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Nellie Bly, la pionera del periodismo investigativo, le dio la vuelta al mundo en 72 días

Elizabeth Cochrane Seaman (1864-1922) mejor conocida por su nombre artístico «Nellie Bly», fue una periodista estadounidense reconocida por ser la pionera del periodismo de investigación. Dedicó su vida a contar las historias ocultas de la sociedad. Desde terribles maltratos en los recintos para pacientes psiquiátricos, hasta la realidad tras la vida del inmigrante. Su vida estuvo llena de retos, rompió el récord del viaje al mundo más rápido hasta la fecha. Todas sus contribuciones moldean lo que hoy se conoce como «periodismo».

Una mujer dedicó su vida a escribir sobre las historias más crudas de la sociedad. Su visión refrescante y novedosa le dio inicio a lo que hoy se conoce como ‘periodismo de investigación’. ¿Quién fue Nellie Bly? ¿Qué la inspiraba? ¿Se internó en un manicomio? ¿Por qué quiso darle la vuelta al mundo? Aquí te contamos todo.

¿Quién fue Nellie Bly? La pionera del periodismo de investigación

Una feminista talentosa: defendiendo sus derechos, consiguió trabajo

Bly no pudo terminar la universidad por problemas económicos, pero consiguió un trabajo como periodista tras escribir una queja al diario de su ciudad.

El periódico había publicado un texto llamado “Para lo que sirven las mujeres”, que describía la supuesta ‘inferioridad’ del sexo femenino para trabajar. Su respuesta fue tan impactante que la contrataron. Una queja escrita con sublime delicadeza y con argumentos impecables.

Comenzó escribiendo de la realidad. Cruda, violenta e impactante. Los lectores no estaban acostumbrados a este tipo de contenidos y tuvo que escribir sobre temas más banales. Su pasión era sacar a relucir los problemas sociales por medio de sus escritos y pese a que su trabajo no se lo permitía, su vena periodística siempre la incitaba investigar. 

Su aburrimiento de escritora, la llevó a darle la vuelta al mundo en 72 días

Nellie Bly trabajaba arduamente para escribir historias. Estaba cansada de las banalidades. Sus textos eran impactantes. Solía viajar y narrar en estilo de crónica sus aventuras. Pero no de forma fantasiosa, sino cruda, real y –en algunos casos- poco agradables de leer.

¿Por qué? Bly tenía la idea de que el periodismo podía cambiar el mundo. Con sus escritos, haría que el público aprendiera sobre realidades diversas. Culturas, problemas sociales, políticos, económicos, todo lo que el gobierno quería ocultar.

En un bloqueo creativo, decidió iniciar una aventura única: darle la vuelta al mundo. Todo salió de la fantasía del libro de Julio Verne, “Vuelta al mundo en 80 días. «Si consigues dar la vuelta al mundo en 79 días, te aplaudiré con ganas», le dijo el escritor al escuchar su idea. 

Su jefe en el diario New York:

 Es imposible que tú hagas un viaje alrededor del mundo. Primero porque eres mujer y necesitarías un protector y además, aunque pudieras viajar sola, necesitarías tanto equipaje que te sería imposible ir rápido. 
  

Nellie Bly:

 De acuerdo. Envía un hombre a que lo haga. Que se prepare y salga el mismo día que yo y veremos quién lo logra. 

Nellie Bly lo logró. 8 días menos de lo que pensaba Verne. 72 días, 6 horas, 11 minutos y 14 segundos. Comenzó el 14 de noviembre de 1889 en Hoboken y terminó en Nueva York el 29 de enero de 1890. Rompió récords para el momento y sobre todo: consiguió inspiración. 

Tras llegar de su viaje, escribió sus experiencias. Desde comparaciones gastronómicas, hasta profundas críticas sociales. Su trabajo fue admirado por muchos. Comenzaron a lloverle las ofertas de empleo y ella ya estaba buscando su próxima aventura.

 
 

 

 «10 días en un manicomio», fingió estar loca para poder contar la historia de los hospitales psiquiátricos

Su nueva investigación sería sacar a la luz las condiciones en las que vivían los enfermos psiquiátricos. Esta vez contó con el apoyo de “World” el diario para el que trabajaba. Su deber era entrar como paciente, fingir que estaba desequilibrada, para tener el mismo trato que los que vivían ahí.

Estudió durante semanas cómo actuar ‘desequilibrada’. ¿Cómo la sacarían después? Los abogados del diario se encargarían. Su ingreso fue traumático. Bly lo recuerda como una de las experiencias más horribles de su vida. Los enfermos vivían en condiciones deplorables. Eran víctimas constantes del maltrato de los que ahí trabajaban e incluso, pasaban hambre.

En nuestros paseos cortos, pasamos por la cocina, donde preparaban la comida de los médicos y enfermeras. Nosotros no teníamos ni melones, ni uvas, ni frutas. Mientras que ellos tenían hermoso pan blanco, carnes bonitas, comida de calidad”, escribió en su informe al salir. 

 Experimenté cosas que nunca olvidaré. Cuando salí, dejé el centro con el placer de volver a disfrutar del aire puro, pero con una terrible culpa por no poder llevarme conmigo a alguna de aquellas desafortunadas que estaban tan cuerdas como yo».

Nellie Bly

 

La experiencia terminó siendo un infierno para ella. A los pocos días de salir, publicó su libro 10 días en un manicomio”, donde cuenta con detalles sus experiencias.

Sus escritos causaron conmoción en la sociedad. Nadie imaginaba que los enfermos psiquiátricos vivían en condiciones tan terribles. Bly estaba decidida a cambiarles la vida. No podían seguir viviendo en ‘un infierno’.

Gracias al trabajo de Bly, el gobierno aumentó las donaciones a los hospitales psiquiátricos:

“Me alegra que como resultado de mi visita al sanatorio, Nueva York destine un millón de dólares adicional cada año para el cuidado de enfermos mentales. Al menos tengo la satisfacción de saber que esos pobres desafortunados estarán mejor cuidados gracias a mi trabajo, escribió la periodista, poco tiempo después de la publicación de su libro.

Periodista, inventora, empresaria y feminista: ¿Qué pasó con Nellie Bly?

Cuando cumplió 31, se casó con Robert Seaman. Un millonario dueño de múltiples industrias manufactureras. Tras su matrimonio, se dedicó por un tiempo a ayudar a su esposo con sus empresas. Conocía el trabajo a la perfección. Se involucró al punto de diseñar y patentar sus propios prototipos, que resultaban ser extremadamente útiles y exitosos.

Tras la muerte de su esposo en 1904, quedó como presidenta y dueña absoluta de la empresa. Esto rompió todos los patrones de la sociedad del momento. Nuevamente Bly estaba haciendo historia. Con el tiempo abandonó la fábrica y volvió al periodismo.

Participó activamente como reportera en la Primera Guerra Mundial y apoyó a las «sufragistas». Su trabajo fue reconocido y admirado por muchos.

Murió de neumonía en Nueva York en 1922, tenía 52 años. Hoy es reconocida como una de las periodistas más importantes de todos los tiempos y está presente en el Museo de Historia Nacional de las Mujeres en Estados Unidos.

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