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Más de un millón de venezolanos exigen la vuelta a la democracia

Dos muertos y decenas heridos, saldo de la violencia contra los manifestantes

El espectacular despliegue de fuerzas de seguridad, los obstáculos para la movilidad y la contramarcha chavista impulsada por el propio Gobierno no impidieron que una multitud se adueñara ayer de las calles de Caracas para reclamar el restablecimiento del orden constitucional en Venezuela y la celebración de elecciones generales.

La llamada «madre de todas las marchas», convocada por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) después de semanas de protestas contra el régimen presidido por Nicolás Maduro, partió desde 26 puntos distintos de la capital y discurrió, en riadas de personas vestidas en su mayoría de blanco, hacia la céntrica sede de la Defensoría del Pueblo. Se calcula que hubo tantos o más particpantes que en la «toma de Caracas» del pasado 1 de septiembre, cuando un millón de manifestantes reclamaron un referéndum revocatorio para apartar a Maduro del poder, que no se llegó a celebrar.

La capital venezolana amaneció ayer sitiada por las fuerzas del orden, con los accesos por carretera bloqueadas y los vehículos blindados de los agentes antimotines apostados en las principales avenidas. Una veintena de estaciones de metro permanecieron clausuradas para añadir problemas a la movilidad de los manifestantes.

La «megamarcha» opositora, organizada bajo la consigna de «No + Dictadura», se desarrolló en medio de un ambiente de tensión desde que a las seis de la mañana empezaron a avanzar los primeros participantes.

Frente a la también llamada «gran marcha contra el golpe», en alusión a la apropiación por el Supremo de competencias de la Asamblea Nacional a finales de marzo, desde el Gobierno se promovió a última hora una contramanifestación chavista, bautizada como «Marea roja». Miles de personas con camisetas encarnadas desfilaron para mostrar lealtad al régimen vigente desde la plaza de Venezuela hasta el Palacio de Miraflores, sede de la Presidencia, a solo cinco manzanas del punto de llegada de la marcha opositora. Buena parte de los integrantes de la «Marea Roja» eran funcionarios a los que se pasó lista, obligados a acudir bajo amenaza de perder su puesto de trabajo. Para trasladarlos hasta los lugares de concentración se emplearon autobuses oficiales. Con todo, la afluencia a esta contramarcha fue inferior a la lograda por la convocatoria opositora y no llegó a cubrir dos manzanas de las seis de la avenida Bolívar.

Gases lacrimógenos

Como en días anteriores, las fuerzas bolivarianas se emplearon a fondo con los contrarios a Maduro. En la zona del Paraíso, la Guardia Nacional disolvió una de las marchas con el empleo de gases lacrimógenos.

Figuras destacadas de la oposición, como el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, o Henrique Capriles, gobernador del estado Miranda inhabilitado por 14 años, se vieron afectados por esta herramienta disuasoria, así como Lilian Tintori y Antonieta Mendoza, respectivamente esposa y madre de Leopoldo López, el líder opositor encarcelado. La dirigente María Corina fue impactada con una bomba lacrimógena en la espalda.

El acoso a los antichavistas tuvo consecuencias más trágicas, sin embargo, en la plaza La Estrella, en San Bernardino, donde Carlos José Moreno Barón, de entre 17 y 19 años, murió de un disparo de bala en la cabeza. Según medios locales, un grupo de hombres en moto irrumpieron amedrentando a los opositores y uno de ellos habría abierto fuego, alcanzando a este joven. Fue trasladado a un hospital, pero no sobrevivió. Anoche se apuntó en distintos medios la muerte de una joven de 23 años en Táchira, también por disparo de bala en la cabeza.

Llamadas a la libertad

La víspera, Julio Borges leyó un comunicado de la Asamblea Nacional dirigido a la Fuerza Armada en el que pedía el cese de los «abusos», el «hostigamiento» y la «represión» y poder marchar en paz. Ayer la propia fiscal general, Luis Ortega, aseguró en otra nota pública que los responsables de los organismos de seguridad del Estado «deben garantizar el derecho a manifestarse de manera pacífica, bajo un estricto apego a los derechos humanos». En este sentido, agregó que los mecanismos de negociación «deben agotarse antes del uso de la fuerza pública». Ortega es la misma que, después de que el Supremo arrebatara competencias al Parlamento, advirtió de que esa apropiación suponía una «ruptura del orden constitucional».

Así mismo, la Conferencia Episcopal Venezolana reclamó al Gobierno «respetar en sus actuaciones la dignidad de las personas y el derecho a la libre expresión de la protesta».

Aunque Caracas concentró la mayor de las protestas de ayer, esta no fue la única. También hubo manifestaciones de la oposición en otras ciudades venezolanas, como San Cristóbal, estado Táchira, y Mérida, donde las autoridades dispersaron con gas lacrimógeno la protesta.

También en el extranjero. En Madrid, varios centenares de venezolanos se concentraron a las 18:00 horas en la emblemática Puerta del Sol en apoyo de los participantes en las marchas en su país y de la «familia, hermanos, amigos, que están en Venezuela sobreviviendo». Otro centenar se concentró antes frente a la Embajada.

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