Paso atrás del régimen: no más paladares
El gobierno de La Habana ha suspendido la expedición de licencias para nuevos restaurantes privados
LA HABANA, Cuba.- El gobierno de La Habana ha suspendido temporalmente la expedición de licencias para nuevos restaurantes privados (paladares) en la ciudad y ha advertido a los ya existentes que cumplan con las regulaciones, de acuerdo con varios propietarios de estas empresas populares entre los turistas extranjeros.
La medida podría significar un giro en la oferta de alimentos en La Habana durante la próxima temporada turística, para la cual se esperan cifras récords en visitas de turistas americanos y europeos.
También es una nueva señal de que el gobierno comunista de Cuba no se atreve a abrirse aún más a la empresa privada. El año pasado, Cuba dio marcha atrás en una serie de reformas orientadas al mercado de la agricultura y este año se han impuesto controles de precios sobre los servicios de transporte privado.
Desde que el gobernante Raúl Castro suavizó las restricciones a las pequeñas empresas hace seis años, los restaurantes privados han florecido, especialmente en la capital donde la renta es más alta y el flujo creciente de turistas exige un mejor precio y servicio que lo que está disponible en la mayoría de los establecimientos estatales.
Hay cientos de restaurantes privados en La Habana y más de 1.700 en todo el país, según el Ministerio de Turismo.
Durante las últimas seis semanas, los propietarios de algunos de los restaurantes más conocidos han sido llamados a reuniones en las que funcionarios de la ciudad han elogiado sus contribuciones a la economía y el turismo, para luego darles una lista de las violaciones cometidas, advirtiéndoles que cesen.
“Por supuesto que ellos tienen técnicamente la razón, todos quebramos las reglas, no tenemos muchas más opciones”, dijo el propietario de uno de los restaurantes más populares de La Habana, que, al igual que otros, pidió permanecer en el anonimato por temor a represalias.
“Eran civiles y no mencionaron lo que pensaban hacer, pero se supone que una ola de inspecciones está llegando”, dijo.
Las paladares sólo podrán tener un máximo de 50 asientos y deben comprar todos sus suministros en las tiendas y mercados minoritarios estatales, a menudo en grandes cantidades, a diferencia de los competidores estatales que tienen acceso a los mercados mayoritarios y sin restricciones de asientos.
Muchos expertos dentro y fuera de Cuba consideran que la presión fiscal sobre estas pequeñas empresas es onerosa.
La lista de violaciones que los funcionarios leyeron incluye el no pago de impuestos, la compra de materiales de construcción en el mercado negro, violaciones del Código de Trabajo y tener más de 50 asientos, según dos propietarios que asistieron a las reuniones.
Otras presuntas violaciones serían administrar bares disfrazados de restaurantes y contratar entretenimiento sin usar los canales oficiales, permanecer abiertos después de las 3 a.m., molestar a los vecinos, usar fuentes dudosas de capital y comprar inmuebles de forma ilegal.
Uno de los empresarios, leyendo de sus notas, citó al presidente de la reunión: “No vamos a autorizar licencias por ahora, para que cuando lo hagamos en el futuro, estos problemas hayan sido atendidos.”
Ni el gobierno nacional ni el local respondió a una solicitud de comentarios.
Mientras, los propietarios de las paladares se están preparando para las inspecciones.
“Estamos comprobando todo, haciendo una auditoría para averiguar qué hacer si no tenemos un recibo para una pieza de equipo o, por ejemplo, cuatro botellas de licor muy caro”, dijo un propietario mientras se reunía en una oficina, ubicada en el Vedado, con su contador.
“Yo fui uno de los 20 propietarios llamados a la reunión en el Vedado, por lo que seguro somos los primeros en la lista para lo que sucede a continuación,” dijo, añadiendo que espera que una primera serie de inspecciones sea seguida por un período de menos presión, como ha sucedido en el pasado.
Estas medidas drásticas sobre las pequeñas empresas no son nuevas en Cuba, ya que el gobierno no solo permite la creación de empresas privadas, sino también trata de evitar que se vuelvan demasiado exitosas.
(Reuters)