Médicos cubanos denuncian haber sido obligados a engordar las estadísticas de pacientes
Varios doctores revelan irregularidades en las misiones de Venezuela, Bolivia, Brasil o Belice
Un grupo de médicos cubanos denunció el pasado jueves en Nueva York que el Gobierno de La Habana les obligó a falsear las estadísticas de pacientes y destruir los medicamentos sobrantes que habían prescrito falsamente para simular una atención mayor de la real entre otras muchas irregularidades.
Tatiana Carballo, Ramona Matos, Russela Rivero y Fidel Cruz, que han trabajado en Venezuela, Bolivia, Brasil y Belice y ahora viven en EE UU acogidos por el programa Cuban Medical Parole revelaron detalles de las misiones médicas en las que participaron en una conferencia de prensa organizada por el Departamento de Estado en Nueva York.
Según los profesionales, en Venezuela tenían órdenes de indicar a sus pacientes que la atención médica y sus productos se perderían si no votaban al chavismo, condicionando así su voto.
«Desde que llegamos a Venezuela estuvimos estábamos bajo un régimen militar, teníamos prohibido abandonar la nación o tener relación con los venezolanos»
«Desde que llegamos a Venezuela estuvimos estábamos bajo un régimen militar, teníamos prohibido abandonar la nación o tener relación con los venezolanos», dijo Carballo, que sostuvo que el trabajo así era muy complicado por el estrés al que les conducía el hostigamiento constante.
Fidel Cruz, que trabajó en el país sudamericano entre 2011 y 2014, corroboró la versión de su colega y las presiones electorales.
«Nos obligaban en cada consulta a hablarle a cada paciente para influir en su mentalidad y que votaran a favor de Maduro». De acuerdo con su testimonio, Cruz tuvo que salir a hacer campaña puerta a puerta para animar a los electores. «Recuerda que estoy hoy aquí atendiéndote gracias al Gobierno de Maduro», debían decir.
«Teníamos que dar una estadística a nuestros jefes de la Seguridad del Estado de cuántos pacientes llevamos a los colegios electorales y cuántos votaron por el oficialismo», añadió.
Ramona Matos, que trabajó en Bolivia y Brasil, explicó que el tiempo en que estuvo en el país andino fue privada de su documentación. «Cuando llegamos a Inmigración, un agente de Seguridad nos retiró los pasaportes. Estábamos trabajando en Bolivia sin documentos; no teníamos ningún papel con nuestro nombre. Si nos pasaba algo, éramos secuestrados o moríamos, nadie sabría quienes éramos«, relató.
Matos denunció que nunca se les informó de cómo iban a trabajar en Bolivia. «Nunca nos explicaron las condiciones. Al ser un país del Altiplano, médicos que viajaron en la misión fallecieron por complicaciones cardíacas, debido a las condiciones atmosféricas», contó.
Los jefes de la misión, que no estaban físicamente en el pueblo (San Agustín, en el Amazonas) exigían un parte diario en el que debían aparecer al menos 30 pacientes. « Nadie venía a la consulta. Le pregunté a la colega que estaba antes allí como hacía y me dijo: ‘ya te vas a enterar´», reveló la doctora.
» Nadie venía a la consulta. Le pregunté a la colega que estaba antes allí como hacía y me dijo: ‘ya te vas a enterar´», reveló la doctora
Según Martos, los jefes le dijeron que si no cumplía con las cifras exigidas de pacientes sería devuelta a Cuba y sin percibir su salario, por eso empezó a anotar nombres, edades y direcciones falsos. Para hacer coincidir los datos con los medicamentos prescritos, éstos se destruían, quemaban o enterraban.
Tatiana Carballo, que estuvo siete años en la misión, explicó que el Gobierno cubano les insiste en que, puesto que la educación es totalmente gratuita, después deben corresponder con un trabajo casi esclavo.
«Desde que nos graduamos recibimos salarios muy, muy bajos, y luego nos vamos a las ‘misiones médicas'». Carballo estuvo en Belice antes que en Venezuela después de firmar un documento que «no fue contrato alguno», en una supuesta tarea «voluntaria y humanitaria» aunque, subraya, no lo era.
«Nos pagaban un 10% o un 15% de los que le pagaba Venezuela a Cuba, y el resto se quedaba en una cuenta congelada en Cuba. Muchos de nosotros decidimos no volver y ese dinero fue confiscado por el Gobierno, no se le dio a la familia», explicó Carballo.
Después se fue a Brasil, donde recibía «1.200 reales en dependencia del valor del dólar». Los gastos por renta, comida e insumos los pagaba el Gobierno local de Brasil. Según Carballo, esta misión tenía características especiales, porque permitía la presencia de la familia y facilitó las visas necesarias.
«Me cansé de la esclavitud, de que me asediaran y me quitaran el pasaporte y de mentir. Por eso decidí acogerme al Cuban Medical Parole»
En un viaje a Cuba, de vacaciones, le indicaron que debía firmar un documento por el que su hijo tenía que ir a la Isla cada tres meses, pagando ella los gastos. «Decidí dejarlo en Brasil, escondido en casa», dijo la doctora. «Me cansé de la esclavitud, de que me asediaran y me quitaran el pasaporte y de mentir. Por eso decidí acogerme al Cuban Medical Parole y hoy estoy aquí contándoles mi historia«, concluyó.
En el caso de Russela Rivero, sus dos hijos son doctores y están sufriendo las consecuencias de su ‘deserción’. Al mayor le han prohibido ejercer la medicina y ahora es fumigador en una brigada técnica. «Le dijeron ‘tú sabes de lo que se trata'».
En cuanto al menor, graduado en agosto pasado, fue enviado a un poblado rural en Sierra Maestra mientras sus colegas eran ubicados en la ciudad. «No hay explicación, simplemente tienes que hacerlo», le dijeron, según su madre, que asegura que están usando a sus hijos para silenciarla pero no lo van a lograr.