Para entender la violencia en Charlottesville
Credit Edu Bayer para The New York Times
Te presentamos un recuento de cómo se dieron los eventos de este fin de semana en Charlottesville, Virginia, donde enfrentamientos entre grupos supremacistas y personas que manifestaban en su contra resultaron en la muerte de una mujer y en señalamientos de que hubo terrorismo interno.
Riñas y un vehículo que acelera
Unos nacionalistas blancos se reunieron el sábado para participar en una marcha (“Unamos a la derecha”) en Charlottesville, y ahí se encontraron con alguna personas que protestaban en su contra, o contramanifestantes. Las provocaciones llevaron a los empujones, que se convirtieron en riñas. Alrededor de las 13:45, un automóvil se estrelló contra otro vehículo que estaba cerca de un grupo de contramanifestantes, lo que provocó que varias personas salieran volando. (La información señalaba en un inicio que el automóvil había embestido directamente al grupo de contramanifestantes).
Una persona fue asesinada: Heather D. Heyer, de 32 años, una asistente jurídica de Charlottesville que “era una apasionada defensora de los más desfavorecidos y con frecuencia llegaba hasta el llanto por las injusticias del mundo”. Aquí puedes leer, en inglés, el perfil que The New York Times escribió sobre Heyer.
También fallecieron dos policías estatales el sábado, Jay Cullen y Berke M. M. Bates, quienes estaban monitoreando las protestas desde un helicóptero; este se estrelló e incendió al momento del impacto.
Credit Ryan M. Kelly/The Daily Progress, vía Associated Press
En total, 34 personas resultaron lesionadas tras los enfrentamientos. El gobernador de Virginia, Terry McAuliffe, declaró estado de emergencia.
La policía identificó al conductor del vehículo como James Alex Fields Jr., de 20 años y originario de Ohio. Enfrenta varios cargos, entre ellos homicidio de segundo grado. Un juez le negó la fianza el lunes. Esto es lo que sabemos de Fields (en inglés).
El fiscal general Jeff Sessions calificó el ataque como terrorismo interno.
La tibia respuesta de la Casa Blanca
La tarde del sábado, el presidente Donald Trump condenó la “indignante muestra de odio, intolerancia y violencia en tantos bandos” pero, notoriamente, no destacó a los nacionalistas blancos ni a los neonazis. Dada la presión sobre exactamente a quién estaba culpando Trump, un portavoz de la Casa Blanca le dijo el sábado a los medios de comunicación: “El presidente estaba condenando el odio, la intolerancia y la violencia de todas las fuentes y todos los bandos. Hoy hubo violencia entre tanto los manifestantes como los contramanifestantes”.
El domingo, funcionarios anónimos de la Casa Blanca intentaron hacer un control de daños al declarar: “El presidente aseguró en su declaración de ayer que él condena todas las formas de violencia, intolerancia y odio. Por supuesto que eso incluye a los supremacistas blancos, neonazis, Ku Klux Klan y a todos los grupos extremistas”.
El lunes, dos días después de las manifestaciones, Trump dio nuevas declaraciones más enfáticas en las que dijo que: “el racismo es malo y quienes causan violencia en nombre de este son criminales y rufianes, incluidos la KKK, los neonazis y supremacistas blancos y otros grupos de odio que son repugnantes en cuanto a todo lo que creemos valioso como estadounidenses”. Aunque ese mismo día Trump criticó a un empresario farmacéutico negro por haber renunciado de un consejo de asesores en manufactura en protesta por la respuesta inicial del presidente a lo sucedido en Virginia.
El contexto de la violencia
En principio, la protesta del sábado fue organizada para manifestarse contra el plan de funcionarios locales de quitar la estatua de Robert E. Lee, un general importante del ejército confederado que pretendía secesionarse durante la guerra civil estadounidense, del Parque de la Emancipación en Charlottesville. Ese plan llevó a una manifestación similar en mayo, dirigida por el nacionalista blanco Richard B. Spencer, así como una marcha del Ku Klux Klan en julio. La remoción de monumentos de la Confederación también ha causado enojo en otras ciudades, como Nueva Orleans.
En reacción, tanto en Charlottesville como fuera, la gente intentaba lidiar con el que tales actitudes que se creía ya no existían fueran demostradas tan abiertamente. Fue quizás “la manifestación más visible hasta ahora de cómo ha evolucionado la extrema derecha en Estados Unidos: una coalición de grupos supremacistas de antaño y más actuales conectados por las redes sociales y envalentonados por la elección de Donald Trump”, escribieron los reporteros Richard Fausset y Alan Feuer.
Credit Steve Helber/Associated Press
Sin embargo, las fuerzas detrás de la manifestación van más allá que el descontento por la remoción de una estatua en Virginia. El extremismo de derecha, incluyendo a los nacionalistas y los supremacistas blancos, está en auge y muchos nacionalistas blancos se sienten envalentonados gracias a la elección de Trump, de acuerdo con el Southern Poverty Law Center, grupo que estudia crímenes de odio.
Charlottesville se había preparado para la manifestación, la cual fue planeada con bastante antelación. Desde el viernes en la noche marcharon varios nacionalistas blancos con antorchas; entonaron consignas antisemíticas y racistas en la Universidad de Virginia.