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Ni desaciertos ni errores, solo incompetencia

Cuando son tantos y tan seguidos los tropiezos diplomáticos, no se los puede seguir calificando de desaciertos o errores. Simplemente se trata de incompetencia.

 

El contenido de la filtración de las conversaciones de la canciller con sus asesores y la intromisión del Presidente en los asuntos internos del Perú en la conferencia de la Celac, es una nueva demostración que los intereses de Chile hoy no están salvaguardados por quienes gobiernan.

Lo de la Cancillería no es solo una demostración de impericia, falta de rigor analítico y banalidad en el tratamiento de una materia tan delicada como las relaciones con uno de nuestros vecinos, sino que es vergonzoso el lenguaje soez, recurrente en coprolalia e indigno de ser utilizado en una reunión de las máximas autoridades de la diplomacia chilena, cuando se discutía una materia tan relevante como son las relaciones con Argentina. Y más grave aún, que termine haciéndose público.
El fusible por la filtración fue la Directora de Comunicaciones Lorena Díaz, mientras la Ministra raudamente intentaba minimizar el tema publicando una foto con el Canciller argentino Santiago Cafiero, asegurando además que no iba a renunciar. Difícil comprender la actitud de la canciller Urrejola, pues ante la extrema gravedad de lo ocurrido y la vulgaridad como se trataban los temas, lo mínimo era dar un paso al costado.

Acto seguido a este bochornoso incidente, que sin duda le ha generado al país y su diplomacia un daño reputacional y de credibilidad importante, el Presidente Boric no halló nada mejor en la Celac que entrometerse en los asuntos internos del Perú. Asumiendo un rol que no le corresponde ni tiene ni la autoridad ni la altura para ejercerlo, opinó muy negativamente sobre cómo se está enfrentando la violencia por parte del Gobierno de Dina Boluarte, “haciendo notar la imperiosa necesidad de un cambio de rumbo en Perú”.

Después de esa desafortunada intervención, la reacción peruana no se hizo esperar. En la misma Celac, la canciller Ana Cecilia Gervasi lamentó duramente -sin nombrarlo directamente- que el Presidente privilegiara su afinidad ideológica en lugar de ser solidario con Perú ante las dificultades que están viviendo.

Aún más, fue enfática en decir “es falso y ofensivo insinuar, como se ha mencionado hoy, que el Gobierno haya autorizado reprimir con violencia a quienes protestan”, reafirmando posteriormente el compromiso de respeto irrestricto del Perú a los DD.HH. Más tarde, Torre Tagle reforzó las críticas, y enseguida, el vicecanciller Ignacio Higueras le transmitió a nuestro embajador en Lima, “el malestar que ha generado en el Gobierno peruano la manera irrespetuosa en la que el Presidente Gabriel Boric se refirió, en su intervención en la CELAC, a la Presidenta de la República Dina Boluarte”.

Ante dos países vecinos con los cuáles nuestras relaciones diplomáticas son de la máxima importancia, la Cancillería se da el lujo de una torpeza inédita en la historia de nuestra política exterior y encima quién la conduce, el propio Presidente, se da el gustito de anteponer sus intereses político-ideológicos sobre los intereses del país.

Ya son demasiados los desaciertos diplomáticos que en tan solo diez meses se han cometido en su gobierno. Partiendo con lo del Rey de España, pasando por John Kerry, problemas con el nombramiento de embajadores en Brasil, España y China;  la torpeza máxima contra el embajador de Israel; el negarse a respaldar a Claudio Grossman a la CIJ; el tema con el TPP 11 y ahora los dos torpes y graves incidentes ya comentados, entre otros. Esto solo se puede calificar como incompetencia.

La incompetencia del Gobierno pone en riesgo los intereses de Chile, y el Presidente, al privilegiar los que comparte con su club de amigos de la izquierda latinoamericana, demuestra una actitud irresponsable con el país, que lo eligió no para darle consejos a otros estados de lo que deben o no deben hacer, sino para preocuparse por solucionar nuestros propios problemas y sin duda, proteger con máximo celo el prestigio y reputación de Chile.

Pareciera que el Presidente aún no asume que ya no es el dirigente estudiantil de las protestas que quería hacer la revolución con el lumpen porque no tienen nada que perder, sino que es el Presidente de todos los chilenos y que es su deber resguardar los intereses de Chile por sobre todas sus consideraciones personales.

*Jaime Jankelevich es bioquímico y consultor

 

 

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