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Oswaldo Páez-Pumar: Un juicio acertado que me confunde o me da luz

 

No sé si hago bien al no mencionar el nombre de la persona a quien voy a citar, pero lo hago con el propósito de no incentivar juicio sobre su persona, en primer lugar, porque lo estaría exponiendo ante quienes me lean, sin tener ante sí el texto completo de lo que expuso, sino la cita o citas, que son parciales; y en segundo lugar, porque el derecho a réplica diferido en el tiempo no es lo mismo que un debate cara a cara, donde la audiencia participa al mismo tiempo de la exposición de las ideas de uno y otro polemista; sino que este debate se hace por entregas.

El caso es que me encuentro con una frase, que interpreto como un juicio suyo, sobre qué es lo que motiva al usurpador Maduro a propiciar una negociación, cito: “Su búsqueda en la negociación es mejorar su posición y está dispuesto a ceder algunos elementos secundarios para eso, pero nunca entregará algo que amenace su estabilidad”. Esta frase es de una claridad meridiana y bien puedo decirle a quienes lean estas líneas, que la comparto íntegramente y que me habría gustado ser yo mismo quien la hubiese redactado.

Esto es algo que viene ocurriendo cuando todavía quien ejercía el cargo era Chávez Frías y el expresidente Carter y no Noruega era quien oficiaba en la tarea de lograr que las partes se sentaran a negociar, en la esperanza de lograr un acuerdo.

Lo que ha llamado mi atención es que el autor después de dibujarnos al usurpador, nos describe al otro actor: “Entretanto, las regionales se complican. La oposición participa multifracturada. La unidad no logra acuerdos en algunos estados claves”.

Interpreto que lo que se ve como complicado que son las regionales, es que “la oposición participe multifracturada”, que no debería ser así; y que si no hay modo de evitar que así sea, pues que al menos se logren acuerdos en “algunos estados claves”.

De lo aquí resumido deduzco que al autor le atrae como conveniente que la oposición participe en “las regionales”; y si no fuera posible de una manera general, que al menos lo haga en “algunos estados clave”, con lo cual interpreto yo que la cesión de “elementos secundarios” por parte del usurpador que “no amenazan su estabilidad”, como desde luego lo son esas elecciones regionales, deben ser tomadas por la oposición como si efectivamente fueran a amenazar la estabilidad del usurpador, aunque se tenga la certeza de que no la amenazarán.

Si el autor no quiso expresar lo que he dicho le ofrezco mis excusas y espero que me las acepte. Ciertamente expresar en pocas palabras o frases la visión que cada quien tiene de una situación tan compleja como la que vivimos los venezolanos desde hace 22 años, 7 meses y 15 días que se cumplen hoy, no es tarea sencilla y mucho menos si -por las razones que sean- el autor se siente obligado a expresar en repetidas ocasiones sus juicios sobre cómo se debe proceder, o más bien sobre cómo debe proceder la sociedad venezolana, o la oposición tan necesitada de guía.

Son varios venezolanos meritorios quienes a lo largo de estos 22 años, 7 meses y 15 días han ocupado el puesto o la condición de líderes de la oposición, sin que hasta ahora hayan logrado el objetivo, lo cual opera en un estado de decepción que acompaña a la población de modo general y en un “no sé si llamarlo desencanto” que hace cada vez más difícil la tarea de lograr el objetivo. El último de estos dirigentes de la oposición es Juan Guaidó, al igual que quienes lo precedieron con aciertos y desaciertos. Sin embargo, tuvo el acierto inicial de definir el orden en que se deben dar los pasos: 1) cese de la usurpación 2) gobierno de transición y 2) elecciones libres, por lo que pareciera que estas “elecciones regionales” deben ser posteriores al cese de la usurpación y no como concesión del usurpador que si así es, no amenaza su estabilidad.

 

 

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