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María Soledad Tapia: “un pueblo bien alimentado es un pueblo con salud que va a reclamar buena educación”

La académica se incorporó formalmente a la Acfiman como Individuo de Número.

María Soledad Tapia recibió “con gran honor y humildad” el Sillón XIII de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela (Acfiman) que antes ocupaba Francisco Kerdel Vegas. La hija de un médico y académico, José León Tapia, sucede a otro médico y académico, “quien ejemplifica a la perfección a uno de esos venezolanos cuya memoria se debe honrar”, en palabras de la investigadora.

La apertura del acto solemne de incorporación en el paraninfo del Palacio de las Academias, estuvo a cargo de las doctoras Liliana López (presidenta), Flor Pujol (segunda vicepresidenta) y Deanna Marcano (secretaria académica), en representación de la Junta de Directores de la Acfiman.

Discurso de incorporación

Durante gran parte de su discurso, la doctora Tapia recordó la vida y el legado de su antecesor en el Sillón XIII, ocupante además del Sillón XXIV de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela.

El doctor Kerdel se graduó de médico en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Posteriormente, fue residente de Dermatología en el Massachusetts General Hospital (Harvard Medical School) y en la Skin & Cancer Unit de la New York University. Regresó y se reintegró a la UCV como profesor asistente de la Cátedra de Clínica Dermatológica, precisó la bióloga de la UCV.

Fue uno de los forjadores del programa de intercambio de residentes y profesores de la Escuela de Medicina José María Vargas con la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, en California. Asimismo gestionó la primera donación de los estadounidenses National Institutes of Health (NIH) para investigación dermatológica en Venezuela, por un valor de 100 mil dólares.

Sólida educación formal

Para él era clave recibir una sólida educación formal en Venezuela y complementarla con estudios de posgrado en el extranjero; no en vano, fue promotor y autor intelectual de la creación del programa de becas Gran Mariscal de Ayacucho en 1975 y miembro de su primera junta directiva.

Entre otras responsabilidades, fue embajador de Venezuela en el Reino Unido durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y en Francia bajo la presidencia de Rafael Caldera. Desde París, estableció en 1994 el programa Talven (Talento Venezolano en el Exterior) “dedicado a aprovechar los conocimientos adquiridos en el extranjero por aquellos que se habían residenciado permanentemente en los países donde habían estudiado”, relató la egresada de la Maestría en Ciencias de los Alimentos de la Universidad Estatal de Michigan gracias a una beca de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho (Fundayacucho).

Igualmente, el doctor Kerdel fue miembro correspondiente de las Academias de Medicina de Brasil, Colombia, Chile y Paraguay, así como de la Liga Internacional de Sociedades Dermatológicas durante quince años. Adicionalmente, fue miembro vitalicio de la British Medical Association y de la American Academy of Dermatology.

Un colibrí con su nombre

El doctor Kerdel fue miembro del Comité Internacional del Fondo Internacional para la Naturaleza (WWF) y el primer presidente de la Fundación para la Defensa de la Naturaleza (Fudena). Siendo embajador de Venezuela en Reino Unido apoyó, junto al doctor John Hemming -director de la Royal Geographical Society de Londres- una de las mayores expediciones que se han realizado en el mundo en la era moderna para estudiar la biodiversidad: la expedición al Parque Nacional Serranía La Neblina en el estado Amazonas, promovida por la Fundación para el Desarrollo de las Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Fudeci).

A una nueva especie de colibrí (Trochilidae) -descubierta en la sierra del Turimiquire, en el estado Monagas, y perteneciente a la Colección Ornitológica Phelps- la bautizaron como Thalassinus kerdeli (actual Colibri cyanotus kerdeli) en reconocimiento a las actividades conservacionistas del doctor Kerdel. “Su curiosidad por la naturaleza fue constante”, citó la doctora Tapia. Por ejemplo, se interesó, junto con el doctor Carlos Machado Allison, también Individuo de Número de la Acfiman (Sillón XII), en especies que producían quemaduras en la piel, como los coleópteros del género Paederus y otros insectos comunes en el Parque Nacional El Ávila.

Sistemas biológicos perfectos

En su discurso, la doctora Tapia se describió como “bióloga especializada en ciencias de los alimentos. Amo enseñar e investigar, amo la biodiversidad y la vida. También amo el agua, y esto es perfectamente lógico: la vida solo puede darse en solución”.

Como en otras ocasiones, la científica refrendó que cuando estudió la carrera de Biología descubrió “que los alimentos son sistemas biológicos perfectos, en forma de tejidos animales o vegetales, donde se dan complejas reacciones bioquímicas y fisiológicas que generalmente debemos detener o ralentizar para conservar su calidad y extender su vida útil de manera que puedan servir de alimento estable para el hombre”.

Las frutas: su primera elección

En su extensa y prolija carrera profesional, se dedicó a la microbiología de alimentos, así como al estudio de las propiedades del agua en los complejos sistemas alimentarios y de las relaciones de los microorganismos con el agua. “Escogí trabajar con la delicada materia prima que son las frutas y su preservación por métodos simples y amigables con el ambiente. Aquí entonces, mi primera gran elección: los tejidos vegetales en lugar de los animales, particularmente los tejidos y las células de las frutas”.

