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María Teresa Gallego Urrutia: Decálogo del traductor editorial de literatura

 

1. Traducir es trabajar

Conocer los derechos del traductor y la legislación que tiene que ver con su trabajo.

Unirse con otros traductores para defender la profesión y las condiciones laborales.

Saber cumplir con quien te emplea y saber exigir a quien te emplea.

2. Traducir es alimentarse de libros

Haber leído, seguir leyendo, conocer la lengua, los libros de todas las épocas, la lengua de todas las épocas, la música de la lengua de siglo en siglo. Dominar la lengua, amarla, hallar placer en ella.

3. Traducir es descubrir y analizar

Descubrir el libro según se va traduciendo.

Descubrir cómo está construido.

Y cómo están construidas sus palabras, sus combinaciones de palabras, sus juegos de palabras.

Analizar el estilo, los recursos, los hábitos y los tics del escritor.

4. Traducir es interpretar

Como un músico.

Como un actor.

E interpretar en el sentido de: acertar con el verdadero significado de una cosa. En esta acepción: no es, no puede ser una interpretación personal. Sino una correcta comprensión del texto original. Un lector puede tener opiniones personales; un traductor, mientras traduce, no.

5. Traducir es jugar

Con la lengua.

Y jugar a meterse en la piel de otro. Ser otro por un tiempo. Si estuviera escribiendo en francés, diría jouer en el sentido de juego y en el sentido de asumir un papel.

6. Traducir es aprender

Aprender el mundo del autor.

El mundo entero: navegación, flora, fauna, cárceles, jergas, medicina…

Aprender a buscar y a conocer y a usar las herramientas de trabajo… diccionarios, fuentes de información… y, en la actualidad la informática y los recursos de internet.

Investigar.

Mantenerse al día. Conocer el hoy y el ayer.

Ser un humanista en el sentido renacentista de la palabra.

Ser un enciclopedista en el sentido de la Ilustración.

7. Traducir es enseñar

En el sentido de mostrar.

En el sentido de ser correa de transmisión.

8. Traducir es obedecer

Al escritor.

Al respeto debido al lector.

9. Traducir es transgredir

Porque esa obediencia, para ser tal, tiene muchas veces que romper con los moldes del texto original y crear otros nuevos. Decir otra cosa para decir lo mismo.

Traducir es no aferrarse a teorías rígidas. Saber que la única que no falla es: Depende…

10. Traducir es estar orgulloso de ser traductor

Sin vanidades fuera de lugar y sin humildades fuera de lugar. El traductor, ni más… ni menos.

Traducir es, a modo de recopilación y robándole al escritor Pierre Michon un título, ser «maître et serviteur», señor y sirviente.

 

Desde pequeña, María Teresa Gallego Urrutia supo que de mayor iba a traducir libros franceses. El primer encargo se lo hizo a los 18 años el director de Seix Barral, Joan Petit (y no se llegó a publicar el libro porque lo prohibió la censura de la década de 1960). Sesenta años después, más de 100 autores después, cerca de 300 libros después sabe que acertó de pequeña.

 

 

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