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Mogherini y la “democracia de partido único”

Cuesta imaginar los motivos de su benevolencia con el régimen. ¿Será que no quiere irritar a los castristas para conseguir que hagan concesiones?

Federica Mogherini, la jefa de la diplomacia europea, llegó a La Habana, para ultimar con quien ha calificado como su amigo, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, el acuerdo que definirá las relaciones entre la Unión Europea y Cuba. Pero llegó en medio de la ola represiva desatada para frustrar la protesta nacional convocada por la UNPACU para el 8 de septiembre.

Pudiera pensarse que es un mal momento, pero no. Hasta ahora, Mogherini no se ha inmutado. Y eso que el régimen no ha hecho ni el intento de disimular la represión. Por el contrario: ha hecho un derroche de brutalidad. Es como si no les importara la visita de la Alta Representante europea. Como si dieran por segura su aquiescencia. Como si supieran que de ella no escucharán reproches.

Federica Mogherini ha sido crítica con el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, pero con respecto al régimen castrista es sumamente comprensiva. Al extremo de que ha llegado a definir como “democracia de partido único” a una dictadura de 60 años que no da señales -pese a sus anunciadas intenciones de cambiar todo lo que deba ser cambiado- de aumentar el margen de libertades políticas de sus súbditos.

Siendo italiana, va y los cuentos de los mayores de su familia sobre lo puntuales que eran los trenes bajo el régimen de Mussolini, han logrado convencer a Mogherini de la viabilidad de “las democracias de partido único”.

Cuesta imaginar los motivos de la benevolencia de Mogherini con el régimen. ¿Será que no quiere irritar a los castristas para conseguir que hagan concesiones políticas? Si se tiene en cuenta los resultados del buenismo con estos, es dudoso que lo consiga.

Lo que prima en Mogherini, por encima de consideraciones políticas o de la preocupación por los derechos humanos, son los intereses económicos europeos en Cuba. Más que por hacer que Cuba avance hacia la democracia y el estado de derecho, a Mogherini le preocupan los intereses de los inversores europeos, amenazados por la implementación por el gobierno norteamericano del título III de la Ley Helms-Burton.

En un momento en que la economía cubana está cada vez más deprimida y el régimen pide por señas las inversiones extranjeras, Mogherini, tan pronto llegó a La Habana, declaró que Cuba es “un socio clave” para la Unión Europea.

Mogherini dice que la Unión Europea está firmemente comprometida con el desarrollo de Cuba, pero se hace de la vista gorda con la falta de libertades, la represión y las violaciones de los derechos humanos.

La Alta Representante de la UE debe pronunciarse contra la represión y exigir al régimen castrista que emprenda el camino de la democracia y el estado de derecho y  respete los derechos humanos. De no hacerlo, se hará cómplice de la dictadura y estará negando a los cubanos la posibilidad de exigir y disfrutar de los mismos derechos que los ciudadanos de los países de la Unión Europea.

 

 

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