Oswaldo Páez-Pumar: Es o no chantaje
Leo, no con sorpresa sino más bien con estupor, las declaraciones del ministro de información iraní, Mahmoud Alavi, donde señala que no son verdaderas las declaraciones, varias veces repetidas, afirmando que Irán no fabricará una bomba nuclear. Son, diríamos, interpretando lo que la declaración no expresa de manera manifiesta, “falsas promesas”, ya que el ministro revela que de no ser suprimidas las “sanciones económicas” de los Estados Unidos a la República Islámica la fabricación de la dicha bomba no está descartada, lo que explica el enriquecimiento de uranio y la adquisición en Venezuela de parte de ese uranio.
Lo que si me causa sorpresa es que el ministro, con su declaración, haya expuesto a la República Islámica a la cual debe servir al juicio que sobre tal proceder seguramente se originará en todos los países por parte de sus ciudadanos, como es este artículo mío desde Venezuela.
La revelación que ha hecho el Ministro Alavi, si yo fuera el ayatola Kamenei, suficiente sería para destituirlo del cargo porque aunque los estira y encoge en las negociaciones entre las naciones forman parte del proceso de formación de los contratos “do ut des”, ese proceso no queda plasmado en el texto del acuerdo para que sea conocido del mundo y ahora ha sido puesto al descubierto.
Si yo fuera el ayatola lo destituiría también porque le ha quitado fuerza a la “amenaza”. Porque ¿cómo habrá de interpretarse eventualmente la “supresión de las sanciones económicas” a Irán sino como una aceptación del chantaje que significa la frase “voy a fabricar una bomba nuclear”?
Aquí no se detienen los inconvenientes que se derivan de esa “confesión”, porque probado que la amenaza de la fabricación de la bomba surte efectos, mañana se puede emplear si el objetivo es exigir una reducción de los aranceles a las exportaciones iraníes a los EEUU.
Desde luego, las complicaciones políticas en el medio oriente saltan a la vista. Frente a los propios EEUU que cesen de respaldar la soberanía israelí sobre las alturas de Golán, que pueden dirigirse también directamente contra Israel.
La América Latina y Venezuela como parte de ella está vinculada por un tratado que excluye el uso de armas nucleares. ¿Acaso ese tratado proscribe a alguno de los firmantes retirarse, o enriquecer uranio? Si tuviera éxito no el retiro de Israel de las alturas de Golán, sino el respaldo americano a esa presencia, no cabría pensar que Méjico abandonara el Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares y de la América Latina cono zona libre de tales armas, para amenazar con la fabricación de una si no le devuelven Texas. Y la pregunta a los internacionalistas de mi patria: ¿La venta de uranio a Irán puesto al descubierto que es un “falsa promesa la no fabricación de una bomba nuclear” no comporta una violación al tratado de no proliferación de armas nucleares?
Es por todo eso que si yo fuera el ayatola ya habría raspado a ese ministro y lo habría desmentido. Pero no sé si esa será la reacción de un ayatola que no formando parte de la llamada civilización occidental, o judeo-cristiana, es ferviente defensor de la civilización persa de Darío, Xerxes, Ciro y que además adoptó el islamismo como religión de estado, en su versión chiita.
Caracas, 10 de febrero de 2021