Muere la cantante de Roxette, Marie Fredriksson, a los 61 años
La vocalista del dúo sueco fallece por un tumor cerebral con el que luchaba desde 2002
Fueron más de 75 millones de discos vendidos. Una cantidad tan ingente de éxitos que se pudieron permitir el lujo de editar un recopilatorio solo con sus baladas más conocidas. Y más aún, una versión de ese disco con las baladas cantadas en castellano que despachó más de un millón de unidades. Una imagen gigante suya, entre la de otros iconos suecos, da aún la bienvenida al viajero al aeropuerto de Arlanda (Estocolmo). En el sitio web de Halmstad, ciudad cercana a Malmo, la primera frase del texto que presenta la localidad informa de que este es el lugar en el que vio nacer al dúo pop Roxette, cuando a mediados de los años ochenta un productor convenció a un tipo llamado Per Gessle que andaba algo desubicado tras la disolución de su exitosa banda (Gyllene Tyder, también nombrada en la web de Halmstad, lo que indica lo grandes que fueron o lo pequeña que es la población) y a una cantante que respondía al nombre de Marie Fredriksson, que acababa de lanzar su disco de debut y había recibido el silencio del público y la industria como respuesta. A sus 61 años, tras más de media vida como integrante del segundo grupo sueco de pop más exitoso de la historia, ocho notables discos en solitario y 17 largos años luchando contra un cáncer diagnosticado tras un desmayo en el baño que le causó un traumatismo craneal, ha fallecido Fredriksson, la tozuda del pelo corto.
El primer éxito mundial del dúo fue The Look y llegó en 1989. El tema, incluido en su tercer disco, Look Sharp!, se convirtió en fenómeno cuando un estudiante estadounidense que había pasado una temporada de intercambio en Suecia volvió a su Mineápolis natal y entregó el disco de Roxette a un locutor de una radio universitaria local. Es curioso que una de las últimas bandas de pop que se rigieron por los preceptos de los ochenta alcanzara el éxito a través de las emisoras radiofónicas universitarias, altavoz que propició el cambio de paradigma hacia lo alternativo, promoviendo combos como REM, Pixies o Lemonheads, cuya razón de ser era, desde el punto de vista crítico y casi sociológico, acabar con bandas como Roxette.
Marie y Per representaron, durante sus primeros años de éxito, esa mezcla de pop y rock que, por un tiempo, dotó de cierto sentido a esa inane etiqueta llamada pop-rock. Parecían una banda de roqueros, sonaban como unos alegres y sensibles poperos. Él despeinado, ella con el pelo cortísimo. Él con la guitarra a la altura de las rodillas, ella golpeando sin piedad una pandereta. Veías a Bryan Adams, pero estabas escuchando a Bryan Adams interpretando un tema de Abba. Incluso en la era de la autenticidad, lograron arrancarle un baile o una lágrima a la armada malcarada de la generación X.
Siempre habrá alguna boda en algún lugar del mundo, en la que los novios estén tomando la pista de baile para celebrar su amor -ahora mismo eterno e incondicional- bailando al son de It Must Have Been Love, el tema de la banda incluido en la banda sonora de Pretty Woman, y que es un desgarrado tema de desamor. Pocos grupos han logrado trascender el sentido hasta de sus propios temas. Así decía adiós Marie Fredriksson, 50% de la clave de uno de los éxitos más insospechados, sinceros y longevos -pocos esperaban que tras volver en 2010 lo hicieran con tanta dignidad- de la historia del pop.