CorrupciónDictadura

Oswaldo Páez-Pumar: Encuentro con el pasado

 

Me encuentro con un trabajo, más bien con un artículo, muy bien documentado que lleva por título “Narco-gobierno, narco-país en Venezuela” cuyo autor es José Antonio Ruiz y que pone de relieve “la vista gorda”, “la cooperación” o “la participación u orquestación” entre los traficantes de drogas y las Fuerzas Armadas. Desde luego no las abarca a todas, pero sí a un componente o componentes lo suficientemente amplio, como para que el autor haya empleado las palabras citadas como título del artículo.

El artículo pone de relieve una cantidad de hechos relacionados con el narcotráfico que tuvieron lugar a partir de la década de los 80; de los cuales se evidencia una complicidad entre no sólo integrantes de nuestras fuerzas armadas con los narco-traficantes, sino “la cooperación” de los más altos rangos lo que implica la participación en el negocio y de alguna manera justifica el título “Narco gobierno, narco país en Venezuela”.

Veinte años antes de los sucesos detalladamente reseñados, apenas comenzada la década de los sesenta, es decir, acabado de caer Pérez Jiménez y en relación con las dos décadas que anteceden a la narración, me llamaba poderosamente la atención que muchas veces cuando la prensa reportaba un “golpe al narcotráfico” aparecía involucrado un “exfuncionario” las más de las veces de la Guardia Nacional, lo que no me resultaba extraño, porque en ese componente descansaba la tarea relativa a puertos, aeropuertos y circulación en las carreteras, que son los sitios por donde se introducía y circulaba inicialmente la desprestigiada marihuana, que luego sería sustituida por la aristocrática cocaína, aunque lo que sí llamaba mí atención era la condición de ex-funcionario que acompañaba al implicado; y yo me decía a mí mismo que ese ex-funcionario tuvo que ser “captado” cuando todavía no era “ex” y estaba en funciones, que podían resultarle a los traficantes incómodas o cómodas, aunque la comodidad tuviera su precio.

Del tiempo de Pérez Jiménez y el manejo de ese negocio no tengo referencias vividas, porque cuando cayó me faltaban aún cinco meses completos para cumplir 17 años. De la prensa leía los deportes y lo que hablaban los mayores sobre lo que ocurría era cosa de “mayores”. De lo que antecedió a Pérez Jiménez no tengo sino las historias leídas de lo que hubo ocurrido.

De la relación entre ex y activos se puede ver tanto la ocupación de la tarea por el nuevo que sustituye al ex, como la visión desde un más alto rango de quien dirige, a quien le es imposible continuar la operación sin la participación del sustituto del ex, siéndole además doblemente costoso mantener a ambos en la operación. Sin embargo, quizá lo más atractivo para quien conduce la operación es que las miradas se distraigan viendo hacia donde no es y para esos propósitos un “exfuncionario” de cualesquiera de los componentes está mandado a hacer, para que las miradas no se dirijan hacia adentro, sino hacia afuera.

El contenido del artículo de José Antonio Ruiz es de tal modo preciso y conciso al señalar hechos y personajes que participaron en la década de los ochenta del siglo pasado en estas lides con el narcotráfico, que me induce a pensar y que me perdone el autor si me equivoco, que el objetivo es enterrar por injusto lo que se conoce como “el cartel de los soles”, porque el artículo lo anticipa a 20 años antes de la llegada de Chávez, 34 antes de la del usurpador. Si hay un símil, que en la historia siempre se dan, es algo parecido a lo ocurrido en Cuba con el narcotráfico cuando  Castro, bajo cuyo imperio no se hacía nada en Cuba sin su anuencia, procuró venderle al mundo lo impoluto de sus manos cuando no sólo ordenó fusilar al general Ochoa, sino que le hizo pedir que lo fusilaran.

Si se trata de un trabajo académico que se remontará en el pasado hasta Castro (no el cubano sino Cipriano) fundador de la nueva fuerza armada venezolana, aunque fuera Gómez quien la desarrollara, hasta los 21 años y un mes transcurridos de este siglo XXI, le ofrezco mis excusas al autor, porque vainas de viejo, uno siempre se pregunta para donde van esos tiros.

 

 

Botón volver arriba