En la actualidad, es profesora investigadora jubilada del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos (ICTA-UCV), donde hizo importantes aportes a la preservación de frutas mediante estrategias de procesamiento mínimo. Sus numerosas investigaciones demostraron que “es posible diseñar y optimizar procesos para obtener productos estables con contenido de humedad similar al de la fruta fresca, dentro del concepto de procesamiento mínimo y fortificación de alimentos”.

Derrumbando barreras culturales

A pesar de que el consumo de frutas y hortalizas ayuda a reducir el riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles, “hay una realidad en Venezuela de la que no escapan otros países y regiones del mundo, y es que la ingesta de frutas y hortalizas está por debajo de las recomendaciones mundiales. No todas las personas saben que el consumo insuficiente de frutas y hortalizas contribuye con la obesidad y otras enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes y la enfermedad coronaria, relacionadas con la alimentación y el sedentarismo”.

En 2010, fundó 5aldía Venezuela, organización sin fines de lucro que difunde y promueve los principios de la OMS asociados al consumo de cinco raciones diarias de frutas y hortalizas (cuatrocientos gramos). “Quiero contribuir a tratar de derrumbar las barreras culturales que por desconocimiento impiden su consumo; a tratar de encontrar vías que las hagan más accesibles y asequibles para el golpeado bolsillo del venezolano, pues son muy caras; a promover campañas pedagógicas para incentivar su consumo y su producción bajo esquemas sustentables”, dijo.

Más recientemente, desde el Programa de Seguridad Alimentaria de la Acfiman, sus esfuerzos se han enfocado en dejar registro de la situación alimentaria y nutricional de Venezuela, labor que ha venido desempeñando con el doctor Machado y otros colegas. “Soy afortunada pues siento que estoy atendiendo, o intento atender, algunos de los problemas acuciantes para la humanidad como son educación, alimentación y salud, que dan sentido a mi trabajo: educar, generar soluciones para una mejor alimentación e impactar a la salud. Un pueblo bien alimentado es un pueblo con salud que va a reclamar buena educación, y un pueblo con salud, educación y alimentación adecuada será uno con capacidad transformadora de su país”.

Discurso de contestación

Después de que la doctora Tapia prestó juramento como Individuo de Número de la Acfiman, el doctor Machado se encargó de ofrecer el Discurso de Contestación.

“Conozco a María Soledad desde su incorporación como docente e investigadora de la Facultad de Ciencias de la UCV en 1986 -comenzó diciendo el doctor Machado-, pero también tengo algunos recuerdos de ella durante sus años de estudiante en nuestra facultad, donde obtuvo su título de Licenciada en Biología en 1979. No solo me siento honrado por haber sido seleccionado, sino que además me impregna esa sensación de orgullo que anima a viejos maestros cuando observan los éxitos de sus alumnos. Honor, por dos buenas razones: su extraordinaria y reconocida trayectoria en el mundo de la ciencia y tecnología de alimentos y su gran sensibilidad humana, siempre acompañada por su pertinaz sonrisa y amabilidad”.

Alimentar a la población

Para el académico, “los sistemas agroalimentarios son complejos y sin duda muy importantes. Están constituidos por elementos que van desde los recursos naturales que albergan la producción primaria, pasando por su cosecha, tratamiento, transporte, almacenamiento, procesamiento industrial, distribución, venta final y la mesa del consumidor”.

¿Cuál es el objetivo final de esos sistemas? “Alimentar a la población y contribuir a la salud colectiva”, precisó el doctor Machado. “En cada paso de este largo trayecto, el conocimiento científico y tecnológico es indispensable, como también lo es el financiamiento, la capacidad de compra del ciudadano y las políticas orientadas hacia el estímulo de la producción, el comercio internacional y el establecimiento de normas que garanticen la calidad y la inocuidad de los alimentos. Al final de esta larga ruta, también es importante el conocimiento y nivel educativo del consumidor”.

Acierto y pertinencia

El doctor Machado recordó que la doctora Tapia ha transitado por esos sistemas agroalimentarios desde 1980 cuando se incorporó a la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora (Unellez) en el núcleo de San Carlos, estado Cojedes. Luego de ingresar a la Facultad de Ciencias de la UCV en 1986, se jubiló en 2015. “La doctora Tapia ha cumplido y no cesa en su empeño, en todo lo que se espera de un investigador y docente a dedicación exclusiva. Sus focos principales han estado en la microbiología, micología, contenido de humedad en alimentos y preservación de frutas. Su papel en la formación de nuevas generaciones es, sin duda, muy destacado”.

Para el Individuo de Número de la Acfiman, a la doctora Tapia “le ha correspondido estar al día y reaccionar con acierto y pertinencia, con su notorio y reconocido liderazgo, a través de publicaciones y conferencias, sobre la grave crisis alimentaria que sufre en la actualidad la mayoría de la población venezolana. No cabe duda de que la incorporación que hoy celebramos de un nuevo Individuo de Número rendirá los frutos deseados, que no son otros que el incremento en la capacidad de la corporación para cumplir su misión de asesorar a las distintas ramas del gobierno sobre las mejores prácticas y políticas para el bienestar de la población”.

 

 

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