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Oswaldo Páez-Pumar: ¿Un hombre guapo?

 

Aquí entre nosotros prevalece el empleo de la palabra en el sentido de valiente, pero en otros lugares donde también se habla español se emplea más para ser aplicado a quien muestra porte de galán; y aunque esas dos características pueden y más de una vez han coincidido en una misma persona, siendo como soy venezolano jamás la he empleado en ese segundo significado. El adjetivo lo reservo para los valientes.

Es por eso que me voy a referir a Vladimir Putin como guapo. Seguramente esa condición la adquirió antes de la disolución de lo que se llamó la Unión Soviética, cuando alcanzó la distinción de autoridad suprema de la KGB, aunque es fácil tener valor, o al menos dar demostraciones de que se posee la virtud del valor, cuando por los recursos con las cuales se cuenta, especialmente los útiles para privar de la vida o de la libertad a cualquier persona se encuentran no solo al alcance, sino disponibles para quienes se creen y se muestran valientes.

Aunque pueda parecer insólito, todas las cosas que se tienen de niño o de adolescente llegado el hombre a cierta edad se añoran; y una embriaguez de felicidad envuelve a quien pueda soñar en volverlas a tener. Más que una embriaguez, la felicidad misma se siente en quienes no las vislumbran como un sueño, sino como una realidad que está al alcance de sus manos si tienen la osadía de ir tras ellas.

Sin embargo, para quien pretende alcanzarlas hay un algo indispensable, la compañía de otro que persiga hacer realidad el mismo sueño. Nada se hace solo. Vladimir Putin no carece de esa compañía puesto que allí esta Lukashenko que impera en Bielorrusia aunque no por tantos años como Putin en Rusia, pero sí por una buena porción y con un pasado compartido en la KGB. Diríamos que es el compañero ideal para la aventura y ya han sentido esa conjunción en la persecución inclemente del adversario, que desde luego para ellos no existe, pues no identifican a los seres humanos sino en términos de amigos y enemigos.

¿Se trata de una pareja con miras compartida como lo fueron Marx y Engels? Desde luego que no. ¿Acaso como Lenin y Stalin? Aunque más cercano, la comparación no procede porque estos se unieron persiguiendo “el paraíso soñado”, mientras que estos dos lo que añoran es restaurar el “paraíso perdido”. Por supuesto, solo para ellos.

Pero ahora Putin se enfrenta a un desafío cuando la vecina Ucrania, que desde luego es objetivo ruso de mucho tiempo atrás, coloca fuerzas para enfrentar la pretensión de ser subyugada por Rusia con la colaboración de Bielorrusia; y encuentra en la Comunidad Europea y en los Estados Unidos respaldo para su resistencia y la preservación de su independencia.

¿Qué dijo el guapo Putin? El primer grito de Putin fue, desde luego, el esperado. Casi dijo allí  nos enfrentaremos, puesto que habló de la movilización de su ejército;  y me atrevo a decir, que agregó “tema Europa”, pues vamos a la reconquista de los espacios perdidos.

No hay tal, la movilización de tropas rusas será, Putin dixit, hacia Venezuela y Cuba, donde  ¿no se desarrollará un enfrentamiento ni por parte de los cubanos, ni de los “ejércitos del usurpador Maduro”? ¿Habrá habido parlamento con el usurpador y con Díaz-Canel para esa penetración en el territorio de esos dos enemigos declarados de los Estados Unidos, o está sobreentendida tal posibilidad por la generosa “dádiva” de los helicópteros que aún en vida del comandante eterno se precipitaron a tierra. Yo recuerdo que Rusia cuando era la URSS y la regía Nikita y quiso, no quitar sino poner, unos “misiles” en Cuba, optó por devolverse y regresarlos a la URSS. Era Nikita un hombre que había vivido la guerra, el guapo de Putin solo la ha hablado.

Caracas, 15 de enero de 2022

 

 

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