México afronta una de sus elecciones más sangrientas
Con el último asesinato del pasado viernes, suman ya 89 los políticos muertos, 35 de ellos candidatos
El 6 de junio se celebrarán las elecciones más grandes de la historia en México, para las que están llamados a las urnas más de 93 millones de votantes. La Cámara de los Diputados renovará por completo los 500 diputados (300 por mayoría relativa y 200 por representación proporcional). Además, están en juego 15 de los 32 gobernadores estatales, 30 congresos locales y 1.900 ayuntamientos. Según las últimas encuestas, el partido en el gobierno, Morena, perdería la mayoría cualificada pero conservaría la absoluta gracias al apoyo de sus aliados. Frente a ellos, se postula la coalición Va por México, que agrupa por primera vez al PRI, el PAN y el partido de izquierdas PRD.
Además de ser las elecciones más grandes, esta campaña electoral pasará a la historia de México como una de las más sangrientas. A las cifras de fallecidos por el Covid-19 -México es el cuarto país del mundo en número de muertos- hay que sumar el de las personas asesinadas durante esta campaña, cifra que enfila casi el centenar. Según un informe de Etellekt Consultores, son ya 89 los políticos asesinados -el 44% militaban en las filas de la alianza opositora-, desde el pasado mes de septiembre. De ellos, 35 eran candidatos.
El último asesinato (al cierre de esta edición) tuvo lugar el viernes. La víctima fue Cipriano Villanueva Ovando, candidato a regidor en Chiapas por un partido local. Fue asesinado a balazos en la comunidad de Acapetahua. Pero no fue una acción aislada. Tres candidatos más fueron atacados en los estados de Puebla y Quintana Roo, mientras que un aspirante recibió amenazas de muerte en Jalisco y otra renunció por presiones del crimen organizado en Guerrero, según recoge la prensa mexicana.
En el caso de la candidata a la alcaldía de Puerto Morelos (Quintana Roo), Blanca Merari Tziu, es el segundo atentado que sufre durante este mes de mayo. Antes que ella, fue víctima de otro atentado su marido, Ignacio Sánchez Cordero, que fue asesinado el 24 de febrero. Su muerte llevó a su esposa a sustituirle en la candidatura.
Este es, lamentablemente, el día a día de un proceso electoral que es el segundo más violento desde el año 2000. Un Informe de Violencia Política de Etellekt, publicado un mes antes de las votaciones, señala que el número de políticos y aspirantes asesinados es 29,5% superior a las 61 víctimas mortales del ciclo electoral intermedio de 2015. En la actualidad las agresiones registradas superan en un 64% las cifras de violencia que se habían presentado hasta el mismo corte del periodo electoral 2017-2018, el más violento de la historia.
Problema recurrente
El problema es recurrente en cada llamada a las urnas en México. Así en 2018, la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la delegación de la Unión Europea en México manifestaron su preocupación por la violencia e intimidación durante dicho proceso electoral. Las víctimas no dejan de ser un reflejo del ambiente de violencia criminal que vive el país unido a ser el blanco específico de organizaciones criminales. Las mafias suelen intervenir cada vez que hay elecciones presentando sus propios candidatos o asesinando a los que les impiden su acceso al poder que se camuflan entre los más de 85.000 homicidios dolosos en los últimos tres años. Basta pensar que el último conflicto entre Israel y Palestina dejó 210 muertos, en medio de la protesta internacional, y en el mismo periodo de tiempo perdieron la vida de modo violento en México 980 personas, con un feminicidio cada dos horas.
Conseguir el poder local se atisba fundamental para las mafias por el control de la policía, las alcaldías son fuentes de información sobre la situación económica de los residentes y para conseguir contratos públicos, cuenta el analista experto en seguridad Alejandro Hope en DW.
Tres días antes de la muerte de Cipriano Villanueva Ovando, el pasado martes 25 de mayo, la víctima fue Alma Barragán, la candidata a la alcaldía del partido Movimiento Ciudadano por Moroleón, perteneciente al Estado de Guanajuato, que pedía con júbilo: «Vengan para convivir un momento, juntos lo hacemos mejor». Poco minutos después, a plena luz del día, era acribillada a tiros desde dos pick ups y cuatro sujetos en motocicletas provistos de armas largas. Cuatro personas más, entre ellos dos niñas de tres y nueve años, presentaban impactos de bala en la escena de terror.
Solo una semana antes de la muerte de Alma, Juan Guzmán Ramírez, candidato del PRD-PRI a diputado local por el mismo distrito electoral de Moroleón -municipio de algo más de 50.000 habitantes, hermanado con Chirivella, en el área metropolitana de Valencia- fue blanco, a las tres de la tarde, de un ataque armado en el que resultó herido. Un caso algo más sonado en la prensa mexicana fue el de José Alberto ‘El Güero’ Alonso, candidato a alcalde de Acapulco por el partido Fuerza por México, que se recupera de heridas de bala en un ataque a la altura de un club deportivo. Hace tres años un grupo armado habría intentado asesinarle en la zona turística del puerto de Acapulco.
Impunidad
López Obrador asumió en diciembre del 2018 la presidencia prometiendo reducir la violencia, pero en un año de pandemia hubo 34.239 homicidios dolosos y en nueve estados aumentaron los actos violentos. Según el periodista Joaquín López-Dóriga, «ninguno de los casos que afectan a los políticos asesinados han sido investigados por el Gobierno». Organismos internacionales manifiestan que la nación vive una «crisis humanitaria».
«Va a ser muy difícil que la gente vote con libertad, no hay garantía de nada porque están a merced del crimen organizado en algunas regiones del país», dijo Vicente Sánchez, investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef). «Los costos a nivel de democracia pueden ser muy altos» agregó.
La impunidad es protagonista en los atentados mortales contra los mandatarios, tal y como confirma el estudio de Etellekt, con solo tres casos en los que se han producido detenciones. En cuatro de las 31 investigaciones abiertas se ha podido comprobar la responsabilidad de bandas organizadas sin existir confirmación sobre la autoría material o intelectual.
Esta misma semana, Juan Antonio Magaña de la Mora, candidato por el Partido Verde Ecologista de México ha sido el único, en toda la campaña, que se ha atrevido a realizar propaganda electoral en Aguililla (Michoacán). «¿Lleva chaleco antibalas?», le preguntaron los lugareños. Grupos armados se habían enfrentado horas antes. Entretanto le recibían un tráiler quemado y dos zanjas. Al abandonar el lugar, a 30 kilómetros unas 200 personas le impidieron el paso. La zona padece enfrentamientos entre diversos cárteles.