Democracia y Política

Para un dictador no hay nada mejor que otro dictador

castroEl Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina desarrolló un buscador de internet con 5832 documentos y resoluciones secretas, desclasificadas, realizado por la Comisión de Relevamiento para la Recuperación de la Memoria Histórica creado mediante un acuerdo suscripto en 2011 – sin convocatoria pública – por el Canciller Héctor Timerman con el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), presidido por Horacio Verbitsky.

El objetivo publicitado fue poner al alcance del usuario documentos de la Cancillería originados en el período 1976-1983 para hacer público su funcionamiento, y el de sus funcionarios, durante el último gobierno de facto, aunque con la velada intención de desacreditar a diplomáticos de carrera. Pero como consecuencia no deseada de esta iniciativa, la finalidad de sacar a la luz la política exterior de la dictadura, para defender su accionar interno en el extranjero, aparecen también algunos cables sobre Cuba que al kirchnerismo lo deja mal parado.

Como se sabe, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner mantiene una amistosa relación con el régimen de partido único de Cuba, cuyo gobierno surgido en 1959 de una revolución armada se mantiene hasta ahora y por lo tanto le tocó relacionarse con la dictadura militar argentina entre 1976-1983. Y esa relación, entre un régimen comunista en Cuba y una dictadura supuestamente anticomunista en la Argentina, se convirtió en una alianza tácita de mutuo beneficio que ya estaba bastante documentada pero con la desclasificación de estos documentos por parte del kirchnerismo queda aún más en evidencia.

Hasta ahora, se sabía que Cuba se abstuvo de condenar a la dictadura militar argentina en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, que el gobierno de Jorge Rafael Videla le concedió un préstamo a Fidel Castro que todavía no han pagado, que compartieron el espacio del Movimiento de No Alineados (NOAL) y que el dictador cubano recibió con una abrazo al Canciller argentino Nicanor Costa Méndez apoyando la acción militar en Malvinas iniciada el 2 de abril de 1982. Incluso trascendió que los exiliados políticos argentinos en Cuba tenían que viajar a México para expresar opiniones críticas a la dictadura militar.

Un dato significativo de esta alianza fue que Argentina era el principal proveedor de granos de la Unión Soviética, pero también hubo una estrategia de la diplomacia de la dictadura militar de tejer todo tipo de acuerdos para evitar ser denunciada en organismos internacionales. Así lo reconoció el embajador Gabriel Martínez, representante argentino en Ginebra durante todo el período militar, al afirmar en una entrevista «Los cubanos siempre, siempre nos apoyaron, y nosotros los apoyamos a ellos». Martínez incluso aseguró que a través de Cuba lograba el apoyo argentino por parte del resto de los países del bloque socialista. Esta estrategia argentina se diferenció muy claramente del aislamiento internacional chileno durante la dictadura de Augusto Pinochet e incluso el NOAL apoyaba al gobierno de Videla en el conflicto limítrofe con Chile por el canal de Beagle.

A su vez, el Partido Comunista Argentino (PCA) consideraba que Videla era un militar democratizador, una paloma, y que había que apoyarlo para evitar que asumieran los sectores más pinochetistas, los halcones. El PCA incluso criticó al gobierno norteamericano de Jimmy Carter por denunciar las violaciones a los derechos humanos en la Argentina, alegando el principio de la no intervención en los asuntos internos de otros países. Pat Derian, Secretaria de Derechos Humanos de Carter fue luego condecorada por Cristina Kirchner en Nueva York por su labor de denuncia y presión a la dictadura militar argentina.

Todo lo anterior era bastante conocido para quien quisiera informarse y ser consecuente en la defensa de los derechos humanos y las políticas de Memoria, Verdad y Justicia. Pero ahora con esta desclasificación hay nuevos elementos para demostrar que para un dictador no hay nada mejor que otro dictador.

Por ejemplo, varios cables de 1977 dan cuenta de un intercambio de favores entre ambas dictaduras: Argentina apoyando a Cuba para un cargo en la Organización Mundial de la Salud y Cuba apoyando la candidatura argentina al Consejo Económico y Social de la ONU.

Otro cable secreto desde La Habana, del 21 de marzo de 1979, seguramente será más difícil de digerir para los simpatizantes argentinos de la dictadura cubana, pues brinda detalles de la invitación de Fidel Castro a Jorge Videla para asistir a la Sexta Conferencia de No Alineados.

Lo anterior demuestra el pragmatismo de la relación entre ambas dictaduras, aún sabiendo que Cuba entrenó en la Isla y financió la guerrilla argentina que fue combatida ilegalmente, primero por el gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón, y luego por el régimen militar deteniendo, torturando, matando o desapareciendo a muchos de los que aspiraban a repetir la «gesta revolucionaria» cubana en la Argentina.

En definitiva, llama la atención el nivel de hipocresía que tuvieron ambos gobiernos – en especial el de Cuba, pues dos diplomáticos suyos desaparecieron en la Argentina en ese período. Asimismo, es penoso el papel que vienen haciendo en defensa de la dictadura cubana quienes forman parte del kirchnerismo, entre ellos los que fueron directa o indirectamente víctimas del terrorismo estatal en la Argentina.

El célebre periodista inglés Robert John Cox, director del diario Buenos Aires Herald y gran héroe de la libertad de expresión y los derechos humanos durante la dictadura militar argentina, resumió esta contradicción mejor que nadie: «Creo que una de las razones que le permite a Castro seguir reprimiendo al pueblo cubano es consecuencia de lo que yo llamo ‘ceguera ideológica’. Esta enfermedad mental hace que los seres humanos puedan ignorar aquello que no quieren ver».

 

Gabriel C. Salvia es Director General del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (@CADAL). @GabrielSalvia

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