CorrupciónDictaduraÉtica y Moral

Oswaldo Páez-Pumar: El arte de robar

 

El tropo del título de este artículo es equívoco pues encontrar arte en el robo, resulta impropio dado el empleo de fuerza que el robo comporta. Sin embargo, lo utilizo porque me llega la información de que “el gobierno ha dispuesto de 12 toneladas de oro de las depositadas en la bóveda del BCV”, que según la misma fuente de información ahora apenas superan las 100 toneladas “¿quizá antes de tomar las 12?”, pero que durante otras décadas superaban las 300.

La estafa a diferencia del robo no comporta uso de la fuerza, sino un engaño a la víctima, que bien puede considerarse un arte, porque a la víctima se le vende por el estafador una imagen tan segura de que no hay riesgo en la propuesta que le formula que la víctima cae en la tentación y es estafada. Me llegó hace muchos años algo, no tanto como una confesión sino más bien como la revelación de un fracaso por parte de un estafador: “él en su larga carrera había estafado a muchos, pero jamás pudo hacerlo con un hombre honesto de verdad”.

Nosotros los venezolanos en estos 22 años hemos sido robados, no estafados, de la manera más descarada por el gobierno, aunque debo advertir que la fuerza que se emplea para el robo no fue dirigida contra la población, usted que me lee y yo que escribo, sino contra algunos compatriotas, por ejemplo los directores del BCV a quienes el teniente-coronel (r) Chávez Frías le pidió “un millardito de dólares” (de las reservas que respaldaban el valor del bolívar), que con números se escribe así: 1.000.000.000,oo USA$. De esos nueve ceros que figuran en mayúscula corresponden los primeros tres a los que le quitó Chávez al bolívar cuando nos dijo que nos daba un bolívar “fuerte” por cada mil bolívares “¿débiles?” que teníamos; y si eso no es una estafa, mis estudios en la Universidad no me sirvieron para nada.

De los seis ceros restantes cinco corresponden a los que el “usurpador” le quitó al bolívar fuerte para darnos bolívares “soberanos”. Esto sí no fue una estafa, común y corriente, sino una “soberana estafa”. Nobleza obliga y debo reconocer que Chávez tuvo el tupé de pedir esa plata por televisión, pero el usurpador no, ni ahora en relación con el oro, ni a lo largo de su mandato en relación con las reservas en divisas, siempre lo hizo al amparo de las sombras, como el crimen.

La destrucción del bolívar por quienes se llaman “bolivarianos” y agregaron al nombre de la República de Venezuela el adjetivo “bolivariana”, aunque la República fundada por Bolívar el nombre que llevaba era “Colombia”, es mérito exclusivo de esos bolivarianos que se llaman a sí mismos socialistas del siglo XXI y se inclinan ante Castro, que después de darle vueltas y revueltas terminó diciéndonos que su “socialismo es comunismo”, igual que el de Chávez y el usurpador.

Siendo como es comunismo, es obligado concluir que como ellos consideran “la propiedad un robo”, quieren acabar con ella. Pero no es así, la destruyen no por obra de una decisión de arrasar con ella, sino por la incapacidad de conservarla y mantenerla, salvo la que deja de ser propiedad del Estado expropiante y termina en el patrimonio particular de ellos, como el millardito ajeno que Chávez dilapidó para hacer propaganda de su persona como benefactor. El usurpador de modo más torpe pretende hacer lo mismo con 12 toneladas de oro, que obviamente no cumplirán ese papel porque ya está dicho que se puede engañar a unos pocos mucho tiempo, a todos poco tiempo, pero jamás a todos todo el tiempo, de lo que se desprende que para el comunismo y los comunistas la propiedad que es un robo es la de los demás, no la de ellos, que por esas paradojas de la vida, siempre se ha originado como resultado de un robo.

Caracas, febrero de 2021

 

 

Botón volver arriba