Oswaldo Páez-Pumar: El atentado contra Guaidó
No hay necesidad de buscar pruebas, porque la existencia misma de los llamados ‘colectivos’ lo comprueba. No son nuevos, su historia se remonta al comienzo mismo de la llegada de Chávez al poder. Se trata de una fuerza armada no prevista en la constitución cuya característica fundamental como en toda fuerza armada es la disponibilidad inmediata. La capacidad de responder al llamado a cualquier hora y a cualquier lugar.
No son exactamente una banda de delincuentes porque a diferencia de éstas su sustento no deriva directamente de lo obtenido por hechos ilícitos, aunque siendo como son de disponibilidad a toda hora, como el ocio es siempre un componente ligado a la comisión de delitos, éstos se van convirtiendo en los acompañantes permanentes del ‘tiempo libre’.
Si la oposición convoca una manifestación para hacer patente su rechazo a una medida cualquiera del gobierno, le toca a los colectivos “manifestar contra la manifestación” exactamente en el mismo lugar en el cual ha sido convocada dicha protesta. Es obviamente el anonimato que acompaña a los actos de las multitudes lo que envuelve estas acciones, y permite la impunidad de la que han disfrutado sus actores, desde que una banda de homicidas fue apuntalada a buen resguardo en Puente Llaguno, aunque no necesariamente a todos los asesinatos los envuelve la impunidad de la anonimia; hay casos como el de Gouveia en la Plaza Altamira en que la envoltura es alejarlo del país en misión diplomática, mientras se instruye a la Fiscalía para que se ocupe de otras cosas.
Si los empleados en una empresa cualquiera que haya sido “expropiada” por el gobierno convocan a un paro protestando por un aumento de salarios, los colectivos cumplen la función de rompehuelgas, pero no al modo de esquiroles que realizan el trabajo que los huelguistas se resisten a ejecutar, trabajar va en contra de su credo, sino impidiendo que el paro se muestre con la presencia de los trabajadores presentes en el sitio de trabajo, pero negándose a trabajar.
Si de lo que se trata es de atentar contra la vida de Juan Guaidó los colectivos cumplen esa función, para que vaya acompañada de la anonimia; y en el credo comunista ya está desde hace muchos años incorporada la explicación “la ira popular es la que ha tomado su vida, en defensa de la revolución”. La revolución la encarnó Chávez y hoy la representa Maduro y los colectivos no actúan por cuenta propia.
Caracas, 2 de marzo de 2020