EconomíaRelaciones internacionales

Oswaldo Páez-Pumar: Oigo decir que China es un peligro

 

Desde luego ese decir se refiere al hecho innegable del incremento de las relaciones comerciales con China por parte de toda nuestra América Hispana. Nada más desacertado. Desde que Deng Ziao Ping les reveló a los chinos que no importaba si el gato era blanco o negro, sino que cazara ratones, China comenzó a crecer económicamente y por supuesto una relación comercial que a través del Pacífico siempre tuvo con América no solo la hispánica, sino incluido los Estados Unidos, también comenzó a crecer; y como era de esperarse se hizo recíproca; y sin contar con datos estadísticos sobre economía, me atrevo a afirmar que, “vis a vis”, seguramente la relación económica de más volumen es esa que existe hoy, entre China y los Estados Unidos.

También, desde luego, ni Deng Ziao Ping, ni sus sucesores, unieron al cambio del enfoque económico cambio alguno en el enfoque político, el partido comunista chino se encarga de informar a esa población única, de miles de millones, que una cosa es la libertad económica, para decirlo con palabras más sencillas, la iniciativa empresarial, y otra muy distinta, la pretensión de incorporar esa libertad al mundo político. La conducción política de China sigue reservada al Partido Comunista Chino, PCCH.

No puedo afirmar que la ingenuidad que siempre se ha atribuido a los americanos, más bien a los “norteamericanos” sea el motor que ha llevado a contribuir al crecimiento de la economía china, más bien es su empeño en crecer ellos mismos lo que los lleva a la aventura. ¿Acaso no fue así con los persas intentando dominar a los griegos, o la contra de Alejandro Magno pasando por encima de Persia queriendo llegar a la India? Aquí ceso en la referencia pues no escribo sobre historia sino sobre política.

La confrontación, quizá no tanto como eso, sino la competencia entre los Estados Unidos y los que fueron los “amos del mundo”: España, “donde no se ponía el sol”, Francia con Napoleón queriendo conquistar Rusia, para que el mundo entero disfrutase luego de la Obertura 1812 que nos legó Tchaikoski; y desde luego la “Pérfida Albión” que vino a superar la arremetida “nazi” con el apoyo de los tataranietos de los “pérfidos” que habían emigrado a América, sin por ello negarle mérito al corajudo mayor de Inglaterra, Sir Winston Churchill.

China ya era la primera potencia de la humanidad cuando Marco Polo se topó con ella; y uno puede especular que su decadencia se debe a esa obra de ingeniería, que según reportan los astronautas es la única que puede verse desde las naves que llegaron a la luna y cuyos tripulantes reportaron como la única obra humana visible, “la gran muralla china”. Ese aislamiento fue su retroceso.

Ahora China aborrece el aislamiento, pero no tanto como para declararse abierta a los conceptos y criterios que forjaron esa cosa  nuestra que se llama la “civilización occidental”, para muchos -entre ellos yo- la “civilización judeo-cristiana”, a pesar de las persecuciones que los cristianos hicimos contra los judíos, como si el redentor y su madre no fueran descendientes de David; sino para vendernos esa organización política, donde solo acceden los miembros “del partido”. Y allí están el difunto Chávez, Maduro, y ese inmenso grupo de seguidores, no sé si de la doctrina o del dinero, seguramente de lo segundo, creyendo que los chinos, los rusos y hasta, no los iraníes, sino los ayatolas, vienen a liberarnos de los yanquis y no a imponernos su mandato.

 

 

Botón volver arriba