Otros temas

Oswaldo Páez-Pumar: A confesión de parte

 

Es la primera frase de un aforismo jurídico que concluye con la consecuencia que se deriva de la existencia de una confesión. No hay necesidad de aportar prueba alguna por innecesaria: el deudor requerido de pago confiesa que debe, el sospechoso de haber dado muerte confiesa que lo hizo.

En más de una ocasión al tratar el tema de la usurpación del cargo de presidente por parte del usurpador Maduro me he referido a su doble nacionalidad, la colombiana y la venezolana, lo que constituye un impedimento insalvable al establecer la constitución nacional como requisito para ejercer la presidencia poseer únicamente la nacionalidad venezolana. También en más de una oportunidad me he referido a su nacionalidad oculta, la cubana, porque aunque no aparezca registrada, que es la forma usual de determinar la nacionalidad de cualquier persona, fue educado (desde luego metafóricamente) para servir a Castro, al castrismo y por lo tanto a Cuba que fue donde Castro ejerció el poder desde 1959 hasta su muerte en 2016. Muerto Castro, no por eso cesó el sometimiento a Cuba, por el contrario se hizo más evidente al no depender de la persona sino del régimen que siguió disfrutando de los envíos de petróleo no solo para su consumo en la isla, sino para revenderlo a terceros y por supuesto obteniendo Cuba la diferencia entre el precio convenido (si es que lo pagaba) y el corriente en el mercado.

Hoy la población venezolana sufre la presencia del Covid-19 y el usurpador anuncia la vacuna cubana despertando el alerta en la Academia de Medicina, pero él mismo y por supuesto sus inmediatos colaboradores se hacen vacunar con la desarrollada no en Cuba, sino en Rusia.

Contra todas las reglas las primeras vacunas no han sido aplicadas a quienes por sus profesiones, de custodios de la salud, están por esa misma razón más expuestos a contraer el virus pues deben atender precisamente a quienes han sido contagiados; y como consecuencia de esa falta de priorización a hacer más precaria la atención de la población y desde luego a hacer más fértil el terreno para la propagación de la epidemia.

Aunque pretender que haya un criterio uniforme, o inclinado mayoritariamente en un determinado sentido, para establecer el orden de prioridades con el cual las vacunas deban ser administradas es seguramente un imposible, siempre puede ayudar a acertar en el establecimiento de ese orden tener en cuenta lo que se ha hecho en otros países, particularmente en los productores de vacunas; y analizar las diferencias de criterio que seguramente se han producido, para poder establecer ese orden teniendo en cuenta lo que otros ya han aplicado en una escala más amplia a la que representa Venezuela.

Ese orden es sin embargo relativamente simple. Si se le pregunta a un padre o a una madre su preferencia irá a los hijos. Si se interroga a los hijos la preferencia son los padres. A un hermano el otro hermano o hermana. Saliendo del ámbito familiar. Un andino preferirá a otro andino, un maracucho a otro maracucho y desde luego los venezolanos a los venezolanos.

Solo hay un supuesto venezolano, el usurpador Maduro, que le ha dado preferencia a los cubanos sobre los venezolanos, a los que atiende solícitamente con las vacunas rusas y no con las vacunas cubanas con las que amenaza a los venezolanos, lo que es una prueba evidente de su condición de cubano. Si alguien invocara que no es cubano, que son compromisos ya contraídos, la situación es peor, porque ese compromiso prioriza a los cubanos sobre los venezolanos, lo cual desde luego no es traición a la patria, sino a los venezolanos.

Caracas, 5 de abril de 2021

 

 

Botón volver arriba