares del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil, añadió.
La afirmación de Odebrecht coincide con el contenido de cables diplomáticos entre Cuba y Brasil sobre las negociaciones que dieron lugar a Más Médicos, publicados por DIARIO DE CUBA en 2018.
Esos cables revelaron que el Gobierno brasileño propuso la devolución, con parte del salario de los médicos, de la deuda contraída por La Habana con Brasilia por la ampliación del Puerto del Mariel.
El Gobierno cubano, que propuso el programa Más Médicos al de Dilma Rousseff —como también revelaron los cables— se quedaba con un 75% de lo que pagaba Brasilia por el trabajo de los profesionales de la Isla. La Organización Panamericana de la Salud se apropiaba de otro 5%. (…)
«Al principio, personalmente tenía miedo de esta financiación. Lo encontré complicado. Hubo una gran reacción de nuestros clientes en Florida, que era nuestra mayor operación en Estados Unidos, tenía más de 20 años», agregó Odebrecht.
«Incluso intentamos salir al principio, pero fue complicado. ¿Cómo usaríamos el argumento de que una empresa brasileña no puede cumplir con la geopolítica brasileña porque opera en los Estados Unidos? De hecho, Cuba no fue una opción fácil para nosotros, pero terminamos yendo», dijo.
Asimismo mencionó que detrás de la promoción del proyecto a realizar en Cuba estuvo el hoy acusado de corrupción Lula Da Silva, importantísimo representante, en más de una manera negativa, del actual liderazgo socialista en Sudamérica. Al parecer, hoy no se puede ser un dirigente importante socialista en la región sin ser corrupto.
Aprovechamos esta última Bitácora para agradecer, una vez más, a ustedes por leer estos comentarios y análisis mensuales de la realidad/acontecer del proceso cubano, destacando que el próximo enero llega a su entrega número cincuenta. Que Dios les ayude a tener una Navidad y estos últimos días del año en paz, rodeados por sus seres queridos, y que el 2020 sea un año de logros y avances, dentro y fuera de nuestra querida Isla, en las luchas por la libertad y los derechos humanos.
Marcelino Miyares, 27 de diciembre de 2019.